Secciones
Servicios
Destacamos
Maialen Iturbide se ha dedicado durante años a procesar datos asociados al Atlas del Cambio Climático de la ONU que se dio a conocer en verano de 2021. Álvaro López lidera el desarrollo de una plataforma de computación en la nube que tendrá repercusiones en ... el aprendizaje automático ('machine learning'). Ana Quirce se decantó por los chips fotónicos: si esto le suena a chino, sepa que su trabajo será fundamental para la seguridad de las redes informáticas. Y Rocío Vilar experimenta con la materia oscura: el equipo del que forma parte ha sido capaz de transferir el conocimiento generado a una empresa como Equipos Nucleares.
Estos son solo algunos nombres de los 120 investigadores adscritos al Instituto de Física de Cantabria, el IFCA, un organismo que ha crecido exponencialmente en los últimos años y cuyos científicos se relacionan día a día con lo más lejano del cosmos para aterrizar sus estudios en la resolución de problemas diarios. Valgan dos ejemplos sanitarios para tomar el pulso de la cercanía: Alberto Arteche está inmerso en «una prometedora línea de investigación» en Física Médica para la lucha contra el cáncer, en colaboración con el servicio de Oncología Radioterápica de Valdecilla. Y Miriam Cobo se centra en la medicina de precisión (medicina 4P: predictiva, personalizada, preventiva y participativa). Hacia esas 4P van las terapias del futuro.
El instituto cayó de nuevo hace un par de semanas en el foco mediático gracias a Rafael Guzmán, recién llegado al IFCA (desde la Universidad de Florida) para encabezar desde Santander la misión Arrakish, un importante proyecto de la ESA (Agencia Europea del Espacio) sobre la materia oscura y su papel en el universo. Guzmán liderará el plan apoyado en el centro cántabro, lo que pone a la entidad en la primera división de la investigación europea, nada que extrañe a quien conozca su trayectoria de los últimos tiempos. La entidad mixta –que fue creada por el Centro Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, y la Universidad de Cantabria– lleva ya 27 años logro a logro. Sus siglas lo mismo son conocidas gracias a que sus trabajadores cartografían un rincón remoto del universo que debido a que otro descubre la estrella más lejana.
El Grupo de Computación Avanzada y e-Ciencia del IFCA coordina una iniciativa que desarrollará una plataforma de computación en la nube, para encontrar aplicaciones de Inteligencia Artificial, aprendizaje automático ('machine learning') y aprendizaje profundo ('deep learning'). El proyecto busca hacer más sencillos los servicios de la Unión Europea (UE) en la Nube Europea de Ciencia Abierta, una gran infraestructura de investigación e innovación que persigue crear un entorno virtual para que la comunidad científica pueda almacenar, gestionar y reutilizar datos para fines de investigación.
La fotónica (ciencia que estudia la luz) está siendo partícipe de una revolución similar a la de la electrónica en forma de circuitos fotónicos integrados (o chips fotónicos). Esta tecnología resulta ser compacta, debido a que los chips tienen dimensiones de unos pocos milímetros y son portátiles y eficientes. Además, son capaces de alcanzar velocidades de transmisión de datos muy altas. En un mundo cada vez más digitalizado es de crucial importancia que la información intercambiada en las redes informáticas se haga de forma segura, sin que pueda ser interceptada y se vulneren las condiciones de seguridad.
El Atlas Interactivo del Cambio Climático elaborado por el IFCA para la ONU es una nueva herramienta tecnológica que da apoyo y soporte a los informes de evaluación del cambio climático. Su gran aportación está en que permite un análisis temporal y espacial flexible de las tendencias y los cambios en las variables atmosféricas y oceánicas clave, y de los índices extremos que permiten evaluar los impactos del cambio climático en la tierra. El Instituto de Física también es uno de los cuatro centros internacionales que dan soporte al informe de la ONU a través del Data Distribution Center.
Su sede es un lugar particular, un edificio en segunda línea del campus universitario de la capital, en el que nada más entrar se ubica «el departamento de galaxias», lo que propicia que alguien ajeno se sienta pequeño de inmediato. Allí se habla un lenguaje plagado de acrónimos que lo mismo corresponden a proyectos en curso que a situaciones laborales: científicos titulares –que suelen ser catedráticos de la UC o con plaza en el CSIC que investigan desde Santander– se mezclan con la mayor parte de las nóminas, que corresponden a contratos predoctorales o postdoctorales.
En la actualidad, sus equipos están inmersos en 25 'empresas' de distinto calado y alcance. La mayor parte de la plantilla son físicos, pero la entidad también se nutre de matemáticos, ingenieros, técnicos en instrumentación y hasta de algún ambientólogo. Todos van alojando el resultado de sus investigaciones en una de las joyas de la corona: un Centro Procesador de Datos (CPD) que tiene etiqueta de 'infraestructura científica singular' (al nivel del gran tanque del Instituto de Hidráulica) por el valor de la información que contiene.
