![Julio y agosto acumulan ya más de un millar de denuncias por botellón](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202008/24/media/cortadas/botellon04-kDDC--1248x830@Diario%20Montanes.jpg)
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Los horarios de la hostelería, la obligación de usar mascarilla o la prohibición de fumar en la calle y en la playa. La crisis sanitaria ... del coronavirus ha cambiado muchos aspectos del día a día. Ahora, antes de salir de casa, una de las cosas imprescindibles que hay que asegurarse de llevar encima es la mascarilla. Eso o volver a casa. Ya fuera, cuidar la distancia con el resto de la gente. Todas estas normativas que han entrado en vigor según evolucionaba la pandemia se han añadido a la lista de denuncias habituales que la Policía Local, Guardia Civil y Policía Nacional interponen cada semana. Otro verano estarían pendientes de controlar las fiestas, pero en este 2020 eso ha cambiado por mantener a raya las celebraciones en viviendas, los aforos de las terrazas y las aglomeraciones en las vías urbanas tras el cierre del ocio nocturno. Un primer dato para hacerse una idea, más de mil multas por el botellón hasta el pasado jueves (día 20).
Les ha tocado adaptar sus actuaciones a las nuevas resoluciones. Al contexto sanitario. Obtener una suma total de las sanciones es complicado, pero en la recta final de agosto es posible aproximar un balance. Según los datos aportados por la Guardia Civil, sólo en tres de los cuatro fines de semana de julio, se interpusieron un total de 141 denuncias por consumo de alcohol en la vía pública. Y otras 104 por no llevar mascarilla. Por su parte, la consulta de El Diario Montañés a las Policías locales de los municipios turísticos deja más de 1.100 multas por botellón y 1.600 por no utilizar la mascarilla hasta el jueves pasado.
Es un recopilatorio de medidas y sanciones. El 15 de julio comenzó la obligación de llevar mascarilla en todo momento. Diez días después, el 25, arrancó el horario límite impuesto al ocio nocturno. A las dos de la madrugada todos los establecimientos debían estar cerrados. Y el pasado lunes, 17 de agosto, esa hora pasó a ser la una de la madrugada para bares y restaurantes, y el cierre definitivo para los pubs, bares especiales y whiskerías de Cantabria. En la misma resolución se incluyó también la prohibición de fumar en la calle y en la playa. Salvo esto último -por ahora-, el resto ha dejado un reguero de sanciones.
FUMAR EN LA CALLE
MULTAS
Ahora, las multas. Durante el mes de julio, la Policía Local de Santander puso 328 denuncias por consumir alcohol en la vía pública. El 90% de esas sanciones totales se reparte entre los fines de semana que tuvo el mes (acumulan en total 256). Durante el primero se formularon 60, pero la palma se la llevó el último de julio con hasta 120 denuncias por botellón. Este mes, antes de este fin de semana, ya se han interpuesto otras 178. De ellas, 81 durante el fin de semana pasado.
El botellón es una práctica ilegal -lo era antes de que el covid-19 llegara y, por supuesto, lo es también ahora-, aunque no siempre se ha perseguido igual. En el contexto de crisis sanitaria actual, la preocupación -y la presión- aumenta. Sanidad recomienda limitar el número de contactos y reunirse con poca gente. Por eso los vídeos en redes sociales de grupos grandes de chavales, juntos, bebiendo y con poco cuidado, alertan a los vecinos y a las autoridades. Ya no por las molestias y el ruido (que también), sino por el miedo a un rebrote que aumente la lista de contagiados (y también por las quejas de los hosteleros que deben cerrar).
No solo en la capital. También en otros municipios, sobre todo los más turísticos, el botellón es uno de los mayores quebraderos de cabeza. Un problema acentuado por la falta de personal que denuncian en la mayoría de los municipios donde la falta de efectivos no les permite ni siquiera tener un turno de noche para controlar esta práctica. En algunos casos, como en Marina de Cudeyo, han puesto en marcha incluso un servicio especial para intentar frenarla.
Entre julio y la parte de agosto sobre la que hay datos, desde que comenzara el desconfinamiento, en Torrelavega se han disuelto 18 botellones, lo que se tradujo en 25 denuncias. Y la nueva limitación de horario para la hostelería que hoy cumple una semana en vigor ya se estrenó en los primeros días. Concretamente, una denuncia que se suma a otras 12 sanciones por incumplir el anterior horario de cierre de las dos de la mañana. Pedro Pérez Noriega, concejal de Seguridad del Consistorio, insiste en que «el ciudadano es responsable». Allí han hecho una apuesta por «la concienciación», y el cumplimiento, dicen, está siendo generalizado.
