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Acuden en grupos. De ocho en ocho, de nueve en nueve... Les van citando un día cada mes o mes y medio y les ... toman declaración. Aún no han acabado, «pero no deben quedar muchos», indican fuentes de la investigación. Son los perjudicados en el caso Novo Banco, los que se han personado ante la presunta estafa a cerca de un centenar de clientes de la oficina que la entidad tuvo en Santander. Sin ellos, sin ese paso, no se puede cerrar la larga fase de instrucción de este proceso que se inició cuando Jacobo Vidal, exempleado del banco y el primero de los investigados, se personó en el juzgado -seguramente al verse ya superado- para denunciar lo sucedido. Eso fue ahora hace cuatro años. Con las declaraciones «se vislumbra» -así lo definen- ese final de la fase de instrucción. Aunque es difícil hablar de fechas en un caso como este.
Sería cerrar una primera etapa para arrancar el proceso previo al juicio (escritos de la acusación y la defensa, validación de pruebas...). O sea, que aún falta -y esa espera puede medirse en años- para llegar incluso a eso, al juicio. Hay, en todo caso, un asunto que fuentes del caso califican como un posible «punto de inflexión». La jueza que lleva el caso determinó en su día que Novo Banco debía depositar 19 millones de euros en garantía de posibles responsabilidades futuras. La entidad, ante esta decisión, presentó un autoaval. Se avaló a sí misma, algo que la defensa de los afectados entendía como inútil si se pretende asegurar un hipotético pago (más, cuando el negocio de Novo Banco en España se vendió a otra entidad). El autoaval, finalmente (y tras una larga espera), no se aceptó como fórmula, pero Novo Banco ha recurrido este auto en apelación ante la Audiencia. Es decir, que está pendiente de resolución.
¿Por qué puede ser «absolutamente determinante» (así lo dicen algunos afectados)? Pues porque podría cambiar lo que entienden que es la estrategia del banco (que ahora mismo figura como investigado, igual que Vidal o algunos otros empleados de la antigua oficina). A su juicio, Novo Banco está tratando de dilatar el proceso todo lo posible, aprovechándose incluso de las limitaciones físicas y de personal en los juzgados para una «macrocausa» como esta. Aportando cantidades «ingentes» de documentación, presentando recursos... Haciendo cada paso más lento. Pero, si tiene que poner dinero sobre la mesa, la cosa -suponen los afectados- podría cambiar. Podrían verse obligados a dar pasos concretos.
Lo de las dificultades en el juzgado -pandemia incluida- es también un dato significativo. La jueza del caso, como informó este periódico, solicitó un refuerzo ante la magnitud de la causa (y también porque lleva otras no menos importantes). La petición recibió el visto bueno del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, pero, según fuentes del caso, el apoyo sigue sin hacerse efectivo por falta de personal.
Así las cosas, cuatro años después que el asunto explotara por los aires, muchos de los afectados que han pasado en estos meses para declarar por el juzgado hablan de «desesperación». Allí han contado, básicamente, cómo les entregaban unos supuestos extractos con lo que en teoría tenían en su cuenta y que mostraban lo bien que marchaban las inversiones. Pero estaban falseados. Para hacerse una idea, como relataron algunos en su momento, de los dos millones de euros que una familia madrileña puso en manos de Jacobo Vidal -y que aparentemente iban viento en popa- quedaron 20.000.
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