Investigan a un hombre de 63 años por quemar tres fincas en Santiurde de Toranzo en febrero

La rápida actuación y las labores de extinción por parte de los Bomberos y Agentes del Medio Natural en ese mismo momento consiguieron atajar las llamas y evitar que el fuego se expandiera a la masa forestal que rodeaba a las fincas. Los hechos se trasladaron al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, que realizó una inspección técnico ocular en los terrenos y encontró los tres focos. Por los indicios e indagaciones, se supone que el incendio se produjo de manera intencionada para realizar una limpieza en esos terrenos, aunque se llevó a cabo durante una jornada en la que estaban prohibidas las quemas. Según la Guardia Civil, si el fuego no se hubiera detectado al principio, el incendio hubiera afectado a «muchas más masa forestal».

Esta es una situación ya habitual que se repite año tras año con el arranque de la temporada alta de fuegos en la región, que comienza en primavera, sobremanera entre febrero y abril en los días en los que el viento sur sopla con más fuerza. Así ha ocurrido este último fin de semana, con hasta 78 fuegos de los más de 90 provocados en lo que va de abril y con un un reguero de daños material, entre ellos en una estabulación en Alfoz de Lloredo y en el camping de Sopeña.

No es fácil encontrar 'in fraganti' a los pirómanos que arrasan los montes cántabros, así que al Gobierno regional no le queda otra en la mayoría de las ocasiones que abrir bien los ojos y tratar de actuar rápidamente para apagarlos. Pero en los últimos años ha iniciado un trabajo de refuerzo de las medidas de prevención y detección de posibles sospechosos en colaboración con otras instituciones, especialmente los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Y este plan ha surtido efecto, al menos en parte. Cada vez son más habituales las investigaciones y detenciones por este tipo de delitos. Esta labor conjunta va dando poco a poco sus frutos, aunque de manera más lenta de lo que a ambas instituciones les gustaría. Primero deben localizar al incendiario, investigarlo y poner el caso a disposición de la Justicia. Rara vez los encuentran con las manos en la masa.

Según los datos del Instituto Cántabro de Estadística (Icane) y de los ministerios de Justicia e Interior, Cantabria sufrió un total de 9.045 incendios forestales desde 2004 y hasta 2022, con un total de 51 personas condenadas. Otra cifra: en la región se ha detenido a un total de 15 pirómanos e investigado a otros 33 entre 2010 y 2023.

El problema es que el número de investigados y detenidos no siempre se traduce en condenas judiciales, que además, cuando se producen, no suelen ser especialmente duras. Una de las más recientes fue la dictada por el Juzgado de lo Penal número 4 de Santander, que en abril del año pasado impuso seis meses de cárcel y 120 euros de multa a un hombre que provocó un incendio en las localidades de Fresno del Río y Aradillos, en el municipio de Campoo de Enmedio. Al no tener antecedentes, como sucede en la mayoría de los casos, en las penas de hasta dos años de privación de libertad no se ejecuta la obligación de entrar en prisión.

También es bastante reciente la detención de una pareja, un hombre de 30 y una mujer de 24, en octubre de 2023 por haber causado once fuegos intencionados en Polaciones y Tudanca, que afectaron a 446 hectáreas de bosque, arbustos y matorrales.

📲 Sigue el canal de El Diario Montañés en WhatsApp para no perderte las noticias más destacadas del día.