Si volvemos al consumo de alcohol en la vía pública, el municipio que acumula un mayor número de sanciones más allá de la capital es Suances. Concretamente 290 multas. También Noja, que multiplica por treinta su población durante la temporada estival, ha sumado más actuaciones en torno al botellón: se han interpuesto 233 multas. En Comillas, por su parte, la cifra se reduce a 22 propuestas de sanción tras la disolución de 18 botellones.
La última resolución de la consejería de Sanidad que suspende la apertura al público de «pubs, bares especiales y whiskerías» entró en vigor el pasado lunes 17 de agosto. Y el primer incumplimiento llegó el martes. Por la noche, los agentes de laPolicía Local de Santander denunciaron al responsable de un local de ocio nocturno de la calle Floranes por estar abierto cuando no podía. Ya el miércoles, otro establecimiento se sumó a la lista al estar abierto y, además, realizar actividad de restaurante sin contar con licencia para ello. Y durante el resto de la semana otros tres negocios se saltaron la suspensión de apertura y el horario de cierre que, de momento, está marcado a la una de la mañana.
En cuanto a las mascarillas, durante los primeros días con la obligación de usarla siempre con independencia o no de poder mantener la distancia, los agentes locales de Cantabria y la Guardia Civil apostaron por una labor informativa y de concienciación. Mejor recordar la importancia de este elemento de cara al control de la pandemia que tirar directamente de multa. Esa fue la estrategia. Y, aunque en general destacan la «responsabilidad» y el «cumplimiento» de la sociedad, aún hay gente que se niega a utilizarla o lo hace incorrectamente. O sea, que días después llegaron las sanciones.
En total, desde el 1 de julio hasta el 13 de agosto, en Santander 1.309 personas fueron denunciadas por incumplir esta norma. El municipio -es lógico- con más intervenciones. Entre los consultados le siguieron Suances (81 denuncias), Comillas (68), Torrelavega (65) y Noja (46). Lo que ocurre a menudo es que se solapan incumplimientos (los del botellón y la ausencia de mascarilla).
Ocurrió, por ejemplo, el pasado 27 de julio cuando la Guardia Civil desalojó a un grupo numeroso de jóvenes que se reunió para hacer botellón en las inmediaciones del chiringuito El Capricho, en El Puntal. Sólo aquel día los agentes denunciaron a más de 30 personas tanto por no llevar mascarilla como por botellón. Un municipio en el que, quince días antes, el consistorio realizó una llamada a la responsabilidad para intentar poner freno a este tipo de prácticas.
El jefe de la Policía Local de Castro, Domingo García, subraya este extremo. En las quedadas para beber no se respetan el resto de medidas de seguridad y terminan interponiéndose varias denuncias. Allí, aseguran, se han reducido los botellones con respecto al año pasado y la 'nueva normalidad' deja un total de 61 denuncias por no hacer uso obligatorio de mascarilla, 2 por no respetar el horario de cierre del ocio nocturno y 5 por no cumplir con «otras medidas sanitarias».
Laredo es otro ejemplo. Estas semanas se resumen en 200 expedientes sancionadores por beber alcohol en la calle y no utilizar la mascarilla. De ellos, 170 están aún en trámite. Allí la mayor incidencia se registró el fin de semana del 18 de julio cuando la Guardia Civil, en colaboración con la Policía Local, estableció diversos puntos de control en las zonas donde preveía que hubiera aglomeraciones, como el paseo marítimo y la playa. Estas actuaciones se tradujeron en más de 70 denuncias por botellón y 40 por no usar mascarilla. Unas sanciones que, según creen en el Ayuntamiento, han disuadido a la gente y por eso «la situación ha mejorado».
Hay más. El cierre del ocio nocturno y las limitaciones de aforo traen consigo otra consecuencia: las fiestas en viviendas. Los policías reparten sus efectivos para controlarlas y acuden a las diferentes casas o locales a requerimiento de los vecinos. La celebración más destacada organizada en Santander se se produjo durante el fin de semana del 17 y 18 de julio cuando los agentes locales desalojaron una vivienda en El Sardinero y denunciaron a 21 personas. Una actuación que terminó, incluso, con los aplausos de los vecinos. La semana pasada los agentes también desalojaron a otros 21 jóvenes de un local de General Dávila pasadas las dos de la mañana. En total, en julio se denunció a los responsables de 23 viviendas y en agosto, más del doble, a los dueños de 52 casas por fiestas, tener la música alta o hacer ruido. En Torrelavega, por su parte, se constataron hechos similares en 10 casos -ruidos relacionados con la organización de fiestas que se alargan hasta altas horas de la mañana-. Y en Comillas, otras dos.
No respetar los aforos, claves en el control de la expansión del coronavirus, o colocar elementos de más en las terrazas sin la correspondiente licencia también se han colado en la lista de sanciones. En julio 11 establecimientos se llevaron una multa por incumplir la primera norma, y otros 17 por la segunda. Eso solo en Santander.
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Ana del Castillo
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