Localizan siete horas después a un turista israelí perdido en Noja

La familia se percató de que no estaba en su habitación a las 10.30 horas de este pasado jueves; pero nadie sabe a ciencia cierta en qué momento este turista israelí de 80 años, que sufre según sus allegados «principio de demencia», se fue a caminar sin rumbo por la localidad. Fueron sus familiares los que dieron el aviso a la Guardia Civil, que preparó un dispositivo de búsqueda para el que también contó con la Policía Local de Noja y que terminó con éxito cuando le encontraron a las cinco y veinte de la tarde, casi ocho horas después.

Los agentes se desplegaron por todo el municipio y comenzaron a buscar en las zonas más turísticas del municipio; aunque como indicó la familia, no había ningún indicio de que el hombre tuviera pendiente hacer ningún recado, o ninguna excursión, nada. «Nos hemos puesto a buscar un poco a ciegas. Era cuestión de mirar por todas partes a ver dónde podía estar», comentan fuentes de la Guardia Civil.

Lo primero que se hizo fue revisar las cámaras del hotel, donde se registró cómo el hombre salía por la puerta principal y con toda tranquilidad. «Lo más lógico es que al salir del edificio se haya desorientado porque aunque no tiene una afección muy seria, según la familia comienza a tener lagunas y a estar algo perdido en ciertas ocasiones, como la de este pasado jueves», añaden fuentes de la Benemérita.

Los agentes se desplegaron por el municipio y las localidades colindantes. Hay vecinos que cuentan que lo vieron por Argoños y bordeando el monte Mijedo. Finalmente fueron los agentes de la policía local de Noja los que lo hallaron en el camino que une Noja con Argoños. «No sabemos hasta dónde habrá ido pero por lo menos lo hemos encontrado y se le ha pasado el susto a la familia», cuenta uno de estos uniformados municipales.

Cuando lo encontraron a las 17.20 horas, el hombre estaba tranquilo. «Para nada parecía inquieto por haberse perdido. El, sencillamente, continuaba con el paseo». De hecho no quería subir al coche patrulla cuando le localizaron. Los agentes se comunicaron con él como pudieron. «Le indicamos que éramos policías y que nos tenía que acompañar. Él parece que no entendía muy bien qué estaba sucediendo». Pero al final de la historia, de regreso al hotel, cuando su familia salió a recibirle y a abrazarle, al hombre le cambió el rosteo. «No estaba inquieto, ya digo, pero sí que es verdad que cuando llegó con los suyos se le notaba más contento. Igual algo de miedo si que tenía, lo que pasa es que no lo mostraba», añade el agente que le encontró.

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