Una investigación del Idival identifica «el gen que nos permite vivir al sol»
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El científico Alberto Gandarillas lidera este estudio que abre nuevas vías en el cáncer epidermoide, que causa en España unos 12.000 fallecimientos al añoSecciones
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El científico Alberto Gandarillas lidera este estudio que abre nuevas vías en el cáncer epidermoide, que causa en España unos 12.000 fallecimientos al año«Hemos descubierto el gen que nos permite vivir al sol». Alberto Gandarillas es el investigador del Idival que está detrás del hallazgo que acaba de publicar la revista Cell Death & Differentiation, del grupo Nature, en colaboración con científicos del Centro Nacional de Investigaciones ... Oncológicas (CNIO), en el que por primera vez se identifica «el mecanismo molecular que hace que las células de epitelios epidermoides, como la piel, no mueran frente a agentes carcinógenos, caso de la luz solar», pero aplicable también al alcohol y al tabaco. ¿Cómo sobreviven esas células? La respuesta a esa pregunta es la clave de esta investigación, tras el éxito en el experimento con ratones, a los que se inactivó esa protección y, en consecuencia, las células murieron.
«Los resultados de este estudio tienen directa aplicación en cáncer epidermoide -aquellos que afectan a tejidos escamosos, como piel, garganta, boca, esófago, tráquea, pulmón...-, que es la segunda neoplasia más frecuente y una de las principales causas de muerte por cáncer, a menudo agresivo y de mal tratamiento». En España causa unas 12.000 muertes al año. «Esta investigación aporta nuevas vías de pronóstico (ensayos in vitro de explantes tumorales, nuevos biomarcadores) y de terapia (nuevas dianas celulares)», subraya Alberto Gandarillas, que se muestra «muy preocupado por los recortes en personal del Idival».
Para entender el impacto del descubrimiento hay que partir de la base de que las células de la epidermis de la piel están expuestas continuamente a la radiación del sol, lo que causa un daño continuo en el ADN, en los genes. «Es importante señalar que aunque no haya quemadura o rojez, el sol causa un daño continuo en la piel. Una respuesta celular muy conocida al daño genético es la apoptosis o muerte celular. Esto se utiliza mucho en terapias antitumorales», explica el investigador. Por ejemplo, la radioterapia siempre se ha asumido que elimina las células tumorales por apoptosis (las mata). Sin embargo, las células de la epidermis no mueren en respuesta al efecto cotidiano del sol (ante las quemaduras, sí). «Si fuera así no tendríamos piel», apostilla.
En un estudio anterior, también del grupo de 'Ciclo celular, células madre y cáncer' del Idival, «encontramos una respuesta que no se conocía de las células de la piel frente al daño genético (causado por alteraciones oncogénicas o por la luz UV). Gracias a esta respuesta las células maduran, estratifican y se descaman, se despegan de la superficie de la piel, el fenómeno del pelado». Pero el pelado con el sol «no es apoptosis, ni tampoco necrosis o quemadura», aclara Gandarillas. «Después hemos demostrado que esta respuesta también se da en células de la boca y la garganta, que también están continuamente expuestas a carcinógenos, como tabaco y alcohol. También vimos que esta regulación pasa por el control de la mitosis, la división celular».
Lo que no se entendía -continúa- es cómo o por qué las células de estos epitelios escapan de la muerte y consiguen mantener el tejido. «Todo esto es importante no solo por la comprensión de cómo funcionan nuestros tejidos, sino también porque nos muestran las rutas que se alteran en el cáncer». Para buscar respuestas «lo que hicimos fue eliminar tres genes que controlan pasos secuenciales de la mitosis en ratones y estudiar los efectos en esos tejidos. La eliminación de moléculas necesarias para los primeros pasos de la mitosis (Cdk1 y Plk1), hacía que la piel madurara completamente. Sin embargo, la eliminación del último paso de la mitosis (CDC20), la separación de los cromosomas, hizo que las células de la piel y la boca murieran por apoptosis».
El científico concluye que «estos hallazgos demuestran que las moléculas que controlan la división celular, que toman la decisión de las células para multiplicarse o para madurar, protegen a las células epiteliales de la piel, de la boca y del cuello, de la muerte frente al daño genético continuado». Y esto es lo que permite la existencia de estos tejidos, su renovación y su función, a pesar de estar expuestos a mutágenos como el sol de forma crónica.
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