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A falta de una semana para arrancar la hoja del calendario, todo indica que este será un mes de récord desde diversos puntos de vista, y sobre todo si se compara con julio del año anterior. En lo turístico, el primer verano sin restricciones desde ... el estallido de la pandemia promete cifras nunca vistas de visitantes: al menos las reservas para esta campaña así lo apuntan, ya que superan los porcentajes de ocupación de la precedente. A pesar de que los contagios siguen produciéndose y de que el número de víctimas por la enfermedad es ya cinco veces mayor al registrado en julio de 2021 (cuarenta frente a ocho en el plazo comparado), la consigna del Ministerio de Sanidad y de la Consejería parece ser la de recuperar la normalidad: lo único que recuerda la presencia del virus es la obligatoriedad de utilizar la mascarilla en el transporte público, así como en hospitales, centros de salud, residencias de ancianos y farmacias.
Hace un año se culpaba a los jóvenes y a sus celebraciones del estallido de contagios de la quinta ola, que las autoridades sanitarias trataron de atajar limitando la actividad de la hostelería, buscando una utilidad alternativa al certificado covid, controlando el acceso a los arenales y recuperando el toque de queda, entre otras medidas. Ahora, a pesar de que los muertos se amontonan, el descenso de la tasa de letalidad y el moderado esfuerzo asistencial justifican la ausencia de ellas.
Al incremento en el número de turistas contribuirá también un tiempo soleado y caluroso como nunca se vio, que ha dejado imágenes de playas abarrotadas de público, mientras los termómetros escalaban hasta temperaturas desconocidas en Cantabria. Si julio de 2021 se caracterizó por los cielos cubiertos y unas temperaturas por debajo de lo esperable, este que aún no ha concluido será recordado por la ausencia de lluvias y el intenso calor. Terán, en el municipio de Cabuérniga, estableció el pasado domingo 17 el nuevo récord de temperatura máxima en la Comunidad, 43,5 grados. En esta ocasión, la causa de tanto sofoco hay que buscarla en una zona de bajas presiones que se situó al oeste de Portugal y que introdujo en la Península aire sahariano. A este fenómeno se debió que durante la ola de calor las temperaturas apenas descendieran ni tras ponerse el sol.
A pesar de los factores en contra, Cantabria logró salvar el verano de 2021: durante toda la pandemia y, sobre todo, tras el duro periodo de encierro domiciliario, la región supo transmitir a los turistas la idea de destino seguro, sin grandes aglomeraciones y con espacios abiertos y naturaleza. Las complicaciones en los viajes a destinos más exóticos en el extranjero contribuyeron a que algunos veraneantes optaran por acercarse al norte de España: son los 'turistas prestados' de los que habla la Asociación de Empresarios de Hostelería de Cantabria, que este año se enfrentaba al complicado reto de fidelizarlos y lograr que repitiesen destino.
Para su presidente, Ángel Cuevas, comparar este julio con el de 2021 carece de sentido. «Es como salir al campo de fútbol y que te pregunten si jugaste mejor este año que el pasado, cuando estabas lesionado. Pues no es lo mismo. Hay que establecer la comparación con 2019, el último año normal, y este verano parece que lo vamos a superar».
La bonanza de que disfruta el sector turístico y hostelero esta temporada no es compartida por la industria, resentida por el enorme aumento de los costes de producción por el encarecimiento generalizado de las materias primas y el de la energía.
Inicialmente, la pandemia supuso la paralización de toda actividad; después, la interrupción del flujo de mercancías, entre ellas las de materias primas y componentes necesarios para que las fábricas europeas pudieran trabajar con normalidad, haciendo evidente su dependencia respecto a otros países por una excesiva confianza en un mercado globalizado.
Los costes energéticos se dispararon a partir del verano de 2021, afectando tanto a los hogares como a las empresas, condicionando la actividad de varias de ellas en la región, especialmente las electrointensivas. El estallido de la guerra en Ucrania ha agudizado el problema, al que ha sumado el encarecimiento del combustible.
Esa tormenta perfecta, causante de un alza generalizada de precios, podría atenuarse en el área industrial con una serie de decisiones políticas, tal y como defiende la patronal cántabra: una simplificación de los trámites burocráticos necesarios para poner en marcha un negocio o para proceder a su ampliación evitarían la fuga de inversiones a otras comunidades autónomas donde existen más facilidades.
A ello habría que sumar, según el presidente de la patronal, Enrique Conde, una rebaja impositiva que aumentara la competitividad cántabra a la hora de captar inversiones.
Turismo
Ángel Cuevas, el presidente de los hosteleros cántabros, suele emplear frases muy gráficas para que cualquiera entienda sus explicaciones, y también tiene una para comparar este mes de julio con el del pasado año: «Una cosa son melones y otra son peras, pero todo es fruta, ¿no? Con la hostelería sucede algo similar: comparar cómo va este mes con la situación de 2021 es hablar de cosas distintas, porque entonces aún estábamos con restricciones –mesas de seis, terrazas al 75%, el ocio nocturno clausurado, control de aforos en las playas...–, con una alta incidencia de covid, mucha incertidumbre y mal tiempo. La comparación debería hacerse con 2019, y estamos funcionando al mismo nivel o mejor».
