Leticia Díaz, del lábaro a combatir la autonomía

Leticia Díaz llegó a ir de número 17 en las listas del PRC al Ayuntamiento de la capital en el 87, pero después de aquello no volvió a aparecer por las Juventudes Regionalistas. Entre esos inicios en defensa del lábaro y su militancia actual en Vox -un partido que se ha manifestado públicamente en contra del modelo de las autonomías-, Leticia Díaz consolidó su carrera política en el PP. Después de licenciarse en Derecho en la Universidad de Cantabria y entrar a formar parte de los Servicios Jurídicos del Gobierno, en 1999 recibió una llamada de Jaime del Barrio, recién nombrado consejero de Sanidad por José Joaquín Martínez Sieso. Díaz trabajó cuatro años allí como secretaria general, su primer cargo de designación política.

Casada y con tres hijos, y con unas profundas convicciones religiosas, sus excompañeros en el PP la describen como una oradora pasional, explosiva y brillante. «Quizás con un perfil más técnico y de gestión que político», opinan algunos. Miembro del Cuerpo Superior de Letrados desde su creación en 2006, su trabajo en los Servicios Jurídicos del Gobierno siempre ha estado especializado en la protección de menores.

Miembro de la Ejecutiva autonómica del PP de Ignacio Diego desde 2004, la renuncia de Luis Bárcenas a su escaño en el Senado -por la investigación del 'caso Gürtel'- la devolvió en 2010 a primera línea de la política, ya que era su suplente en la lista regional. En la Cámara Alta defendió con mucha vehemencia la proposición presentada por el PP para modificar la Ley de Costas, además de la renovación de la licencia de los chiringuitos del Puntal para que siguieran abiertos.

Su aventura en el Senado duró poco y apenas lo compaginó unos meses con el que, hasta ahora, ha sido su mayor desafío en la política: consejera de Presidencia y Justicia del Gobierno de Cantabria. Aquella etapa entre 2011 y 2015 está plagada de luces y sombras. Díaz fue muy cuestionada por su gestión del servicio de Emergencias y por la remodelación del departamento de Violencia de Género. Pero su peor momento llegó en 2013, cuando sufrió una inusual dolencia cardiaca que obligó a su hospitalización y que puso en riesgo su vida. Una vez recuperada, nunca tuvo problemas en hablar abiertamente de aquellos momentos. «Te haces consciente de que igual no eres tan 'superwoman' como creías, de que tu fortaleza tiene flaquezas», explicó en una entrevista a El Diario Montañés.

En aquellos años también fue muy criticada por solicitar, cuando acabó su mandato, los 4.200 euros de diferencia entre su sueldo de funcionaria y el que cobró como consejera.