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Rafa Torre Poo, Mariana Cores y A.G.P./P.CH.
Santander
Miércoles, 18 de enero 2023, 07:12
Había temor a que las previsiones de principios de semana para el tercer día del temporal se cumpliesen. En un principio, se esperaban para este miércoles nevadas a cualquier cota, incluso en el litoral. «Las precipitaciones podrían llegar a localidades situadas a unos 300 metros ... de altitud, o un poco menos, pero jamás nevará en lugares como Santander o al mismo nivel del mar», señaló a este periódico José Luis Arteche, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Cantabria (Aemet). Y esta nieve se dejó ya notar con intensidad anoche y a las 22.00 horas complicaba la circulación en la Autovía de la Meseta entre Matamorosa y Silió (en el municipio de Molledo). Se prohibió el paso de camiones y se inició el embolsamiento de este tipo de vehículos en Santa Cruz de Iguña y Matamorosa para evitar problemas durante la madrugada, segun los datos de la DGT.
Los copos serán protagonistas hoy. La llegada de una masa de aire frío de origen ártico marcará una jornada que seguirá dominada por las fuertes rachas de viento, el oleaje y las tormentas –tanto de agua como de nieve–, una situación que se prolongará inicialmente hasta el viernes. La Aemet mantiene activada la alerta naranja (riesgo importante) en la comarca de Liébana y el centro de la región, donde se prevén espesores de entre 15 y 20 centímetros. En la zona de Campoo la alerta será amarilla y podrían acumularse cinco centímetros. Además, continuará la alerta amarilla en el litoral por fenómenos costeros.
Si los modelos de la agencia pública se cumplen, la cota de nieve irá ascendiendo a lo largo de la jornada hasta situarse en el entorno de los 500-700 metros. Mañana jueves seguirá subiendo hasta terminar el día por encima de los 1.600 metros de altitud. De hecho, las alertas de la Aemet se desactivarán al medio día en Liébana y sobre las seis de la tarde en el centro de la comunidad y la zona de Campoo.
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Así que el frío y la nieve toman el relevo de dos jornadas de alertas por intensas lluvias que han dejado en la región un reguero de inundaciones, muros caídos, balsas de agua, carreteras cortadas y vecinos afanados en evitar daños mayores en sus pertenencias. La segunda jornada del primer temporal del invierno se cebó este martes especialmente con la zona oriental, anegó numerosas calles de Laredo, Liendo y Castro Urdiales, y dejó sin clase a casi 5.000 alumnos de numerosos centros educativos. Llovió mucho, sí; aunque menos que el lunes, y el cauce de los ríos regresó a la normalidad.
Pero no son solo los grandes ríos causaron problemas y, ayer, el arroyo Ojo Negro tomó posesión del zoo de Santillana en el que ha sido la peor inundación en sus 46 años de historia. Una avalancha de agua que obligó a mover a cientos de animales a las zonas altas de recinto para evitar que se ahogaran o sufrieran daños por el agua.
A la espera de que hoy la nieve tome el protagonismo, cabe recordar que en noviembre de 2021, los fuertes aguaceros fundieron rápidamente la costra blanca que se había formado en las montañas y en apenas 48 horas se desbordaron los ríos Asón y Pas a su paso por Ampuero y Piélagos, que sufrieron graves inundaciones. Esta vez sólo ha hecho falta la ayuda de la lluvia, que desde la madrugada del domingo al lunes no ha dejado de caer de manera persistente e ininterrumpida. Ayer, fue de nuevo una localidad cántabra –en esta ocasión, Bárcena de Cicero (67,4 litros por metro cuadrado)– la que encabezó el ranking nacional de los puntos más lluviosos. Aunque estuvo lejos de los 130,8 litros/metro cuadrado que registró Ramales de la Victoria el día anterior.
La explicación a cómo se encuentra Cantabria en la actualidad está en que ha llovido tanto en tan poco tiempo que el terreno está completamente saturado y es incapaz de absorber más líquido. Casi ningún municipio se ha librado de este fenómeno. La comarca oriental fue la que se llevó la peor parte este martes. En Laredo se vieron muy afectados los barrios de San Lorenzo, El Pelegrín y La Pesquera. También en Limpias el diluvio hizo estragos. «Liendo se ha embalsado», explicó gráficamente el consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa. El barrio Llatazos fue el más castigado.
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