![«Han pasado casi cinco años y el condenado por el choque de Corbán aún no ha pisado la cárcel»](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2025/02/11/bea-koVD-U230825312335hEC-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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«Han pasado casi cinco años y él no ha entrado en ningún momento en la cárcel. Fuimos a un juicio de tres días que fue un teatrillo y, aunque esperas que este señor hubiera salido del juzgado en un furgón en dirección a prisión, ... lo que vimos es que se fue para su casa. No es justo. Y tampoco soy partidaria de que le encierren. ¿De qué nos sirve? Lo que querríamos es que le manden a la UCI de Valdecilla y tenga que ayudar a la gente que está allí, como estuvo mi hija Natalia. O que el juez le envíe al Hospital de Tetrapléjicos de Toledo a cambiar pañales, a aspirar flemas, a poner paños fríos para la fiebre... Quisiera que vea la carga emocional que supone para las familias desconectar a una víctima de accidente. Esta persona debería tomar conciencia de las consecuencias de sus actos».
Habla Beatriz de la Granja, madre de Natalia Fernández, la psicóloga de 30 años que murió casi un mes después de haber sido embestido el vehículo en el que viajaba por otro que conducía Luis Echevarría, contra quien pesa una sentencia de cinco años y tres meses por haber causado la muerte de dos jóvenes –de 28 y 29 años en el momento del siniestro– al provocar un choque el 26 de julio de 2020 en la rotonda de Corbán de Santander, a pocos metros del Seminario.
La Justicia consideró probado, en su día, que el conductor circulaba bajo los efectos del alcohol y a más del doble de la velocidad permitida (113 kilómetros por hora en un punto con limitación de 50 km/h). Pero el proceso ha seguido su cauce: Echevarría ha recurrido hasta ahora en todas las instancias. Y aunque el Tribunal Supremo (TS) acaba de desestimar su último recurso -y esto debería suponer su entrada en la cárcel para cumplir la condena-, aún le quedarían otros dos cartuchos por gastar: un recurso de amparo ante el TS y, por último, la petición de indulto al Congreso de los Diputados.
El último fallo del Supremo confirma la condena impuesta en primera instancia por la Audiencia Provincial de Cantabria -y ratificada en junio de 2022 por el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC)- a Echevarría, pero De la Granja desconfía: se teme que el sentenciado «seguirá recurriendo» y, mientras, se seguirán aceptando sus peticiones para suspender la entrada en prisión.
Los tiempos de este caso, según el abogado de la madre de Natalia Fernández, son «los habituales. Todo lleva su tiempo». Y las garantías que se le están dando a Echevarría también son las normales. Pero para la afectada «un sistema que se alarga y una Justicia intermitente como esta acaba siendo una total injusticia para las víctimas».
El hombre que colisionó con las jóvenes (que circulaban en Corbán por su carril de forma correcta) fue condenado por dos delitos de homicidio por imprudencia, en concurso con un delito de conducción temeraria, otro de exceso de velocidad y un tercero de conducción bajo los efectos de alcohol. Y una vez que esto quedó establecido, De la Granja esperaba de que se le hiciera pagar por aquello, «que no fue un accidente» porque Echevarría «conducía un vehículo trucado» -tal como contaron los peritos mecánicos en la vista- .
La madre de Natalia Fernández no ha dejado de calificar nunca el vehículo del condenado como «un arma preparada para matar». A sus ojos, «uno no se puede poner en la carretera donde se comparte espacio con otros cientos de usuarios» con un coche tan manipulado para desarrollar una gran velocidad.
Por eso critica que el sistema judicial «edulcore» bajo el nombre de accidente lo sucedido y que otorgue «todos los derechos al acusado, que no es un presunto desde el momento en que se bajó de su vehículo en Corbán y todo el mundo se dio cuenta de lo que había ocurrido».
«Un accidente es algo que no se puede prever. Y aquello no lo fue. Un señor que iba al doble de velocidad, que había bebido y del que se sabía que hacía carreras por carreteras públicas... Estaba cantado que podía pasar algo así y nadie hizo nada. El juicio no se tenía que haber enfocado como un accidente de tráfico».
Esta mujer llama la atención sobre el hecho de que, ese día, no solo se segó la vida a dos chicas «con todo el futuro por delante». Aquel 26 de julio, en la citada rotonda, también saltó por los aires una familia entera, que sufre secuelas físicas y mentales casi cinco años después.
«La pareja de Natalia se ha ido a vivir y trabajar fuera porque no quiere correr el riesgo de encontrarse con el conductor y con sus amigos -con quienes se topó en alguna ocasión «porque esta ciudad es muy pequeña»- ni de oír más veces 'lo del accidente de Corbán'. Su madre (la suegra de Natalia) sufrió una enfermedad que la ha limitado la vida. Yo estoy de baja desde hace meses y vivo dependiente de las pastillas. Dejas de ser Bea para ser la madre de Natalia ´la chica muerta en Corbán'. Ya no hay otra conversación posible que no pase por esto. Esto es una familia destrozada».
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Ana del Castillo
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