«Estamos muy contentos y satisfechos porque este verano está tirando todo fuerte, hay mucha actividad. Tenemos la sensación de que se va a trabajar ligeramente mejor que en 2019, que fue un gran año turístico, porque ya a finales de junio teníamos un 75% de reservas para julio y agosto. El año pasado hicimos una buena campaña de marketing con los viajeros de largas distancias, que se desplazan a destinos en Asia o el Caribe: entonces eran turistas prestados, pero ahora estamos cogiendo los frutos de ese esfuerzo», asegura Cuevas. «También estamos viendo, a falta de datos del Icane, un repunte del turismo extranjero, con muchos franceses que han llegado en sus coches, alemanes... Ha sido tremendo el aumento de peregrinos del Camino de Santiago». La oferta de actividades es otra gran baza para que los visitantes se acerquen a Cantabria. «Los eventos atraen gente y nos consta que la venta de entradas para los toros y los conciertos van muy bien. Para la hostelería es fundamental esa oferta complementaria, porque un hotel no tiene fuerza suficiente para crear un destino».
No obstante, el representante de los hosteleros de la región puntualiza que estos son los datos globales. «Los hosteleros de Potes o Puente Viesgo se pueden quejar de que dan pocas comidas: al hacer tan bueno, la gente se va a la costa. Santillana del Mar, Liérganes o Bárcena Mayor se resienten cuando hay muy buen tiempo, pero cuando está nublado o llueve sucede lo contrario».
Según apunta Cuevas, los hosteleros que trabajaron bien el año pasado perdieron aun así un 25% de su facturación por la situación sanitaria –en el caso de los empresarios de ocio nocturno, la pérdida fue del 100%–. A pesar de todo, y aunque julio de 2021 resultó un mes gris y húmedo –solo hubo 196 horas de pleno sol–, Cantabria fue la segunda región del país con mayor ocupación hotelera (61,5%), únicamente superada por Baleares –teniendo siempre en cuenta que la oferta de camas es muchísimo menor–. El Gobierno trató de sacar provecho de la presencia continua de nubes en los mapas meteorológicos de las televisiones: el turismo de «rebeca y sábanas para dormir por las noches», como llegó a decir el consejero del área, Francisco Javier López Marcano, funcionó en un país que se ahogaba bajo una intensa ola de calor.
Tiempo
En el aspecto meteorológico, julio de 2022 será recordado por la intensa ola de calor que afectó a Cantabria –como al resto de España–, dejando temperaturas jamás registradas: los 43,5 grados alcanzados el pasado día 17 en Terán, en el municipio de Cabuérniga, constituyen un récord histórico.
Hasta este año, los 41,8 de Polientes en 2012 constituían el máximo observado desde que existen datos, pero este mes se ha superado esa marca en numerosos puntos de la región: San Felices de Buelna, Tama, Villacarriedo, Bárcena Mayor, Ramales de la Victoria...
A falta de unos días para que concluya el mes, ya se puede decir que este julio será también uno de los más secos de las series históricas, como apunta el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la región, José Luis Arteche. «Posiblemente estará entre los cinco más secos, con los de 1962, 1968, 1975 y 2013. Hasta esta semana habían caído cuatro litros y medio en la zona del aeropuerto, cuando lo normal son 52; en Picos de Europa ha llovido un 20% de lo que es habitual: en Tresviso, casi doce litros, cuando suelen ser 63».
En un destino turístico como Cantabria, el tiempo influye de manera decisiva en la afluencia de visitantes, y el sol y la escasez de lluvia han contribuido a que haya aumentado el número de personas que se han desplazado hasta la costa para disfrutar de las playas. En todo caso, Arteche recuerda que el ya desaparecido director de la Real Academia Española Fernando Lázaro Carreter, siempre tan pendiente de la exactitud del lenguaje, advirtió en su momento a la Agencia contra la tentación de hablar de 'buen tiempo'. «Si en España hay falta de agua en el campo, decirle a un campesino de Castilla o a un ganadero de Cantabria que la próxima semana va a continuar el 'buen tiempo' puede sonarles a ironía».
¿Es esta ola de calor de récord una prueba del cambio climático? «Si luego viene un invierno frío, alguien que no crea en ello podría decir que con la alteración del clima los fríos tendrían que desaparecer, aunque eso es algo que no resulta contradictorio con la evidencia de que la temperatura media está subiendo, que el hielo de los casquetes polares se deshace, los glaciares retroceden y el nivel del mar sube, y eso es ciencia pura y dura».
Julio de 2021, en cambio, resultó más frío de lo normal, con una máxima de 35,6 grados registrada en Polientes el día 21 y una mínima de 1,1 en Nestares el 16. La temperatura media fue de 17,3 grados, 0,5 por debajo del valor medio de julio en el periodo 1981-2010.
Sanidad
antabria afronta su octava onda epidémica durante este mes de julio, frente a la que opone unas medidas mínimas en comparación con las que estuvieron en vigor hace justamente un año.
