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María García del Hierro
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María García del Hierro
María García del Hierro (Santander, 1987) se convirtió en presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Cantabria el pasado 1 de julio. El cambio de ... registro no le pilló por sorpresa: como vicepresidenta en el equipo liderado por Rita de la Plaza tenía posibilidades de sustituirla si, como finalmente ocurrió, ella tomaba otro camino. Con De la Plaza rumbo al Consejo General de Farmacéuticos, García del Hierro se puso al frente de una institución que cuenta con algo más de 800 colegiados, la mayoría trabajando en oficinas de farmacia y hospitales, y la mayoría mujeres.
Miembro de la quinta generación de farmacéuticos, García del Hierro describe las oficinas como espacios «sociales» y anima a los jóvenes a «explorar» su vocación. «Lo que queremos son personas vocacionales en sus profesiones; no solo con las notas más altas, sino que verdaderamente tengan vocación. Porque ese amor te permite convertirte en un buen profesional», defiende García del Hierro no sin antes repasar otros asuntos de interés social y farmacéutico: del «suministro irregular» y en vías de reordenarse del Ozempic, a la aún incipiente inteligencia artificial (IA), pasando por el relevo profesional o las farmacias que dan servicio en los municipios rurales de Cantabria. En ellas y en las urbanas, García del Hierro cree que hay que desplegar empatía con el paciente. «A veces, esas tres o cuatro frases amables marcan la diferencia».
-¿Qué balance hace de estos seis meses de mandato?
-El aterrizaje al principio puede ser un poco forzoso [ríe], pero ha sido muy positivo porque hay una continuidad. El proyecto es común, de toda la junta, y ha seguido adelante. Y aunque lógicamente la cabeza visible es la presidenta, todos estamos detrás. Ha habido una continuidad sobre las cuestiones que se habían puesto en marcha. Todo sigue igual.
-Y de los objetivos que se marcó el equipo de Rita de la Plaza, ¿cuáles están ya cumplidos o en vías de cumplirse?
-Teníamos un interés muy fuerte en el sostenimiento de la farmacia rural. Es uno de los ejes del sistema sanitario fuera de las zonas urbanas. La sanidad tiene un elemento diferenciador respecto a otros sectores: la planificación, que determina la accesibilidad del sistema sanitario (médicos, centros de salud, consultores, servicios de urgencias y también oficinas de farmacia). La planificación es fundamental y, para tenerla, queremos fomentar la supervivencia de esos servicios en la misma línea que se tiene establecida para fijar la población en los entornos rurales. Hemos ofrecido formación presencial y online, y hemos contribuido con un programa, que ya visualizaron desde Presidencia y Sanidad, sobre servicios personalizados de dosificación y seguimiento de los medicamentos en los 39 municipios en riesgo de despoblamiento. Eso hace que a las personas mayores que no tienen un buen control de su medicación, que no tienen buena adherencia, al hacerles esa preparación junto con un servicio de seguimiento farmacoterapéutico y de atención farmacéutica, se les estabiliza. Y ese es uno de los factores que favorece la permanencia en sus domicilios; es un grano de arena.
-¿Cuántas farmacias participan?
-Dieciocho farmacias y 164 pacientes.
-También están en un programa de entrega de medicamentos.
-El programa de entrega de medicamentos hospitalarios a través de las farmacias se denomina dispensación colaborativa. Se entregan mensualmente unos 800 medicamentos, el 70% en el área rural. Es un programa de colaboración entre la farmacia hospitalaria y comunitaria en el que, si tienes un tratamiento, en vez de ir al hospital a recogerlo -en ocasiones, te puede coincidir con consulta, pero a veces no es así-, se te facilita la entrega. El paciente puede elegir la oficina de farmacia que mejor le convenga y se lo envían allí. Hay un plazo de siete días máximo. Desde la farmacia hospitalaria te siguen haciendo el seguimiento, pero te evitan tener que acudir de esa forma. Al final, se trata de facilitar la vida a las personas.
-¿Alguna botica del medio rural está en riesgo? ¿En qué situación está la farmacia rural?
-La situación es positiva, en este momento es positiva. Existen las farmacias de Viabilidad Económica Comprometida (VEC), y aquí en Cantabria hay únicamente una. Nos vemos en buena situación en comparación con otros lugares.
-Un problema que el sector pone sobre la mesa es la falta de profesionales. ¿Cómo bregan con este asunto?
-Es un mal que pasa en muchas profesiones. La falta de profesionales a todos nos preocupa. La carrera de Farmacia puede que no sea tan habitual y que no haya tantas facultades en España, y esa es otra dificultad añadida, aparte de que nuestra carrera nos da una formación muy amplia que tiene una barbaridad de salidas profesionales: podemos ir a industria, a la administración, al hospital, a la oficina de farmacia, análisis clínico... Son muchas las salidas profesionales y, a pesar del número de profesionales que salen, se diversifican.
-¿Necesita el sector el relevo generacional o está cubierto?
-Lógicamente, sí. En la pirámide generacional, al estar tan sumamente invertida, se nota que hacen falta profesionales y lo que nos gustaría es que viniera más gente a Cantabria. Es una tierra muy buena [ríe].
