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Mira atrás, a la primavera de 2016, cuando tomo posesión de su cargo, y observa satisfecho la evolución que ha experimentado la Universidad de Cantabria (UC) durante unos años complejos. Una institución que hoy en día transmite «una imagen sólida y de calidad»; es «referente» ... en el ámbito investigador en distintos campos; y ha logrado alcanzar una «estabilidad» en la matriculación de nuevos alumnos en medio de la crisis demográfica y de la competencia de las enseñanzas privadas. Y se muestra especialmente orgulloso de que la UC esté «cada vez más insertada» en la sociedad de Cantabria, uno de los retos que más ambicionaba. En este contexto, el rector Ángel Pazos (El Ferrol, 1956) afronta su último curso al frente de la Universidad. Al menos de la presente legislatura. No ha desvelado aún si se presentará o no a la reelección en los comicios que se celebrarán en 2020, aunque las quinielas apuntan a que sí lo hará para culminar en un segundo mandato los proyectos puestos en marcha. «El camino emprendido en estos últimos años es el correcto y merece ser continuado en el futuro», apuntó el viernes en el acto inaugural del curso académico en lo que muchos ya han interpretado como un guiño de su candidatura para intentar prorrogar su mandato.
–Inicia su último curso académico como rector de la presente legislatura, ¿con qué ambiciones?
–Con la ambición de continuar en las líneas generales de lo que han sido estos últimos tres años y medio. Como todo inicio de curso, con la preocupación de que la enseñanza sea cada vez de mayor calidad. Y en un contexto más general, con la necesidad de avanzar en un reto clave: que el Plan Estratégico 2019/2023 que aprobamos a finales del año pasado funcione a pleno rendimiento en todos sus campos, desde la formación a la empleabilidad. Los primeros meses se han dedicado a las tareas de definir indicadores, plazos, prioridades, y a partir de ahora es el primer curso completo en el que ese plan tiene que desarrollarse a pleno rendimiento. Sobre él se va a construir el futuro de la Universidad de Cantabria.
–¿La institución está hoy en día cómo la imaginó cuando tomó posesión del cargo en la primavera de 2016?
–La imagen que tiene ahora la UC es la de una institución sólida, de calidad, francamente positiva. Aquí, en España y en el extranjero. Y no lo digo como una opinión personal, lo hago por los datos que transmiten los estudios y los ranking. En estos años, hemos renovado la acreditación de todos los títulos de grado y máster, habiendo recibido ya la certificación del diseño del sistema de garantía de calidad único; nuestros investigadores han mantenido el nivel de captación de fondos anuales por encima de los 20 millones de euros... También es una universidad cada vez más insertada en Cantabria, que es lo que podía buscar hace tres años y medio. Todo esto es posible gracias al trabajo de profesores, investigadores, personal de administración y servicios y estudiantes, mucha gente que no recibe premios ni distinciones pero que se esfuerza cada día por una universidad mejor. La foto global de la UC es positiva pero, lógicamente, queremos que lo sea más y debemos seguir trabajando en este objetivo.
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–Alrededor de 1.900 nuevos alumnos han iniciado el curso. Después de años de pequeñas pero paulatinas caídas de la matriculación, en los tres últimos ejercicios la UC está resistiendo la crisis demográfica.
–Este curso empieza con la buena noticia de que estamos resistiendo bien el reto demográfico: el número de estudiantes que han ingresado por primera vez en los diversos grados es ligeramente superior al del año pasado. Y llevamos varios años de cierta estabilidad. Esto indica que hemos sido capaces de vencer esas posibles dudas del alumnado ante una mayor oferta –la implantación de universidades privadas o el impulso de la FP– o por otro tipo de situaciones. Hemos aguantado bien el tirón teniendo en cuenta la curva descendente de evolución demográfica de jóvenes de entre 18 y 24 años. Las disciplinas que clásicamente han tenido mucha demanda –Medicina, Enfermería, Magisterio...– la siguen teniendo; otras –Matemáticas, Física...– se han puesto de moda a raíz de nuevos nichos de empleo; los dobles grados llenan también todas las plazas, lo que nos indica que acertamos cuando valoramos las opciones que podíamos poner en marcha; y luego notamos algunas mejorías, como es el caso de Ingeniería Civil, en donde han repuntado las matriculaciones, que es importante.
–¿Qué mensaje manda a los nuevos alumnos que se suman este curso a la familia de la UC?
–Que confíen en la Universidad de Cantabria, que han entrado en una buena institución y que vamos a hacer un esfuerzo serio por impartirles una formación de calidad, tanto desde el punto de vista técnico, para que asuman todo el conocimiento que les permitirá desarrollar más tarde su trabajo con garantías de éxito; como desde un ángulo más integral: contribuir a formarles como personas, dotarles de sentido crítico, de valores sociales importantes como la igualdad y la solidaridad... Les digo, a ellos y a sus familias, que confíen en nosotros, y que estamos, ante la detección de cualquier problema, para intentar siempre resolverlo. No podemos fallarles.
–Han aprobado incorporar el grado de Ciencias Biomédicas a la oferta académica de la UC. ¿Podría ser ya a partir del curso próximo?
–No me atrevo aún a decir si se pondrá en marcha el próximo curso o el siguiente, el 2021/22. Una vez que se aprobó por parte de la UC, ha empezado una larga tramitación, que incluye la evaluación de la Aneca (la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), que nos puede pedir que hagamos algún cambio, lo que retrasaría el proceso; luego debe ser aprobado por el Gobierno regional, que ha sido informado en todo momento y está de acuerdo, porque es un sector que es necesario desarrollar en Cantabria para aplicar los avances de la Biología y las nuevas tecnologías al entorno de la salud. Si todos los plazos van muy bien, podría empezar el curso próximo, pero no me atrevo a afirmarlo todavía, porque no depende sólo de nosotros, así que prefiero ser cauto.
