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El Juzgado de lo Penal Nº5 de Santander ya ha localizado a la testigo que faltaba por declarar en la repetición del juicio contra el exlíder de Podemos Cantabria, José Ramón Blanco, acusado de supuestos delitos de lesiones y contra la integridad moral ... a su excompañera de partido y exdiputada autonómica Verónica Ordóñez.
Después de la surrealista declaración el pasado jueves de una mujer que no tenía nada que ver con el caso, pero que tiene el mismo nombre y apellidos de la testigo de la defensa, Belén Millán Pérez (fue asesora del exdiputado podemita Alberto Bolado), el Juzgado ya ha citado a la última persona que quedaba por comparecer en el juicio y que tendrá que declarar, también por videoconferencia, el próximo jueves, 14 de diciembre. Ese día está previsto que termine el juicio, una vez que se produzca esta testifical y las partes eleven a definitivos sus escritos de calificación de los hechos y den a conocer sus conclusiones.
Como se recordará, el pasado jueves se vivió en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal Nº5 una comparecencia que ninguna de las partes llegó a entender hasta que se certificó que la mujer que estaba declarando no era la testigo que había propuesto la defensa.
«¿Usted ha trabajado en Podemos con José Ramón Blanco y Verónica?», preguntó el fiscal. «No», respondió la mujer a través de una videoconferencia. «¿Ha tenido usted relación laboral o personal con ellos?». «No», volvió a contestar.
Ante el desconcierto de los presentes, la jueza tomó la palabra: «¿Usted sabe por qué está aquí, por qué se la ha llamado?». «No», contestó de nuevo la mujer. «¿No conoce a estas personas?». «No».
«¿Pero usted ha formado parte del Grupo Parlamentario Podemos en el que estaban estas personas?», insistió el fiscal. «No». «¿Es usted Belén Millán Pérez?». «Sí». «¿Y ha declarado ya en estas diligencias en fase de instrucción?». «No».
Tras esta batería de respuestas, la jueza preguntó a los asistentes si alguien reconocía a la testigo. A lo que la denunciante señaló que le sonaba la voz, pero que no apreciaba muy bien la imagen. Entonces, la jueza solicitó el número del DNI a la mujer y le preguntó dónde reside. «En Monachil, Granada», fue la respuesta. «¿A qué se dedica usted?», preguntó a continuación la magistrada. «Trabajo en un aparcamiento». «¿Y anteriormente?». «Antes no he trabajado, y hace muchos años lo hice vendiendo electrodomésticos». «¿Usted ha estado en Cantabria?», interpeló la jueza. «Hace veinte años estuve de vacaciones», contestó la mujer. «¿Entonces estará sorprendida por estar hoy aquí?», planteó la togada. «Mucho, es la tercera vez que vengo a hacer una videoconferencia. Las dos veces anteriores no funcionó y ahora... Estoy haciendo 170 kilómetros desde mi casa». «¿Y no ha dicho usted en el juzgado que no tenía nada que ver con este caso?», requirió la jueza. «No me han dado información nunca. No me han dicho para qué era».
Cuando la jueza, que llegó a advertir a la mujer de que estaba bajo juramento, comprobó que no era la testigo del caso, suspendió el juicio hasta que se localizara a la persona indicada.
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