-¿El Colegio quiere mantener el horario rotatorio de farmacias de guardia en Santander? ¿Es un buen modelo?
-Sí, esto promueve la localización de la urgencia. Las oficinas de farmacia de guardia están para dispensar los medicamentos de urgencia. No son oficinas abiertas al público 24 horas, sino que son oficinas para la localización de un servicio en caso de urgencia. Es el modelo que funciona en toda Cantabria.
-Colegios y sindicatos dan cuenta anualmente de las agresiones a profesionales. ¿Qué ocurre en el caso de los farmacéuticos?
-Nosotros sufrimos agresiones verbales de pacientes anónimos. Cuando sufres una agresión hay un protocolo y estamos integrados en él. Pero, muchas veces, alguien te puede increpar desde el mostrador -por ejemplo, no le toca una medicación pero la quiere; o te pide un medicamento que es con receta-. Hay personas que se ponen agresivas, pero no las conocemos, no sabemos quién es, y eso son elementos que te piden rellenar en las fichas [del protocolo]. Estamos pensando en hacer un registro, aunque no tengamos los datos del paciente, para que quede constancia. Y, sobre todo, para analizar los porqués.
En este sentido, en las zonas rurales estamos contentos porque la Guardia Civil tiene los equipos Roca, que van por las farmacias para conocer y saber si está todo en orden. Es un elemento de seguridad súper valioso.
-Las farmacias suelen reportar falta de medicamentos. ¿Es un problema estructural? ¿Qué pasa con el tan de moda Ozempic?
-Por un lado, a veces esos suministros irregulares son puntuales. Habitualmente, se suele cubrir la demanda bastante bien. Es cierto que, en muchas ocasiones, el paciente no lo nota, y en otras ocasiones en las que lo ha podido notar, hay alternativa, hay otros medicamentos con su misma composición y características; es un cambio de marca y no hay problema. ¿Hay alguna falta de suministro puntual? Sí, pero como ha habido siempre.
Si me preguntas por medicamentos más específicos, [...] por la doble vertiente que tenía el Ozempic -la pérdida de peso-, ahora ya han salido al mercado otros medicamentos vinculados con esa pérdida de peso, con lo cual es previsible que, dentro de un tiempo, no tengamos esos problemas, la prescripción vaya bien encaminada, y se utilice cada cosa para lo que es. Requiere de un tiempo, pero se irá reordenando.
-Ha mencionado la vocación. ¿Qué más necesita el farmacéutico del siglo XXI?
-Lo primero es vocación de servicio y de generosidad, eso es fundamental. También hay que ser comprensivo con las personas, muy comprensivo, y hay que saber escuchar. Y aunque dentro de nuestro abanico no es lo mismo un director técnico de un laboratorio que un profesional en una oficina de farmacia, si vas a estar en contacto con el público, te tienen que gustar los pacientes, las personas. El trato con las personas es fundamental. Y para muchas es que igual tú eres la única persona con la que va a hablar en todo el día...
-¿Más en el ámbito rural?
-O en la ciudad. Quizá esa persona que acude vive sola, ha salido a hacer sus recados, quizá tú eres la única persona con la que va a hablar. Y esas tres o cuatro frases amables marcan la diferencia. Es muy importante no perder nunca de vista que la farmacia es muy social, tiene un papel en la sociedad amplísimo, y, como la red de las oficinas es muy capilar porque está muy extendida por el territorio, al final por la farmacia pasa muchísima gente y nuestro papel tiene siempre que ser el de poder ayudar.
-¿Y ha entrado ya la IA en los procedimientos de la farmacia?
-A día de hoy no ha entrado con mucha fuerza..., de momento. Es incipiente. Nos acabará ayudando de alguna forma, estoy segura, pero todavía para nosotros no juega un papel tan importante.
-El Gobierno prepara un decreto para cambiar la forma de dispensar medicamentos en las residencias de personas mayores. ¿Cómo lo valora el Colegio?
-Está en fase de borrador y lo que ahora tenemos es un criterio de prudencia. Como digo, está en fase de borrador y no sabemos cuándo saldrá a la luz.
Desde el Colegio, por supuesto, colaboramos con la Administración y agradecemos y valoramos los esfuerzos que hace. Entendemos que en la Dirección General de Farmacia tienen la carga de trabajo muy alta, y todo esfuerzo que hagan siempre lo valoramos. El Colegio, como institución oficial que es, está para colaborar totalmente con esta Dirección en cualquier elemento técnico. En ese sentido, nosotros ofrecemos todo.
-Al margen del decreto, ¿la forma en que se dispensan ahora estos medicamentos funciona? Si dependiese del Colegio, ¿se haría algún retoque o cambio?
-Es que no había normativa. Había una normativa estatal, pero muy sucinta, y todo ello requiere de un desarrollo a nivel autonómico más pormenorizado. Eso es lo que, después de muchos años, se ha decidido comenzar a hacer.
-Hay que implantar, por tanto, algún tipo de marco.
-Eso es. Legislativamente siempre se intenta establecer un pequeño marco como un elemento más de seguridad para los pacientes. Porque, lógicamente, en Sanidad lo que siempre se hace es incorporar la seguridad. Sanidad y seguridad tienen que ir entrelazados.
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