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En su despacho. María Sánchez, en el lugar de trabajo que ha ocupado hasta su dimisión. Javier Cotera
La jefa de las cifras que se quedó sola

La jefa de las cifras que se quedó sola

Sin apoyos. Rigurosa con los números y verso libre en decisiones y declaraciones, le pusieron la cruz en el PRC y se quedó sin defensa entre los socialistas

Álvaro Machín

Santander

Martes, 12 de abril 2022, 07:14

María Sánchez Ruiz (Suances, 1978) es posiblemente la que mejor sabe contar del ala socialista del Gobierno. Con lo que no contaba esta experta en números era con quedarse sola. Técnicamente reconocida y rigurosa hasta el extremo, ha pagado caro un carácter independiente que le llevó a actuar por libre en muchas ocasiones. Y eso, en política -incluso cuando el tiempo te da la razón- es una señal con una flecha marcando la puerta de salida. Los consejeros regionalistas le pusieron la cruz con sus declaraciones sobre los riesgos con los fondos europeos. Y en el PSOE tampoco echaron el resto en su defensa. Enfrentada al que fuera uno de sus buenos amigos en el partido socialista, el también dimitido Miguel Rodríguez, su anuncio por libre de rebaja del IRPF la pasada semana dejó la cuenta a cero. La cuenta de apoyos.

Diplomada en Ciencias Empresariales por la Universidad de Cantabria y Licenciada en Economía por la Universidad de León -según consta en el portal de Transparencia-, pertenece al Cuerpo Superior de Inspectores de Finanzas del Gobierno de Cantabria desde 2006. Ha sido Interventora Delegada, directora general de Economía y Asuntos Europeos y diputada en el Parlamento (dimitió tras ser nombrada consejera de Economía y Hacienda el 8 de julio de 2019). De su gestión destaca, por ejemplo, la reducción de los tiempos en el pago a proveedores y las 'broncas' motivadas por la «obsesión» -así lo cuentan- por cumplir con la ejecución presupuestaria. Muy meticulosa.

A esto hay que sumar que fue ganando peso en el partido de la mano de Zuloaga y que formó parte del equipo negociador socialista para el pacto de Gobierno. Y precisamente en estos dos ámbitos se fue quedando fuera del corrillo en los últimos meses. Cuentan en el PSOE que en el Congreso regional de diciembre aspiraba a algo más y que, al final, casi no salía en la foto. Perfil bajo. Luego, en una entrevista en El Diario, llegó el tirón de orejas a las consejerías al ver peligrar los fondos europeos. El día del acto del Aniversario del Estatuto, a los regionalistas les salían serpientes por la boca -como en las viñetas- al hablar del asunto. Precisamente la que ahora ocupará su puesto, Ana Belén Álvarez (convertida en el rostro amable del socialismo), salió al paso. Más que para defender las palabras de su compañera, para quitar hierro a lo que decía.

Inspectora de Finanzas desde 2006, antes de ser consejera fue directora general de Economía

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Su buena relación con Miguel Rodríguez acabó en mensajes cruzados con aire de reproche

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Ese día ya se vio incómodo al todavía responsable de Sanidad. Sánchez habló de la protonterapia. De riesgos. Terreno peligroso. Tocó fibra sensible entre dos consejeros que, en lo personal, se habían apoyado durante la pandemia (el día que Rodríguez tuvo que lidiar con un grupo de alcaldes en una tensa reunión en Valdecilla sólo la consejera de Economía estuvo a su lado). La cosa fue a peor. El exconsejero se marchó hace un mes reconociendo diferencias de criterio con su compañera de gabinete. Con la boca pequeña, reproches grandes. Y Sánchez, a la que dejaron fuera de las ruedas de prensa como portavoz del Ejecutivo, no perdió la ocasión de mandar recados como respuesta cuando pudo (a Rodríguez y también a Marcano).

En el Consejo de Gobierno del jueves da la sensación de que la estaban esperando. Sobre todo, desde el ala regionalista. La relación con Paula Fernández no era para enmarcar (eso no es nuevo) y en la agenda también estaban apuntados choques con el presidente de la Federación de Municipios (Pablo Diestro, del PRC) a vueltas con la exención en el canon del agua (la consejera no dio el visto bueno y los regionalistas lo metieron vía enmienda presupuestaria). Cuentan que Revilla reprochó a Sánchez su anuncio del IRPF. Por libre, según el presidente. Y no hubo defensa socialista. «No es una buena medida para garantizar la prestación de servicios que venimos haciendo». Eso dijo ayer Pablo Zuloaga.

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