Los jueces endurecen las condiciones para matar lobos

La decisión, sin precedentes, parte de una petición de los ecologistas a la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJC, a la que había solicitado, más concretamente, «la paralización de la actividad administrativa de control letal del lobo, suspendiendo su caza/abatimiento en batidas ordinarias, extraordinarias y aguardos/esperas, bien en todas estas modalidades, bien en cualquiera de ellas o, subsidiariamente, en el caso de no admitir las anteriores, ordenando la suspensión de la caza/abatimiento del lobo sin autorización escrita».

A esto último, la suspensión de la caza/abatimiento sin autorización escrita, ha accedido el tribunal, que por contra rechaza la adopción de las medidas primeras.

«En ocasiones, las menos, cuando se producen daños por ataques, la Guardería de Montes nos solicita intervenir para dar caza a un lobo y le damos una autorización verbal para evitar dos días de tramitación mientras realizan una vigilancia, pero son hechos muy puntuales, porque en el 90% de los casos el abatimiento se produce después de una autorización escrita», explica el director general de Medio Natural, Antonio Lucio.

A partir de ahora, y hasta que los jueces no se pronuncien sobre el 'problema de los lobos en Cantabria', esta forma de maniobrar ya no podrá producirse.

Ello para disgusto de la Consejería, que se oponía a la concesión de esta batería de medidas al entender que los argumentos de los conservacionistas para solicitarlas a los tribunales no se ajustan a la realidad, «porque la caza del lobo en Cantabria es excepcional».

Y ello para satisfacción de Ecologistas en Acción, contentos a medias «porque no se han incorporado todas las medidas cautelares que habíamos solicitado», recordaba ayer su portavoz, Florencio Enríquez, que ya ha anunciado que va a recurrir el auto judicial.

«Es sin duda un paso importante, porque nos encontramos ante la primera decisión judicial que ordena no matar lobos en unas determinadas circunstancias en Cantabria, pero creemos que esas medidas deben ir todavía mucho más allá», subraya Enríquez.