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LUCÍA ALCOLEAJOSÉ MARÍA GUTIÉRREZ
VILLANUEVA DE LA PEÑA/ SANTANDER.
Miércoles, 23 de octubre 2019, 07:16
La relación de los vecinos de Villanueva de la Peña (Mazcuerras) con el río Saja es de amor-odio. Sobre todo, tras las graves inundaciones que asolaron la zona el pasado mes de enero, cuando algunos propietarios tuvieron que ser evacuados de sus casas ... en barca. Cada vez que las predicciones meteorológicas anuncian fuertes lluvias, la mayoría se pone a temblar. Y ayer fue uno de esos días. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) anuncia que hoy se pueden acumular hasta 150 litros por metro cuadrado en el litoral, el Valle de Villaverde y el centro de la región, y 60 en Liébana y la zona del Ebro. Aunque se pronostican precipitaciones persistentes durante todo el día, la mayor intensidad se producirá por la tarde-noche. Una situación que pondrá a Cantabria en alerta por intensas lluvias, viento y oleaje. El efecto de la Depresión Aislada en Niveles Altos de la Atmósfera (DANA).
Según las estimaciones de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, la cuenca en la que caerá más agua es la del Pas-Miera, pero en Villanueva no las tienen todas consigo. «¿Cómo no vamos a tener miedo? Estamos acojonados, así que mañana (por hoy) igual me cojo el día libre para ir sacando cosas de casa y poniendo los muebles en alto». Enero sigue demasiado presente.
Ya desde por la mañana miraban por la ventana para controlar el caudal del río. Sube o baja como una bola de angustia. Abelardo Callejo no fue a trabajar porque tenía fiebre. «Me pilláis en casa de casualidad», decía al mediodía. Él es el vecino que tiene previsto cogerse el día. Por si acaso. «En enero el agua llegó hasta aquí», señalaba en su vivienda a un metro y medio de altura de la pared, ahora blanca e impoluta. «Tuvimos que poner todo nuevo, muebles incluidos». Dice que esta vez el agua no le pillará desprevenido. «Hemos colocado una arqueta en el jardín para sumergir una bomba de achique, porque creemos que, si mantenemos esta zona a raya, el agua no sobrepasará el rodapié». Además, en la finca exterior colocarán un muro de ladrillos, «aunque apenas surte efecto si la crecida es muy grande», y no les ha dado tiempo a comprar «una barra protectora para colocarla en la entrada del jardín». El problema aquí no es la lluvia que cae del cielo, sino el Saja. ¿Su deseo? «No tener que usar nada de esto».
Él lleva desde el domingo pendiente de la predicción de lluvias en Los Tojos y de la página web de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) donde se informa sobre el nivel de los ríos. Allí, en base a las previsiones de la Aemet, confeccionan un informe cada seis horas con las precipitaciones que se esperan en las 48 siguientes. Se declara la situación de «vigilancia» si se superan unos límites que se establecen en base a la experiencia de episodios previos. Para el Saja-Besaya, en principio, lo esperado son 41,8 litros por metro cuadrado en 24 horas. Por debajo de ese umbral de vigilancia (50 litros). Lo peor, en esas estimaciones, será de ocho a once de la noche en la cuenca del Pas-Miera. Ese puede ser el intervalo y el punto concreto (tomando como referencia los ríos) en el que se fije la atención. Y aunque en los primeros informes del día, la precipitación calculada para esta zona sí superaba los umbrales mínimos, la cantidad prevista se redujo en los siguientes. En total, 48,5 litros por metro cuadrado.
«Ahora están quitando piedra del río, algo que era necesario, pero deberían colocar escolleras porque, si no, volverá a salirse», prosigue Abelardo. «Yo llevo 44 años viviendo en esta casa y hasta ahora nunca se habían producido inundaciones tan seguidas de esta magnitud».
Al otro lado de la carretera en el mismo barrio, por donde pasan una y otra vez camiones y palas excavadoras de las obras que se están acometiendo en Saja, tiene su casa Pepita Gómez, que lleva desde enero viviendo en Mazcuerras. El río casi se la lleva por delante. «Destrozó y movió los cimientos. A mí me sacó Revilla de casa en barca y salí en todas las televisiones» (la foto fue de las más comentadas). Los obreros llevan diez meses trabajando «y eso que me dijeron que para octubre ya iba a poder vivir aquí». «Vivimos con miedo, qué quieres que te diga, por aquí el agua pasaba por encima de nuestras cabezas».
