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Quedan apenas dos semanas para el primer examen anual del plan de choque contra las listas de espera del Servicio Cántabro de Salud (SCS), en el que el Gobierno regional invertirá esta legislatura hasta 65 millones de euros para intentar recortar los peores registros de ... la serie histórica. Pero hasta que se publique el balance de fin de año, sirvan los datos de noviembre de avanzadilla. El equipo de César Pascual, que sabe que los resultados no son tan buenos como los habían imaginado, respira al comprobar, al menos, que la sanidad cántabra empieza a recuperarse del batacazo del verano. La tendencia vuelve a ser descendente, según los datos publicados en la web del SCS, que ahora se publican de forma periódica, mientras que en legislaturas previas se limitaban a los informes de junio y diciembre, coincidiendo con los datos de corte remitidos al Ministerio de Sanidad, con los que luego se elabora la comparativa por comunidades autónomas.
Las listas de espera para cirugías han mejorado pero no hasta el punto en el que llegaron a estar en el mes de junio -entonces había 16.776 pacientes pendientes de ser operados, lo que suponía una reducción del 9% en el primer semestre-. No obstante, sí están mejor de lo que terminaron el año pasado (18.505). Si se observan los datos al cierre de septiembre respecto al último recuento publicado (dos meses después), el resultado arroja una caída del 5%. Es decir, que la lista quirúrgica se ha reducido hasta las 17.524 personas, con una demora media de 150 días, por debajo de los datos de final de verano en ambos casos (18.410 pacientes y 165 días de demora) y mejor también que los registros de diciembre de 2023.
Si bien, tras la operación de depuración de datos acometida desde que el PP retomó las riendas de Sanidad, cabe recordar que hay otros dos grupos fuera de la lista estructural a tener en cuenta. Los clasificados como «pacientes en demora transitoriamente no programables (TNP)» -aquellos que por razones clínicas o motivos personales no se pueden operar cuando estaba previsto, que quedan en otro listado aparte hasta que esas circunstancias cambien-, que suponen un total de 1.604 personas según el informe de noviembre; y los «pacientes en demora tras rechazo del centro alternativo», es decir, quienes han declinado operarse en un centro concertado por el SCS -el principal es Santa Clotilde-, porque prefieren ser intervenidos en un hospital público, Valdecilla en la mayor parte de los casos. En ese segundo grupo constan otras 1.567 personas.
1.245 pacientes
están en la lista quirúrgica con más de un año de espera, dato que ha bajado
Desde que la Consejería delegó en Miguel Ángel Soria la gestión de las listas de espera, las prioridades han sido «corregir los fallos» que el propio Ministerio de Sanidad había detectado en la declaración de los últimos datos de la legislatura bipartita -entonces con la Sanidad a cargo del PSOE y Raúl Pesquera como consejero- y atajar las esperas más prolongadas. «Porque los pacientes se quejan del tiempo, no del número que ocupan en la lista», como han reiterado en distintas ocasiones tanto Pascual como el gerente del SCS, Luis Carretero, o el propio Soria, que es también subgerente de Valdecilla.
En este sentido, del volumen total de pacientes en cola para pasar por quirófano, el grueso (7.550) está en el tramo con una demora menor de tres meses, mientras que constan 4.421 que tienen de tres a seis meses; y otros 4.308 que ya están en el grupo de seis meses a un año. Y por encima del año de espera quedan 1.245 pacientes, la cifra que más preocupa a los gestores y donde más se nota, precisamente, la merma en el informe más reciente. En este sentido, cabe recordar que la coordinadora del servicio de admisión de Valdecilla, recientemente cesada, Eloísa Canga, había cuestionado ese cambio de criterio que prima la antigüedad. Una crítica a la que Soria respondió aclarando que lo que se ha hecho ha sido aplicar de forma literal las instrucciones del Real Decreto 605/2003 del Ministerio. El orden se establece, por este orden, en función de «la prioridad, después la situación (no es lo mismo estar en la lista estructural, que clasificado como transitoriamente no programable o haber rechazado una oferta para ser operado en otro centro) y, por último, la antigüedad».
Mientras la oposición -tanto PSOE como PRC- mantiene que «no le cuadran los datos» e insiste en atacar al consejero por su gestión, los últimos datos que publica el SCS reflejan que ha conseguido invertir la tendencia del verano. Entre julio y septiembre bajó el ritmo quirúrgico, forzado por dos circunstancias: las propias vacaciones del personal y el problema de falta de anestesistas que volvió a sufrir el Hospital de Laredo, lo que obligó a Valdecilla a desplazar a parte de su equipo de Anestesiología para cubrir guardias y, de rebote, a tener menos disponibilidad para mantener la actividad quirúrgica extra. En definitiva, suspender las peonadas, enfocadas precisamente a aliviar la presión de las listas de espera. A la vuelta del verano, tras cerrarse las contrataciones de los nuevos médicos recién salidos del MIR, la prioridad de Sanidad fue volver a poner los quirófanos a pleno rendimiento, operando de nuevo por la tarde y buscando la manera de aprovechar mejor las jornadas de mañana. Una actividad que desde la Gerencia del SCS confían en que no se vea interrumpida en las próximas semanas por la oleada de infecciones respiratorias, con la gripe a la cabeza.
La evolución de la lista de espera de consultas externas es similar a la de cirugías. Desciende en volumen, si se compara con el dato de final de verano (39.014), pero no tanto como el recorte anotado en junio (34.871). Así, los pacientes en cola para que les vea por primera vez el especialista eran 38.565 al cierre de noviembre. Sin embargo, la demora media es la más baja del año: 70 días, veinte menos que en diciembre de 2023 y diez por debajo del dato previo al verano. En cambio, aumenta la lista de pruebas diagnósticas -pasa de 35.126 a 37.708 en dos meses-, aunque se ha logrado que la demora media no solo no se dispare más, sino que se recorte. El SCS apunta que sigue en 55 días, la mitad que en el balance final de 2023.
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