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Nada indica que la tímida senda del crecimiento en que parece haberse acomodado la economía española tenga efecto en un incremento de la población cántabra, como está sucediendo en otras comunidades. Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población de la región descendió de nuevo entre enero y julio en 1.416 personas. Una cifra que preocupa aún más si se tiene en cuenta otro número, el de la inmigración, traducido en los 1.010 ciudadanos que llegaron provenientes de otros países y los 122 que cambiaron su comunidad por Cantabria. Ni siquiera este balón de oxígeno frena la caída.
La misma estadística del INE aclara que Cantabria cerró julio con 580.997 ciudadanos, un 0,05% menos, mientras que en el conjunto del país la población creció un 0,16%. De hecho, en toda España aumentó de enero a julio en 74.591 personas hasta superar los 46,7 millones de residentes.
Son nueve las comunidades autónomas donde se produce ese incremento, especialmente en Baleares (0,83 %), Madrid (0,58 %) y Canarias (0,53 %). Por contra, se redujo en las ocho restantes, así como en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
122 Ciudadanos cambiaron su comunidad autónoma por Cantabria entre enero y julio.
0,05% Habitantes menos figuraron en el registro cántabro al finalizar julio.
Parece que la inmigración no es suficiente en Cantabria para llegar hasta una cifra en positivo del saldo vegetativo –la diferencia entre nacimientos y defunciones–. En España el saldo migratorio positivo de 121.564 personas compensó un saldo vegetativo de -46.273 personas. En esta región, sin embargo, los nuevos habitantes llegados de fuera no tapan el agujero que produce la pérdida de población. Según datos del INE, este año –entre enero y junio– nacieron menos niños que en el mismo periodo del pasado ejercicio (1.855, es decir, 158 menos que en 2017). Sin embargo, el envejecimiento progresivo de la población se tradujo en un incremento de las defunciones (hubo 3.271 muertes, 158 más que el año anterior).
La cántabra no es la única comunidad en números rojos. Los descensos de población más acusados se dieron en la ciudad autónoma de Ceuta (–0,35 %), en Castilla y León y Asturias (–0,32 % en ambas) y en Extremadura (-0,30 %). De este modo, Cantabria, con -0,05%, se sitúa, junto con La Rioja, como la comunidad con menor crecimiento poblacional negativo de las ocho que perdieron habitantes, encabezadas por Castilla y León (-0,32%).
«La crisis económica, la falta de empleo en una región o en un país empuja a que los jóvenes tomen la decisión de buscar oportunidades de trabajo, de vida, de bienestar y de futuro en otros lugares. Cuando un territorio no fija a su población es que existe un problema grave», explica el sociólogo de la Universidad de Cantabria (UC)Juan Carlos Zubieta.
Quizá haya que esperar a que este cambio de tendencia en la economía se traduzca en un crecimiento de población. «Los tiempos de la demografía son muy lentos, los tiempos de la economía son otros», dice Pedro Reques, catedrático de Geografía Humana de la UC: «No están acompasados ni van a estarlo, así que por ahora no es previsible ningún cambio». El único revulsivo para la región sería un cambio económico «de gran magnitud», apunta.
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