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La oposición le busca las vueltas al Gobierno regional en materia económica, ahora que se avecina el debate de los Presupuestos, el más importante del año. La presidenta del PP, María José Sáenz de Buruaga, lleva días insistiendo en sus mensajes a la opinión ... pública sobre la subida de impuestos que prepara el Ejecutivo y sobre su incapacidad de negociar con el Estado el nuevo modelo de financiación autonómica para Cantabria, y ayer aludió a ambos asuntos en su interpelación a Miguel Ángel Revilla.
El presidente eludió referirse al asunto tributario, pero ya es cosa sabida que si se pretende aumentar el Presupuesto del año preelectoral en un 4,6%, –la previsión de crecimiento regional apenas llega al 2,5%– algo habrá que hacer para dedicar algo más de dinero a la inversión productiva y que las cuentas de ingresos y gastos cuadren más o menos.
Sobre la financiación autonómica, la diatriba habitual: de la inacción y las falacias del Ejecutivo regional que deplora el PP a la morosidad del Gobierno de España que denuncia Revilla. En el aire quedó el desafío, seguramente retórico, de que el presidente y la líder popular acudan juntos a negociar con Rajoy y con Montoro un sistema de financiación que cubra el coste efectivo de los servicios que se prestan en Cantabria.
Para desafío, el que lanzó a Revilla el portavoz de Podemos, José Ramón Blanco, de que el Gobierno cántabro renuncie a aprobar los Presupuestos 2018 con el voto tránsfuga del ‘diputado 18’ de la coalición PRC/PSOE, Juan Ramón Carrancio, el ex de Ciudadanos. Revilla rechaza hablar de tales retos, pero se le nota muy enfadado cuando le sacan el asunto a relucir. Pues no le queda nada de aquí en adelante.
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