La jueza cita para septiembre al imputado por la sumisión química a una joven en Santander

La mujer acudió junto a un compañero a una fiesta celebrada en la ciudad la noche del 14 de junio, en la que habría consumido una única bebida (un ron con Coca-Cola), pese a lo cual experimentó una 'laguna' de siete horas hasta que se despertó desnuda en su habitación, con dolor vaginal y marcas en las muñecas «como de haber sido sujetada».

Así lo expuso en la denuncia interpuesta el pasado día 20 ante la Policía Nacional de Zaragoza, que recogió el diario 'El País'. En ella relataba que sobre las ocho de la mañana escuchó la puerta de su habitación cerrarse y que una persona desconocida había salido del cuarto.

A su regreso a la ciudad aragonesa, la joven se sometió a diferentes pruebas que dieron positivo por consumo de cocaína y benzodiacepinas, por lo que acudió a Urgencias del Hospital Clínico para realizarse las pruebas médicas pertinentes. La mujer (según indica el periódico) asegura que no consumió esas sustancias ni voluntaria ni conscientemente.

En ese momento, se activó el protocolo de violencia sexual que movilizó a un forense y Policía Nacional, quedando el caso en manos de la Unidad de Atención a la Familia y la Mujer (UFAM) de Zaragoza, que mantiene abierta la investigación mientras sigue recabando testimonios y pruebas de lo sucedido y está en contacto con el juzgado.

Además del supuesto agresor, al que la instructora ha impuesto una orden de alejamiento de 200 metros y la prohibición de comunicarse con la denunciante, el día 11 de septiembre también están citados para prestar declaración (en principio por videoconferencia) la denunciante y los testigos del caso, tres trabajadores del hotel donde tuvieron lugar los hechos que denuncia la chica y otras tres personas. Todos ellos ya han prestado declaración ante la Policía Nacional. En el caso de la denunciante lo ha hecho en varias ocasiones puesto que ha acudido a ampliar la denuncia inicial al ir recordando más cosas sobre el día de autos con el transcurrir de los días.

«Al principio estaba algo mejor, pero ahora está fatal. Los expertos comentan que es algo habitual en estos casos. Conforme pasan los días va recordando cosas y por eso hizo una ampliación de su denuncia», apuntan fuentes cercanas a la chica, a la que diversos medios de comunicación a nivel nacional le han propuesto una entrevista, si bien por el momento ha declinado la invitación.

Al margen de la causa penal abierta en Santander, por ser el lugar en el que tuvieron lugar los supuestos hechos que denuncia la joven, hay otra causa laboral como consecuencia de su despido de la empresa en la que trabajaba.

Después de denunciar lo que había pasado ante la Policía Nacional, la joven, junto a un compañero de trabajo, le informó de los hechos al gerente de su oficina y este le transmitió que esas cosas «no le gustan» al grupo inmobiliario. Al día siguiente recibió una carta de despido.

Según la información trasladada por el abogado de la chica, en una primera carta de despido, la franquicia de Tecnocasa donde trabajaba alegaba motivos económicos para tomar esta decisión y días después rectificó y argumentó causas disciplinarias, como haber roto una taza, tirado revistas o haber intercambiado información entre su teléfono personal y el de empresa. Además, también despidieron a su compañero y testigo de lo sucedido aquella noche.

«Es un despido nulo como una casa, la van a tener que readmitir y vamos a pedir una indemnización por daños morales», apunta su letrado, que también ha denunciado los hechos ante la Inspección de Trabajo al considerar que lo ocurrido ha tenido lugar en el ámbito laboral puesto que la chica se encontraba en una convención de la empresa en la que trabajaba.