Llegada de medusas gigantes

Miden hasta un metro de diámetro, sus tentáculos pueden alcanzar los tres metros y llegan a pesar hasta 25 kilos. Se trata de unas medusas de mayor tamaño que las especies que suelen aparecer en aguas cántabras. «Son las más grandes que he visto en mi vida», dice Daniel Iglesias, ayudante de investigación I+D+I del Instituto Español de Oceanografía y amante del submarinismo. Él conoce el litoral cántabro como la palma de su mano y asegura que jamás había visto ejemplares de tal tamaño.

Además, aunque pueden parecer inofensivas, pican. Su picadura es más leve que la de otras medusas, pero no se deben tocar, manipular o sacar fuera del agua. Los expertos piden a quien vea una que mantenga la distancia y se aleje lentamente sin brusquedades, pues podrían favorecer que los tentáculos entren en contacto con la piel.

Su nombre científico es 'Rhizostoma luteum'. Esta especie habita el litoral atlántico desde el Canal de la Mancha hasta Sudáfrica. Sin embargo, en España se mueve en la costa sur y Mediterráneo (desde Huelva hasta Murcia). Aún así, los expertos apuntan que sería engañoso pensar que aparece por las altas temperaturas ya que vive entre los 13º y los 28ºC. Además, gracias a su gran tamaño, no depende de las corrientes y es capaz de nadar, lo que le permite elegir su rumbo. «En un solo día vi tres en Molinucos, pero están por todos lados, tanto en Santander como en el resto de la región», afirma Iglesias. Se han avistado en playas como Bikinis, Los Peligros, la Primera de El Sardinero, El Puntal, Langre, Comillas, Somo, Loredo, Liencres y Virgen del Mar. Su expansión llama la atención de los expertos ya que en Cantabria no había registros de su llegada, y menos en estas cantidades. Aunque no haya datos oficiales, se sabe que han aparecido decenas de ellas.

Por ello, el CSIC ha requerido al Centro Oceanográfico de Santander el recuento de los ejemplares que se han detectado en Cantabria, encargo que «está siendo muy complicado», según comenta Iglesias. Además, apelan a la colaboración ciudadana para completar el recuento. El avistamiento de medusas de cualquier tamaño puede ayudar. Animan a enviar las fotografías al Departamento de Biología del Museo Marítimo del Cantábrico o al correo electrónico l.p@csic.es, adjuntando con la imagen la información de la playa y la fecha en la que fue tomada.

Fue una medusa varada en el puerto de Raos (Maliaño) la que alertó a un transeúnte, quien llamó al departamento de Biología del Museo Marítimo del Cantábrico, donde identificaron la especie. Después, el Instituto de Oceanografía de Santander contactó con una de las mayores expertas en esta especie, la doctora Laura Prieto, del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, que depende del CSIC. Fue ella quien requirió el recuento de los varamientos en Cantabria, que le podrían servir para futuras investigaciones sobre la dinámica poblacional y la biología de esta curiosa especie.

Luego, en julio, se avistaron unas cuantas más, pero fue ya en agosto cuando aparecían por todas partes. Desde entonces han aparecido decenas de medusas gigantes y todavía esta semana se han dejado ver en la playa de Langre. Un 'bloom', como se define este fenómeno extraordinario, que ha llevado tantas medusas de pronto al litoral cantábrico. Y aunque en septiembre no se están avistando, entre otras cosas porque hay menos bañistas que se cruzan con ellas, están ahí. Las medusas gigantes siguen llegando a los arenales cántabros.

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