-¿Cree que ha calado entre la sociedad el mensaje de que es más fácil y rápido encontrar trabajo a través de la Formación Profesional que de unos estudios universitarios?
-Por un lado, los datos indican que el 86% de los graduados de la Universidad de Cantabria están incorporados al mercado de trabajo a los tres años de finalizar los estudios, la mayoría de ellos además en un sector relacionado con su titulación. Y por otro, la FP no es competencia, sino complemento. De hecho, las universidades españolas tenemos un tema pendiente muy importante, que es desarrollar la formación universitaria dual, que en otros países funciona muy bien. Son titulaciones universitarias pero que tienen un componente muy significativo de FP, incluyendo una parte práctica durante la cual el alumno está contratado por una empresa. Esto en ciertas titulaciones sería clave y en España, aunque hay algunos ejemplos concretos, en particular en el País Vasco, está muy poco desarrollado. Es uno de los temas sobre los que hemos estado discutiendo en mesas de trabajo nacionales, y ya hay un acuerdo de potenciar la formación universitaria dual. No veo a la FP como un antagonismo de la universidad, al contrario, lo que veo es que en algunas titulaciones tenemos que acercarnos y llegar a este tipo de soluciones complementarias. Y de hecho esto lo hemos hablado alguna vez con el Gobierno de Cantabria.
–No han cambiado las siglas del gobierno en Cantabria, de nuevo con el bipartito PRC-PSOE al frente, pero sí la persona que se encarga de la cartera de Universidades. ¿Qué le ha pedido a Pablo Zuloaga, sucesor de Eva Díaz Tezanos en esta área, para esta nueva etapa?
–Los encuentros que he mantenido hasta ahora con Zuloaga han sido completamente satisfactorios. Le he planteado que necesitamos seguir teniendo un apoyo muy significativo por parte del Gobierno de Cantabria para trabajar cada vez mejor. Y estoy convencido de que va a ser así. La pasada semana empezamos a hablar por primera vez de la partida presupuestaria del próximo año y salí de la reunión con la sensación de que Zuloaga va a hacer todo lo posible para atender nuestras necesidades. El Gobierno tiene la mejor disposición para ello, y el vicepresidente y consejero, en particular, va a intentar conseguir del Ejecutivo el máximo apoyo, sabiendo, en cualquier caso, que el escenario presupuestario está complicado.
–El Gobierno regional ha destinado en 2019 a la UCla partida más alta de la historia, más de 76 millones de euros, en la línea de la tendencia creciente de los últimos años. ¿Teme que el dinero que puede dejar de percibir Cantabria debido a la falta de Gobierno en Madrid y la inexistencia de Presupuestos Generales del Estado, unido a la ralentización económica que vuelven a atisbar los expertos, puedan afectar directamente a la financiación que recibe la UC?
–En principio, no. Sé que esta incertidumbre nacional, ahora prolongada con la convocatoria de nuevas elecciones, y los ciertos nubarrones que aparecen en el entorno socioeconómico, obviamente, pueden complicar la elaboración presupuestaria al Gobierno de Cantabria. Y entiendo que si el contexto general es complicado, el nuestro también lo será, pero no temo en este momento un especial problema. En todo caso, nosotros actuaremos como lo hemos hecho siempre: con una mezcla de responsabilidad, por un lado, de saber cuál es el entorno en el que la comunidad se puede mover, y en el otro lado de la balanza, con la defensa razonable de nuestras prioridades, que son las de servir mejor a la sociedad cántabra. Estoy seguro de que daremos con ese equilibrio, como ha sucedido en los últimos años, y de que la buena sintonía que ha habido entre el Gobierno de Cantabria y nuestra universidad durante la pasada legislatura se va a mantener.
–Más allá de las repercusiones autonómicas, ¿en qué medida la incertidumbre política nacional afecta a la UC?
–Es un tema preocupante, porque el año pasado se habían puesto en marcha comisiones de trabajo para analizar reformas de decretos concretos, incluso de la propia Ley de Universidades (LOU). Yo formo parte de la comisión que debía reformar el decreto que regula toda la ordenación de los títulos universitarios. Se ha trabajado mucho y ahora estamos en una situación que no sabemos si ese trabajo se va a culminar y qué va a pasar con él... La universidad española necesita, desde el punto de vista de la regulación a nivel estatal, que se tomen decisiones, que se apueste por ella, que se reformen leyes que se han quedado anticuadas... Me preocupa que la consecuencia práctica de este parón sean muchos meses más en los que no se aborde una reforma que es muy necesaria: de la financiación, del sistema de calidad, de algunos aspectos de gobernanza... Tiene que haber un Pacto Nacional por la Universidad, que ya va tardando mucho, y este periodo de incertidumbre política, con nuevas elecciones incluidas, lo va a retrasar una vez más, no sé si hasta el punto de quedar en el baúl de los recuerdos.
–¿Se va a presentar a la reelección como rector?
–Creo que no toca todavía responder a esta pregunta, quedan siete meses todavía para las elecciones.
–No me diga la respuesta, pero no creo que no lo haya decidido aún cuando el proceso electoral se va a desarrollar durante el curso que acaba de comenzar.
–No es el momento, en el inicio del curso, de hablar de estos temas. Debemos estar centrados en lo que es realmente importante ahora. Es obvio que en los próximos meses es una decisión que debe hacerse pública, pero ahora no.
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