![En La Magdalena. Antes de 1920, con su padre el rey Alfonso XIII y sus hermanos Alfonso, Jaime, Gonzalo, Beatriz y Cristina, en una de las terrazas de la residencia de verano en Santander.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201804/07/media/cortadas/33346671-krkH--624x670@Diario%20Montanes.jpg)
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Don Juan de Borbón, conde de Barcelona, abuelo del Rey Felipe VI, pasó toda su infancia y adolescencia veraniega en el Palacio de la Magdalena de Santander, con sus padres, los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. En Santander, así lo recordó la reina Victoria Eugenia, nieta menor de la reina Victoria de Gran Bretaña, «todos éramos felices y más libres que en Madrid». Y en Santander dicen que nació el amor por el mar que siempre acompañó a don Juan de Borbón. Cuando se acaban de cumplir los 25 años del fallecimiento del padre del rey Juan Carlos, volver la vista atrás en la biografía del conde de Barcelona pasa por el recuerdo de los numerosas actos que vivió en Santander y Cantabria
Don Juan disfrutó del verano en Santander hasta el año 1930. Al año siguiente, el 15 de abril, abandonó España tras la proclamación de la II República. Siempre tuvo relación con Santander, pues estuvo en sus recuerdos y fue propietario del palacio y península de La Magdalena por herencia de su padre, y que en 1977 vendió al Ayuntamiento por 150 millones de pesetas. Don Juan volvió a pisar el palacio de sus veraneos infantiles en 1980, acompañado de su esposa doña María de Borbón. Recorrió el palacio y las principales estancias, acompañado del rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Raúl Morodo. Como publicó El Diario Montañés en su edición del martes 29 de julio de 1980, «sus Altezas Reales visitaron durante dos horas el Palacio», se interesaron por los cursos que allí se impartían, firmaron en el libro de honor de la institución académica y fueron obsequiados con fotografías antiguas «de un tiempo que a don Juan le emocionó recordar». Los condes de Barcelona fueron huéspedes de Emilio Botín.
Volvió don Juan seis años después, el día 20 de octubre de 1988, para recibir el título de Alcalde Honorario de la ciudad, de manos del primer edil, Manuel Huerta Castillo. Al recoger el bastón demando de alcalde, don Juan recordó que «el 4 de agosto de 1913, cuando apenas tenía dos meses de edad, llegué por primera vez al Palacio de la Magdalena, donde permanecí hasta primeros de octubre».
En el mismo viaje de 1988 fue investido Doctor Honoris Causa en Ciencias del Mar por la Universidad de Cantabria y en 1993, siendo presidente Juan Hormaechea, Cantabria le concedió su Medalla de Oro «en agradecimiento a su afecto y vinculación a nuestra región». Santander, en 1995, le dedicó una calle, la que recorre el recinto de La Magdalena hasta las caballerizas.
En la Universidad, don Juan recordó su niñez santanderina: «Entre los primeros paisajes de mi infancia está el que se ve desde la Península de la Magdalena, la mar abierta, el océano... el faro de Mouro. Quizás me llamaron tempranamente y suscitaron en mi la vocación de marino. Santander era mi ventana abierta desde la que era muy difícil no sentir la incitación marinera...».
En el funeral celebrado el pasado lunes en El Escorial en memoria de don Juan coofició quien fuera su capellán y hoy lo es de la Familia Real Española, el sacerdote cántabro Serafín Sedano, natural de Ruijas (Valderredible).
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