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Lamine Yamal, el más buscado en la Plaza de Pombo
Fanatismo y rumores. ·
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Fanatismo y rumores. ·
La fiebre de los cromos de fútbol se mantiene intacta con el paso de los años y todos esperan con ganas la colección de Segunda DivisiónPlaza de Pombo. Domingo. Mediodía. Cientos de coleccionistas se reúnen para intercambiarse cromos de La Liga. La mayoría, niños. Aunque también se deja ver algún ... que otro nostálgico. Un lugar que sobrevive a la era digital y que mantiene esa tradición de toda la vida. En el centro de la plaza, cuatro vendedores han desplegado sus mesas y extendido sus álbumes esperando a que los niños se acerquen para comprarles aquellos cromos que les faltan. Aunque no se crean que lo hacen a la ligera. Todos llevan una lista en la que apuntan cuáles tienen y cuáles no. Así les resulta más fácil completar la colección. «¿Tienes el número 40?» Le pregunta Diego, de siete años, a Luis Franco, que desde el 2003 vende cromos en Pombo. Luis ya se lo sabe de memoria. Los que tiene, y los precios. Varían entre los diez céntimos y los siete euros. Aunque esto último solo se aplica a cromos de coleccionista, esos que ahora se denominan 'vintage' y que están protagonizados por las caras de algunos de los jugadores más cotizados de la historia.
¿Cuál te falta? ¿Cambias o vendes? ¿Cuánto cuesta? Son alguna de las preguntas que más se repiten. Es difícil saber cuándo comenzó esta consolidada tradición. Hace demasiados años. Pero ahí sigue, intacta generación tras generación. Padres que en su día fueron niños entusiasmados por encontrar un cromo de Colsa que ahora acompañan a sus hijos a hacer lo mismo, pero cambiando al ex jugador santanderino por Lamine Yamal. «Venimos todos los domingos», cuenta Raquel Hernández. Sus hijos hacen la colección desde que son pequeños y para ella, es todo un orgullo: «Primero fuimos nosotros y ahora son ellos. Es bonito. De hecho, yo intento que intercambien cromos con otros niños en vez de comprarlos, porque de eso se trata. Si quieren alguno en especial que es difícil de encontrar entonces sí recurrimos a los vendedores».
Otras familias se estrenan en este mundillo, como la de Ramón Vidal. «La colección empezó en agosto, pero hasta ahora no habíamos tenido tiempo de venir», cuenta. Todavía se están haciendo al mecanismo. «Se nos acercan personas a decir que venden un cromo a un euro. Al principio nos ha parecido un poco caro porque es lo que vale el sobre en cualquier quiosco, pero si lo piensas sale rentable porque no acumulas tantos repetidos». Lo mismo opina Alberto Cayón, pero en su caso solo compra los que están a diez céntimos. «En cada sobre vienen ocho cromos, así que sale más barato comprarlos sueltos por diez céntimos». Un alivio, porque la colección completa reúne más de 700 cromos. «Los van sacando por ediciones y de algunos equipos también sacan colección el 'b'. Es un negocio», añade Alberto.
El negocio, además de Panini –empresa detrás de los albúmes– también lo hacen los vendedores ambulantes de Pombo. Puede parecer que entre ellos haya redecillas, por eso de que ofertan lo mismo a precios diferentes, pero lo cierto es que su relación es «buena». De hecho, cada domingo ellos se juntan primero para negociar. «A eso de las nueve de la mañana nos reunimos y vemos qué cromos tenemos cada uno. Si uno tiene cuatro de Vinicius y otro no tiene ninguno, hacemos intercambios. Es un mundo sano porque es un hobby que todos compartimos», cuenta Luis Franco. Al echar la vista atrás reconoce que ha habido momentos en los que el mundo de los cromos ha atravesado tiempos difíciles. «Sobre todo después de la crisis bajo mucho». Algo que nadie diría ahora al ver la cantidad de gente que se acumula todos los domingos en la plaza. «Después del covid pegó un boom», reconoce. Francisco Javier Arranz es todavía más veterano que Luis. Lleva más de 30 años acudiendo todas las semanas con su puesto, aunque antes ya lo hacía en Valladolid, su ciudad natal. «Hay gente todo el año y si llueve, nos metemos debajo de los soportales», dice. Solución para todo.
La de Lamine Yamal es, sin duda, la carta más solicitada entre los pequeños, aunque no dudarían en cambiarla por una del racinguista Íñigo Vicente en caso de que vuelva la colección de Segunda División, un rumor que cada vez va cogiendo más fuerza. De momento es solo eso, un rumor, aunque tanto coleccionistas como vendedores esperan que se haga realidad. «Si esto ya se llena, imagínate si hubiese cromos del Racing», dice Franco. Lorenzo Pérez, uno de los padres que acude con frecuencia reconoce que sería un sueño para su hijo: «Lleva días preguntándome que cuando sale el cromo de Arana, ya no sé qué decirle. Como sea un bulo se va a llevar un disgusto», confiesa.
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Ana del Castillo
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