Liébana y Campoo acusan la falta de agua en un verano sin sequía en Cantabria

Es una buena noticia. En los dos últimos años, Cantabria ha sufrido las consecuencias de la sequía en los meses de estío, tanto que el verano anterior se llegó a vivir una situación «grave y alarmante». Ahora Cantabria, al menos de momento y en rasgos generales, está teniendo suerte. «Si la cosa sigue así, en principio no debería haber problemas», exponen desde la Confederación.

Nadie apostaba. El invierno ha sido seco en Cantabria, a excepción de febrero. Llover, ha llovido poco. Sin embargo, como si de un milagro se tratase, los últimos tres meses han hecho que se giren las tornas. Justo a tiempo. Cuando los municipios que más suelen sufrir las consecuencias de la sequía ya lo daban todo por perdido y se preparaban para afrontar el desabastecimiento de agua, llegó mayo y, prácticamente, no paró de llover. Se recogieron 100,7 milímetros de precipitación, que es un 10% superior a lo esperado en este mes. En junio, más de lo mismo. La Agencia Estatal de Meteorología lo calificó como un mes «húmedo», y es que se registraron 73,0 milímetros de lluvia, un 8% más de lo esperado. Mientras los fanáticos de la playa se quejaban por el mal tiempo, los ríos de Cantabria y el pantano del Ebro se veían beneficiados. No hay mal que por bien no venga.

Actualmente, el embalse se mantiene «en términos de normalidad», tal y como apuntan desde la Confederación. La media de los últimos cinco años durante estas fechas es de 287 hectómetros cúbicos, que equivale al 50% de llenado. Sin embargo, «el porcentaje de este verano no está alejado de la media, como sí sucedió el año pasado». Lo que sí hay, según exponen, es escasez, pero poco tiene que ver con la sequía. «Es normal que durante estos meses haya pocas reservas de agua, porque es cuando más se producen actividades de riego, que es el 90% de nuestro suministro, pero las necesidades básicas están cubiertas y garantizadas», aseguran.

Las que no lo están son las de algunos pueblos, sobre todo de Liébana y Campoo, que se abastecen de sus propios manantiales. En total, son cuatro los municipios que están atravesando una situación de sequía y se han visto en la obligación de pedir reservas. Uno de ellos es Cabezón de Liébana. Concretamente, los bomberos del 112 de parque de Tama, han tenido que llevar un total de 40.000 litros de agua a los pueblos de Cahecho y Perrozo, según señaló el jefe del parque, Miguel Rodríguez. A este respecto, el alcalde, Jesús Fuente, explicó que dos de los tres manantiales de Cahecho «se han secado y solo uno está activo». En Perrozo, el Ayuntamiento ha colocado bandos «para prohibir el riego, el lavado de coches y el uso poco racional del agua». Como solución, Fuente plantea poner en marcha el Plan Pesaguero, que planteó hace unos días el consejero de Fomento,Roberto Media. El regidor asegura además que «la cosa va cada vez peor».

Los pueblos de Soberado y Tudes, en Vega de Liébana, también sufren este tipo de problemas. A estas localidades se trasladó el fin de semana pasado un empresario local hasta en cuatro ocasiones con 10.000 litros de agua. El alcalde, Gregorio Alonso, asegura que «aquí necesitamos que nieve y que permanezca para que los manantiales se recarguen. No sé si es el cambio climático, pero lo cierto es que cada año nieva menos». Además, el consumo aumenta ante la llegada de veraneantes.

En Las Rozas de Valdearroyo tienen «el problema controlado gracias al servicio de transporte de cisternas de agua potable que extraen de la depuradora de Reinosa». El alcalde, Francisco Raúl Calderón, se muestra aliviado. «Hace unos días han sido las fiestas y de otro modo, hubiésemos sufrido la sequía. Los manantiales no son suficientes para toda la población y venimos de un invierno sin nieve».

En otro municipio campurriano, Valderredible, que en verano multiplica su población por cinco, se produce una situación parecida. Algunos puntos del municipio están en apuros, aunque tienen la ventaja de contar con su propio camión cisterna para suministrar agua. Aun así, el alcalde, Fernando Fernández, ha pedido soluciones «inmediatas» al Gobierno de Cantabria. «Es una situación que se mantiene con el paso de los años y cada vez va a peor. No puede ser», insiste.

En este sentido, la Consejería de Fomento ya anunció que invertirá cuatro millones y medio de euros para resolver «los graves problemas» de abastecimiento de agua potable a través de la construcción de cerca de sesenta kilómetros de nuevas tuberías. Eso sí, de momento, Valderredible no entra dentro de este proyecto. Quienes sí lo hacen son Las Rozas de Valdearroyo, la Hermandad de Campoo de Suso y Campoo de Enmedio.