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El cántabro Moncho Escalante, con la bandera de España, junto a una familia de ucranianos que ya viaja hacia Valencia. DM

«Cuando llegamos y vimos a los niños ucranianos nos pusimos todos a llorar»

El cántabro Moncho Escalante, que partió el pasado martes con un grupo de amigos hacia la frontera de Ucrania, se ha quedado unos días más en Polonia para coordinar la salida de refugiados hacia España

Ana del Castillo

Santander

Viernes, 11 de marzo 2022, 13:29

¿Qué tienen en común un sevillano, un vasco, un madrileño y un cántabro? Si buscan un chiste en la respuesta no lo van a ... encontrar. Un grupo de 16 amigos de lo más variopinto -«y cincuentones todos»- se plantó el pasado martes en la frontera con Ucrania «para ayudar». Ese era el sentir común, hacer algo por toda esa gente que está huyendo de su país con la mirada perdida. Su plan, que dejaba una gran parte a la improvisación, era llegar a los campos de refugiados con ocho furgonetas cargadas de material de primera necesidad y 28 plazas libres para traer a mujeres y niños a España. Una parte de la solidaria expedición volvería en avión -para liberar más espacio- y los otros en los vehículos, acompañando a los ciudadanos ucranianos. Sin embargo, la situación en el terreno siempre es distinta a como uno lo reproduce en su cabeza. Por eso, precisamente, el cántabro decidió quedarse y no regresar ni por tierra, ni por aire. Moncho Escalante, vecino de Santander, se ha autoproclamado 'coordinador' para aquellos colegas, cada vez más, que se están animando a coger el coche e ir a buscar refugiados.

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