Dice que de las previsiones para hoy «algo» ha oído, pero casi prefiere no saber mucho. «No me asustes porque quiero dormir tranquila». Y también tienen previsto tomar medidas. «Vamos a colocar un cemento especial en la parte baja de la casa». Eso, y refuerzo para las ventanas con vigas de hierro.
«La culpa la tienen los de arriba, que no limpian el río y hace cincuenta años que no se toca», opina levantando la voz la vecina de Pepita, Camila Gómez. Otra evacuada más. Ella ha logrado volver a su casa. «Jamás ha entrado el agua como ahora. Como para no tener miedo». Pero Camila no colocó ayer ladrillos, ni nada. «¿Qué voy a hacer? ¿Ponerme unas botas de agua para salir corriendo? Nada hija, si nos toca, nos toca. Poco podemos hacer».
Dice que no le tiene «miedo a la lluvia». Al río, sí. «Y antes esto no pasaba, por eso ya no se vive tranquilo cerca del Saja». Sabe que están sacando piedra del cauce, «pero tienen que reforzar los lados con escolleras». Es una opinión generalizada por la zona. Josefa San Román, que andaba barriendo los aledaños del antiguo lavadero, junto al río, contaba lo mismo. «Es horrible, se me inundó todo. En lo que no arreglen el río estamos igual y parece que va muy lento».
Hay, incluso, cierto punto fatalista. A Encarnación Gutiérrez, la vecina de enfrente, el agua le entró al garaje y le estropeó todos los congeladores que tenía dentro. «Yo no tengo miedo nena, porque ya no tenemos nada que perder».
¿Y qué es exactamente lo que se espera? El efecto de la Depresión Aislada en Niveles Altos de la Atmósfera (DANA), que afecta desde el lunes por la noche a diferentes zonas del país y que aquí entrará con fuerza este miércoles.
En concreto, a partir de las ocho de la mañana y hasta la medianoche, se activará el aviso por lluvias, que será de nivel naranja en el caso del centro regional, el valle de Villaverde y el litoral cántabro, donde se pueden acumular 40 litros por metro cuadrado en una hora y hasta 100 en doce. Igualmente, durante el mismo periodo, se pondrá en marcha el aviso amarillo por lluvias en la comarca de Liébana y la Cantabria del Ebro, donde las previsiones de la Aemet apuntan que se pueden acumular 60 litros por metro cuadrado en doce horas. Es probable, además, que los intensos chubascos vayan acompañados de tormentas en muchos puntos de la geografía regional.
«Se van a producir lluvias abundantes, que alcanzarán la máxima intensidad durante la tarde y la noche», analiza José Luis Arteche, delegado en Cantabria de la Aemet. Según detalla, se trata de «un frente ocluido que se ha situado sobre el norte de España, que está un poco estacionario en el Cantábrico y que va desencadenar abundantes precipitaciones, al menos eso es lo que se espera según apuntan los modelos». No sólo agua. El paso de la DANA por Cantabria activará a lo largo de la jornada del miércoles otros avisos por viento y oleaje (fenómenos costeros). Estos últimos comenzarán a las 15.00 horas, cuando se prevé que empiece a registrarse un viraje del viento del oeste al noroeste con fuerza 7. La alerta será de nivel amarillo hasta las 21.00 horas, tras lo que se incrementará a naranja al subir a 8 la fuerza del viento en el mar, situación que se prolongará hasta las cinco de la madrugada del jueves.
Esta importante fuerza pondrá en aviso amarillo por vientos a la franja litoral de la comunidad autónoma, donde entre las seis de la tarde y la medianoche de hoy las rachas pueden alcanzar los 90 kilómetros por hora.
Arteche recomienda a los ciudadanos estar «pendientes» de los avisos que se facilitan -y actualizan- desde la Aemet para ser conocedores de la situación de la meteorología en cada momento y, como es habitual en estos casos, extremar la precaución en los desplazamientos en carretera y evitar los paseos por los frentes marítimos a las horas donde más arreciará el viento. Además, en el caso de los ríos, la situación se actualiza de forma permanente en la web de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. Si en las mediciones sobre el terreno se detecta que los niveles determinan situaciones de vigilancia (seguimiento, prealerta o alerta), se avisa al 112 y Protección Civil.
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