![La intrahistoria del debate del PSOE](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2025/02/13/combopsoe.jpg)
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Solo quedaban cinco minutos para arrancar el debate y todavía no estaba claro si se iba a celebrar. Eran las 11.50 horas cuando los ... representantes de la candidatura de Pedro Casares -Mario Iglesias y Roberto Pellón- y los de Pablo Zuloaga -Luis Clemente y Nieves Rioz- se metieron en un despacho de la sede socialista de la calle Vargas, en Santander, para seguir negociando con los dos miembros del Comité Organizador del Congreso que estaban allí, Noelia Cobo y Francisco Fernández Mañanes.
Mientras tanto, los periodistas en la calle esperaban el desenlace después de varios días en los que nadie en el PSOE se ponía de acuerdo sobre la fecha exacta del debate. Casares había sido el primero en proponer un cara a cara el jueves por la tarde o el viernes por la mañana, ya que sus obligaciones como diputado en el Congreso le obligaban a estar en Madrid el martes y el miércoles. Zuloaga, por su parte, se mantuvo inmóvil en hacerlo el jueves a las 12.00 h. Una fecha y una hora respaldada, después, por los integrantes del Comité Organizador, miembros activos, a la vez, de la candidatura de Zuloaga.
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A las 11.55 horas, el equipo de Casares hizo ese último intento por aplazar la cita, tratada como un momento clave de la campaña electoral pese a que, al mismo tiempo, todos coinciden en que apenas decide algún voto de los 2.700 militantes llamados a las urnas el próximo domingo. Sin embargo, Noelia Cobo, mano derecha de Zuloaga y coordinadora general del Comité Organizador, se negó a retrasar el debate, que ya había sido convocado oficialmente el día anterior.
Para ese momento, Casares ya sabía que se presentaría al cara a cara aunque no lograsen aplazarlo. El candidato apareció pocos minutos antes de las doce con una abultada carpeta bajo su brazo. «Me hubiera gustado poder prepararlo algo más. Llevo dos días de trabajo intenso en el Congreso, pero aquí estoy por respeto a la militancia», dijo a los periodistas en la calle, quienes tuvieron que quedarse allí sin poder asistir al debate en directo -solo se pudo seguir a través de redes sociales- por decisión, de nuevo, del Comité Organizador, pese a que el equipo de Casares intentó, sin éxito, que sí pudieran asistir.
Tampoco pudo entrar a verlo José Manuel Sánchez, un militante de Revilla de Camargo, afiliado socialista desde hace cuarenta años, que ayer cogió un autobús desde su pueblo con el único objetivo de poder ver a los candidatos confrontar en directo. Pero no le dejaron acceder y tuvo que volverse al autobús sin poder entrar siquiera en la sede de su partido.
Con el diputado nacional ya dentro, Zuloaga apareció cuando solo quedaba un minuto para las doce del mediodía. «Vengo convocado por la organización del Congreso y por respeto a la militancia. Debatiremos con normalidad y con salud democrática», explicó.
Apenas unos minutos después, ambos aspirantes se colocaron frente a las cámaras para comenzar un debate moderado por la periodista de El Diario Montañés Pilar González. La incertidumbre había terminado para dejar paso a la tensión, la crítica y los reproches entre ambos, que no llegaron a mirarse a la cara en ningún momento. Lo más cerca que estuvieron del contacto estos dos antiguos amigos, compañeros de Juventudes Socialistas e impulsores de Pedro Sánchez en Cantabria fue un frío apretón de manos, ya al final, que ejemplificó la ruptura que existe en un PSOE partido por la mitad. Y que, casi con toda seguridad, seguirá roto gane quien gane el domingo.
De hecho, la temperatura del debate reflejó fielmente esa herida abierta en el socialismo cántabro. Más allá de las pocas propuestas para mejorar la gestión y la organización del partido, los dos candidatos se acusaron mutuamente de perjudicar al PSOE. Cada uno por razones distintas, pero que desembocaban en la misma consecuencia: la salida del PSOE del Gobierno de Cantabria y de varios ayuntamientos tras las elecciones.
Los reproches llegaron, incluso, al ámbito personal cuando Pablo Zuloaga recriminó a Pedro Casares tener amistades en la derecha y en el PP. «Yo tengo muchos amigos, para tomar copas tengo compañeros del PSOE. No me voy a compadrear con gente del PP ni en bares ni en discotecas», le dijo. El diputado nacional, por su lado, fue muy insistente en llamar «mentiroso» a Zuloaga, tanto por sus análisis electorales como en sus acusaciones de que prefiere estar en Madrid antes que en Cantabria.
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Ana del Castillo
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