Según se explica desde la Consejería de Sanidad, en este momento, con el aumento de la cobertura de vacunación y la inmunidad generada a partir de infecciones naturales, se considera que la mayoría de la población está protegida contra el covid grave, de ahí que la gente pueda disfrutar del primer verano normal desde el de 2019.
Los responsables de la Sanidad cántabra aseguran que, tal y como prueban los datos que manejan, la protección se ha mantenido incluso frente a una variante lo suficientemente diferente a las variantes previas como es Ómicron.
La enfermedad, sin embargo, continúa teniendo impacto sobre la población vulnerable como las personas de edad avanzada, quienes padecen enfermedades subyacentes graves y los inmunocomprometidos que no han desarrollado una inmunidad suficiente contra el virus, con lo que se justifica que las actuaciones se dirijan a personas y ámbitos de mayor riesgo, monitorizando los casos de covid graves y en ámbitos y personas vulnerables.
La situación es completamente diferente a la que se vivía en la región hace un año: entre mayo y julio de 2021 se produjeron trece modificaciones de la resolución que establecía las medidas sanitarias para la prevención, contención y control de la pandemia, con el semáforo covid como principal instrumento de gestión. Entonces, el nivel de alerta por municipios se asociaba con la aplicación de las medidas correspondientes.
En la resolución publicada el 14 de julio de 2021 en el Boletín Oficial de Cantabria, 47 municipios se encontraban en nivel de riesgo 2, entre los que estaban Santander, Torrelavega y Castro Urdiales, los más grandes. Este grado medio de alerta obligaba a la hostelería a reducir a un tercio el aforo en el interior de los locales, mientras en las terrazas se permitía que alcanzara el 75%, con un máximo de seis clientes por mesa en ambos casos; en el comercio, el porcentaje fijado era del 50, la misma que en los gimnasios y la que limitaba la afluencia de público en los acontecimientos deportivo. El nivel 2 también impedía la apertura de los locales de ocio nocturno, mientras, en toda Cantabria, quedaba prohibida la venta de bebidas alcohólicas en gasolineras y comercios minoristas desde las 20.00 a las 06.00 horas.
Además, la superación de los umbrales de transmisión del virus fijados llevaba aparejada la adopción del toque de queda entre las 01.00 y las 06.00 horas, así como la permanencia de no más de seis personas en espacios privados durante este horario, unas restricciones que entonces afectaban a 53 municipios, entre los que volvían a encontrarse la capital, Torrelavega y Castro.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que la campaña de vacunación alcanzaba al 63,8% de la población de Cantabria en julio de 2021; en la actualidad, el porcentaje ha crecido hasta el 90,1.
Al comparar los datos de incidencia del covid en los meses de julio de 2021 y 2022, se observa que, a pesar de que los actuales multiplican por diez los de entonces, las cifras de hospitalización y de ingresos en UCI son similares en ambos casos.
A pesar de ello, el número de fallecidos como consecuencia de la enfermedad quintuplica a estas alturas de mes los ocho de los que se dio cuenta en julio de 2021.
Economía
n un año, los costes de los materiales en la industria han crecido un 40%, y en sectores como el agroalimentario o la hostelería y restauración, hablamos de subidas de entre el 15 y el 20%: posiblemente el alza de precios es el aspecto que más está influyendo en la economía», señala Enrique Conde, presidente de CEOE-Cepyme en Cantabria.
«La subida del precio del combustible, de la energía y de los materiales es responsable de la inflación que nos afecta, y eso está provocando también un aumento de la conflictividad social, un problema del que no tienen culpa los empresarios ni los trabajadores, sino el escenario político y la falta de medidas concretas y urgentes que logren paliar ese crecimiento».
El panorama mundial que describe Conde es el de una Europa que ha perdido puestos en el ranking del poderío económico e industrial, y que a consecuencia de la pandemia y, ahora, de la guerra de Ucrania, ha comprobado las carencias de su sistema productivo y su dependencia de materias primas y energía respecto a terceros países.
«Todo apunta a que va a ser un buen verano turístico para Cantabria y para todo el norte de España, pero, al mismo tiempo, el mundo industrial lo está pasando mal; incluso en la construcción se aprecia algún atisbo de bajada. Cantabria ha sido una región fuerte en el aspecto industrial, que aún supone una parte importante de su PIB, y son precisamente las comunidades con mayor peso de este sector las que aguantan mejor cualquier tipo de crisis».
A juicio del presidente de la patronal cántabra, la región tiene dos importantes frentes que resolver. «Uno es que todas las tramitaciones se alivien y tengamos la capacidad de crear empresas o ampliarlas en un plazo mínimo, y que seamos una referencia en ese aspecto para que los empresarios vean atractivo venir a Cantabria. En segundo lugar, se le debería dar una vuelta a la política impositiva, ya que tener mejores condiciones a nivel de impuestos supondría mayor alegría a la hora de invertir por parte de las empresas de aquí, y un atractivo para que lo hicieran las de fuera».
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