El lento regreso del asfalto

La inversión en infraestructuras del departamento de Obras Públicas que entonces dirigía Francisco Rodríguez Argüeso llegó a mínimos históricos y algo similar ocurrió con la inyección de dinero de Madrid para este apartado. Aun así, se mantuvieron peor que mejor algunos de los principales compromisos adquiridos, los que ya se habían iniciado, y se pusieron en funcionamiento obras históricas cuya construcción venía de muy atrás. De los últimos Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, pero también de las épocas de José María Aznar y Felipe González. Las máquinas funcionaban a medio gas, pero en cambio se inauguraron infraestructuras estratégicas para el transporte por carretera de Cantabria.

El principal hito fue, probablemente, la finalización de los tramos regionales de la A-8, la Autovía del Cantábrico, con la apertura del tramo Solares-Torrelavega. Era el último que quedaba en los 530 kilómetros de vía entre Irún (Guipúzcoa) y La Coruña. Los coches empezaron a circular en octubre de 2015 tras casi cuatro décadas de trabajos de oficina y más de la mitad sobre el terreno. Antes, ocurrió lo mismo con dos actuaciones que mejoraron sensiblemente las entradas a Santander y la circulación por sus alrededores como son la Ronda de la Bahía o el túnel del conector de La Marga, que acercó dos zonas de la ciudad que tradicionalmente se habían dado la espalda.

Eso entre 2011 y 2015, para dar paso a otros cuatro años en los que se puede decir que el asfalto ha vuelto a Cantabria. Lentamente, con proyectos que venían de lejos y que se han retrasado durante más tiempo de lo deseable, ha vuelto la actividad para alegría contenida de las empresas del sector. Ha contribuido el impulso llevado a cabo por la Consejería, que hasta hace un mes dirigía el ahora diputado en el Congreso de los Diputados José María Mazón, que poco a poco ha ido saliendo de una situación de economía de guerra, y especialmente en los dos últimos años el del Ministerio de Fomento. A partir de 2018, los planes e infografías han dado paso a realidades. En todos los casos, menos de las que ha seguido recordando el jefe del Ejecutivo cántabro, Miguel Ángel Revilla, cada vez que saca la lista de exigencias dirigidas a La Moncloa, aunque realidades.

La estancia al frente del Ministerio inversor por excelencia del cántabro Íñigo de la Serna coincidió con el arranque del ramal de continuidad entre Sierrapando y Barreda-Rinconeda, el proyecto llamado a acabar de una vez por todas con los atascos durante el periodo vacacional del tramo donde la A-8 y la A-67 comparten trazado a la altura de la capital del Besaya. Se inició el pasado verano con los primeros trabajos complementarios a cargo de la unión temporal de empresas (UTE) formada por la cántabra Siecsa y Vías, ganadora del concurso público con una oferta de 109 millones de euros, lo que la convierte en la mayor de las que están activas en estos momentos en la comunidad autónoma. Si todo sale bien, en tres años estará finalizado el ramal de 2,9 kilómetros, muy corto pero complejo desde el punto de vista técnico.

Un paso por detrás, con un presupuesto de 21 millones de euros, se encuentra la creación del nuevo acceso al Puerto de Santander de la A-67, que servirá para liberar el acceso a la capital. Allí, estos días son ya más que evidentes unos trabajos que comenzaron a finales de 2018. Y en un escalón intermedio está la reforma integral del tramo entre Panes (Asturias) y Cillorigo de Liébana de la carretera nacional N-621, que comprende el desfiladero de La Hermida. Los trabajos complementarios previos, adjudicados por De la Serna, están a punto de finalizar. Con el nuevo equipo socialista en Fomento sigue adelante la segunda parte. La pasada semana ya se aprobó el proyecto de obra, que contempla una inversión de más de 95 millones de euros. Ambos ministros han conseguido avances -aquí sí que son lentos- en la autovía A-73, que unirá Aguilar de Campoo con Burgos y permitirá que los cántabros se ahorren más de 33 kilómetros y alrededor de 20 minutos y tengan por fin una vía directa, en línea recta -todo lo posible- y sin peajes, a Madrid.

Estos últimos cuatro años, las acciones de Obras Públicas en materia de carreteras se han agrupado a través de los dos planes de choque regionales. Con ellos, el Ejecutivo bipartito PRC-PSOE ha movilizado cerca de 89 millones de euros para crear y sobre todo renovar unos 70 tramos en distintos puntos de la comunidad autónoma. Se podría decir, con 18 millones de euros puestos sobre la mesa, que esta ha sido la legislatura de los puentes gracias a la construcción de más de media docena de estructuras de este tipo para vehículos y seis pasarelas peatonales.

El ejemplo paradigmático es la reforma del puente de Golbardo, el primero de España en hormigón y catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC). En 2017 se inauguró el nuevo puente de Coo y se abrió otro sobre el río Mortera, en Barros, y más recientemente el de Renero, en Los Corrales de Buelna.

Los planes de choque del bipartito fueron la continuidad del Plan de Infraestructuras Municipales del Ejecutivo anterior. Los populares idearon una forma imaginativa para poder seguir haciendo pequeñas obras, pero de gran impacto en la vida de los vecinos, en los pueblos y ciudades de la región: las ayudas cubrirían como máximo el 80% del coste de cada proyecto, mientras que el resto debería aportarlo el municipio con fondos propios u obtenidos de otras vías. Como no había dinero y sí mucha deuda que pagar, esa fue la solución. De esa manera se consiguió dar un impulso al sector de la construcción y, según las estimaciones internas, se crearon alrededor de mil puestos de trabajo.

Con ese panorama se llega a la cita con las urnas del 26 de mayo. Todo lo demás son papeles y promesas que deberían materializarse en la legislatura autonómica que ahora comienza. Las que generan mayores consensos en la región son las de las ampliaciones de los dos principales flujos de vehículos. Ya hay planes para la creación de un tercer carril en el límite de la A-8 con Vizcaya y también en el tramo de la A-67 entre Santander y Torrelavega. Así lo expuso De la Serna y lo ha asumido el actual ministro, José Luis Ábalos. En ambos casos, sin dar plazos.