Hasta ahora, la radioterapia oncológica empleaba fotones de alta energía contra las células cancerígenas. Pero el protón se ha revelado como una partícula de mayor precisión en la destrucción de tumores y, sobre todo, con una menor toxicidad y efectos secundarios. De ahí que el IFCA esté investigando en Física Médica con Oncología Radioterápica de Valdecilla para desarrollar tecnologías dosimétricas específicas para tratamientos contra el cáncer, tanto en protonterapia tradicional como en braquiterapia. Se busca aportar valor añadido a la futura instalación del sistema de protonterapia en el hospital.
El IFCA ha sido líder en el análisis de datos que ayudan a entender el modelo estándar de física de partículas, la teoría que explica las partículas fundamentales que componen el universo y sus fuerzas. Actualmente, trabaja en dos proyectos en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN y consiguiendo transferencias tecnológicas. Por ejemplo, la creación de fibras ópticas con sensores con las que trabajan empresas como Equipos Nucleares, para medir sus contenedores de basura radiactiva. El equipo también experimenta fuera de los aceleradores buscando materia oscura de masa ligera existente en el universo.
Es uno de los últimos grandes hitos del IFCA, que ocupará durante diez años al grupo que se ha involucrado en la misión 'Arrakihs', con la que Europa aspira a avanzar en el estudio de la materia oscura y su papel en el universo. España ha logrado liderar este proyecto para la UE y el Ministerio de Ciencia e Innovación se apoyará en el instituto cántabro y en Rafael Guzmán, que estará al frente. El IFCA no solo se pondrá a la vanguardia de la investigación, también albergará los datos. En la misión participa un consorcio de centros de Suiza, el Reino Unido, Bélgica, Suecia, Austria y Estados Unidos.
La medicina de precisión (medicina 4p) es 'predictiva, personalizada, preventiva y participativa'. Con las técnicas más punteras de 'machine learning', en la entidad analizan grandes cantidades de datos heterogéneos (genómicos, bioquímicos, sociales, ...) para poder dar diagnósticos adaptados a cada paciente y encontrar tratamientos más eficaces. Ya se trabaja en un proyecto con datos de más de 3.000 personas en residencias de ancianos para establecer perfiles de riesgo asociados al covid-19. La meta es descubrir qué variables juegan un papel decisivo en el contagio y desarrollo de esta enfermedad.
«Somos una institución mediana», explica su actual director, José Manuel Gutiérrez Llorente, que cree que el secreto para el éxito está en «habernos convertido en muy interdisciplinares y trabajar en todas las escalas». De esta forma, lo que podía haber sido una debilidad (un tamaño no excesivamente grande) «ha acabado por ser una fortaleza».
Tanto, que hace cuatro años el IFCA logró una acreditación de excelencia que alcanzan «pocas unidades científicas de su dimensión» y que les hace «muy competitivos», lo que le permite producir en la misma frecuencia de onda que los grandes de sus respectivos sectores.
Hasta esa etiqueta de calidad se llegó gracias a varios afanes paralelos. De un lado, sus científicos publican más de 200 artículos de relevancia al año («somos punteros tanto por número de publicaciones como de citas»). Gutiérrez añade que sus grupos de investigación «son muy activos», también si se les pone en comparación internacional.
Al tiempo, la mitad de su presupuesto (el global es de cinco millones de euros al año) sale de convocatorias competitivas. Esto les ha hecho cosechar numerosos reconocimientos individuales, aunque Gutiérrez Llorente señala que la acreditación de excelencia que lucen engloba al resto de espaldarazos recibidos.
Estos han llegado por sus investigaciones en disciplinas muy distintas pero complementarias. Porque el instituto se ha detenido tanto en las partículas elementales como en parámetros cosmológicos pasando por la computación, la materia de las galaxias y el clima. No pasa por alto la vertiente médica y también se dedica al almacenamiento de datos. El próximo desafío europeo es uno más aunque sea muy especial: con el 'Arrakish' se quiere avanzar en el estudio de la materia oscura del universo, un fenómeno en el que se quiere profundizar ya que la materia oscura es cinco veces más abundante que la materia ordinaria.
El séptimo director del organismo –Gutiérrez Llorente sustituyó a la recordada Teresa Rodrigo– es consciente de la dificultad de traducir al ciudadano medio la repercusión de sus experimentos, pese a que difundirlos está siendo un reto constante, con iniciativas de todo tipo, para acercarse a la calle y que se palpe su utilidad. Hasta ahora han tenido gran eco social el atlas del clima y algunos proyectos de digitalización. Pero la entidad también tuvo un protagonismo destacado en la búsqueda del bosón de Higgs, una partícula fundamental para la física y uno de los grandes hitos europeos científicos de las últimas décadas, aunque investigaciones de tan alto nivel no lleguen a calar en el gran público.
«Nosotros siempre decimos que nos centramos en lo más pequeño» para llegar a entender «lo más grande», una filosofía que corre paralela a su propia estructura como institución. Gutiérrez Llorente indica que los investigadores se codean intelectualmente desde Santander con los centros mundiales de referencia en sus campos de investigación tanto en las áreas de la física de partículas, cosmología y ciencia de datos y computación. En esta última, por ejemplo, el IFCA está adherido a la red europea de computación europea en la nube gracias a «una ambición bien gestionada». Ahora toca gestionar, también, la ambiciosa misión 'Arrakihs', cuyo liderazgo ha quedado en manos españolas. Y santanderinas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.