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Sin contar la espera para la consulta con el especialista que determinará si hace falta operar (vaya por delante el matiz), la demora media en ... Cantabria hasta pasar por quirófano se sitúa en 86,93 días. Si bien la horquilla del tiempo se mueve en función de la gravedad y la demanda. Y en esta última, Traumatología se lleva la palma, con casi 3.000 pacientes en cola. En el extremo contrario figuran los doce casos de Cirugía Cardiaca. Al cierre de año, en la lista de personas pendientes de una intervención quirúrgica en el Servicio Cántabro de Salud (SCS) figuraban 8.663 nombres. «Son unos resultados buenos», destaca el gerente, Benigno Caviedes, porque «el objetivo era mantenerse por debajo de los 9.000 pacientes y de los 90 días de demora, y se ha cumplido».
La demora media empeora respecto al balance de junio, cuando se alcanzó el mejor registro de la serie histórica (71 días), pero «siempre pasa esto», justifica Caviedes: «Los meses de pleno rendimiento son de marzo a junio; el verano es menos productivo por las vacaciones, y después cuesta recuperar teniendo sólo octubre y noviembre, ya que diciembre es operativo a la mitad». El gerente subraya que «por primera vez no hay ninguna espera de más de un año», cuando en 2015, el año del cambio de Gobierno, había 94. Y suman 1.038 los que tienen por delante más de seis meses, lo que implica que «el grueso de la lista está por debajo de ese tiempo». Con respecto a diciembre de 2017, el balance se mantiene estable, con 27 pacientes menos que entonces, aunque suma un día de demora (de los 85,50 a los 86,93), «debido a que en 2018 han coincidido tres días festivos con el final de año».
No obstante, el SCS recuerda que la espera se ha recortado en 13,83 días y en 189 pacientes respecto a diciembre de 2015, el primer balance de esta legislatura. «Estamos satisfechos», añade, más aún «teniendo en cuenta que el reto fundamental en este último año era rebajar la demora de consultas externas (se han visto casi 50.000 más)». Falta por ver si la estrategia ha dado sus frutos, porque esa pata del recuento no se ha publicado. En este sentido, las estadísticas del Ministerio de Sanidad, con datos del primer semestre de 2018, sacan los colores a Cantabria, al situarla como la autonomía con la mayor tasa de pacientes pendientes de una primera consulta con el especialista (74 por cada 1.000 habitantes) y la demora más alta hasta conseguir cita (el 70% de los 41.821 cántabros en esa lista tiene que esperar más de sesenta días).
Desde la Consejería de Sanidad destacan el incremento de la actividad quirúrgica en 2018, con cerca de 1.200 intervenciones más y «sin apenas modificaciones en el número de las realizadas en centros concertados», principalmente de Oftalmología y Traumatología en Santa Clotilde, aunque no se facilitó esa cifra.
En la lista de espera de Valdecilla se incluyen 5.317 personas, con una demora media de 90,29 días, «el mejor resultado desde 2014, en gran medida debido al esfuerzo realizado para mejorar la programación quirúrgica». Sierrallana ha disminuido su lista a 2.298 pacientes (195 menos que en 2017), con una demora media de 88,85 días; y el Hospital de Laredo la ha reducido hasta 1.048 pacientes (41 menos que en 2017), con una demora media de 65,70 días. Por especialidades, el mayor número se concentra en Traumatología (2.954), Oftalmología (1.545) y Cirugía General y Digestivo (1.440), aunque estas dos últimas especialidades han registrado una disminución del 18% y del 14,3% respecto al año previo. A continuación, se han situado Urología (646), Otorrinolaringología (506), Ginecología (338), Cirugía Plástica (322) y Cirugía Infantil (290). «
Siempre habrá lista de espera porque la demanda no acaba nunca», subraya Caviedes, «primero porque la gente vive más y tiene más patologías que requieren intervenciones quirúrgicas, y segundo porque el propio avance de la medicina permite operar a pacientes que antes no se operaban». Así las cosas, la única forma de contener las listas es de la mano de «una buena gestión, que pasa por dotar de recursos suficientes al sistema para que los quirófanos puedan aumentar la actividad; priorizar a los pacientes en función de la urgencia (en Oncología y Cardiología no puede haber demoras que alcancen el mes) y, después, a los que acumulan esperas más prolongadas». Caviedes explica que para que no se disparara la lista de espera quirúrgica como consecuencia del aumento de las consultas externas, «en el último año Valdecilla ha aumentado la actividad quirúrgica de mañana y se ha potenciado también la cirugía mayor ambulatoria (CMA), que permite una recuperación más rápida y, por tanto, una mayor rotación de camas». Mientras, los hospitales comarcales, «más sujetos a la intervención quirúrgica urgente» y con una tasa elevada de CMA, han podido mejorar sus registros, especialmente de Traumatología, operando mañana y tarde.
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