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El techo de policromos de Altamira -los famosos bisontes- ha alcanzado tal fama como icono del arte paleolítico mundial, que transcurridos 156 años desde que la cavidad fue descubierta por Marcelino Sanz de Sautuola, no se habían estudiado con detenimiento otras representaciones artísticas, más ... antiguas, que también han sobrevivido al tiempo en las paredes de caliza del subsuelo de Santillana del Mar. «Son 23 nuevas representaciones artísticas, entre grabados y figuras, que hemos podido documentar», explica Pilar Fatás, responsable de la Neocueva y codirectora del estudio realizado en coordinación con el equipo de Marcos García Díez, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). La investigación, titulada 'El primer arte de la Humanidad, la cueva de Altamira', se publica en el número XXIX de la revista del Instituto de Prehistoria y Arqueología 'Sautuola', que se presentó ayer en el Museo de Prehistoria de Cantabria (Mupac).
«Coincide ahora que las técnicas de investigación han avanzado mucho, que el equipo investigador del Museo ha crecido (cuenta con seis expertos en plantilla) y que tenemos mucha más información de los tiempos en que podemos permanecer en la cavidad sin causar un trastorno a la conservación», explica Fatás.
Las representaciones descubiertas se encuentran en el conocido como sector 5 de la cueva. El mismo lugar donde a comienzos del pasado siglo ya trabajó el investigador francés Breuil Obermaier. «Es una pared de 28 metros donde hemos documentado 33 representaciones artísticas, 23 de las cuales son nuevas: con grabados de animales y otras marcas negras y rojas», detalla Fatás. Han podido documentar seis ciervos, tres ciervas, un caballo y otros cuatro animales indeterminados. «Estos últimos tienen extremidades duplicadas, por ejemplo, lo que se puede deber a una corrección en el diseño o a que detrás de su representación había manos inexpertas», concreta la directora del Museo de Altamira.
Es imposible datar este tipo de arte porque son grabados, pero se pueden encontrar correlaciones estilísticas que llevan a los investigadores a pensar que alguna figura, como un caballo, pertenece al Gravetiense -en torno a 30.000 años de antigüedad-. «También hay un ciervo y una cierva que podrían ser del Magdaleniense -19.000 años-». Son representaciones más antiguas que los bisontes.
Todos estos detalles se dieron a conocer ayer en el acto de presentación del nuevo número de la revista 'Sautuola', que se celebró en el salón de actos del Mupac con la presencia de la propia Fatás y otros investigadores del Museo de Altamira, entre ellos Alfredo Prada, uno de los autores del estudio. Todos estuvieron acompañados por Eusebio Dohijo, director de la revista, quien también habló de otros artículos que acompañan este número XXIX.
Investigaciones que tienen que ver con testimonios dunares del final del Pleistoceno superior en el Tigris (Sahara occidental); o el análisis de los vestigios de la edad de hierro en Peñales (Olloniego, Oviedo), entre otros. La revista se fundó en el 1962 y se publica anualmente y tiene carácter divulgativo.
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