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Dos empleados organizan los pedidos del día siguiente.

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Dos empleados organizan los pedidos del día siguiente. Luis Palomeque

«Es una locura. No para de sonar el teléfono de gente pidiéndonos comida»

Los problemas derivados de la crisis del coronavirus hacen que el Banco de Alimentos de Cantabria atienda más del doble de sus pedidos diarios

María Causo

Santander

Martes, 28 de abril 2020, 07:07

«Es una locura. No para de sonar el teléfono de gente pidiendo comida». Esa es la situación actual que vive el Banco de Alimentos de Cantabria, tal y como relata una de sus trabajadoras, Marcela Calle. La crisis del coronavirus ha provocado el cierre de las empresas y la declaración de numerosos ERTE a lo largo de la región y está complicando la situación económica de cientos de ciudadanos, que se ven obligados a recurrir a esta organización para pedir alimento.

Calle asegura que, en estas últimas semanas, han recibido más de 1.800 solicitudes de familias «únicamente» del ámbito de Santander. «La mayoría son de cuatro miembros, pero también hay personas mayores, drogodependientes, etc». En total, sumarían 7.200 usuarios nuevos en la capital. A este gran aumento de peticiones, hay que sumar también las 800 familias que vienen de otros puntos de Cantabria.

El presidente de la institución, Francisco del Pozo, explica que se está proporcionando alimento a más de 30.000 personas. Y así lo confirman las cifras que maneja el Banco de Alimentos. Antes de la pandemia, repartían mil kilos de comida al día, lo que serían unos 5.000 kilogramos semanales entre 20.000 personas. «A día de hoy, estamos hablando de 5.000 kilos diarios y 25.000 semanales. Ya servimos a más de 30.000 personas, 10.000 personas más que antes del virus, pero me temo que la cifra va a seguir aumentando» relata Del Pozo.

«Hemos recibido 1.800 solicitudes de familias sólo en Santander, pero también hay peticiones de otros colectivos»

Marcela Calle - Empleada del Banco de Alimentos

«Hemos pasado de repartir 5.000 kilos de comida semanales a 25.000, y me temo que la cifra va a seguir subiendo»

Francisco Del Pozo - Presidente del Banco de Alimentos

Todo esto supuso que, en un principio, las reservas del Banco de Alimentos se vieran reducidas. «Empezamos estando un poco escasos de leche, alubias, garbanzos...», señala Calle. Sin embargo, la solidaridad que emerge estos días se ha traducido en multitud de iniciativas para dotar de alimentos a la institución. «Hemos recibido donativos alimentarios de empresas de muchos sectores que nos están permitiendo seguir dando una alimentación bastante completa», señala Del Pozo.

Precisamente, el contenido de las cajas que entregan es muy variado. Dispone de galletas, café, cereales, cacao, leche, yogures, arroz, pasta, alubias, garbanzos, lentejas, azúcar, aceite, conservas de pescado, tomate, zumos, refresco, quesos, huevos... Aproximada, unos 30 kilos de comida.

A pesar de que todavía no se preocupan demasiado por el estocaje de comida, Del Pozo es cauteloso porque cree que la situación «se va a prolongar». «No tenemos costumbre de comprar alimentos, pero en esta situación, que parece que va par largo, vamos a tener que hacerlo». Por eso, el Banco de Alimentos está comenzando una campaña de colaboración ciudadana para pedir la aportación de una pequeña cantidad a ingresar en sus cuentas de Liberbank o la Caixa, cuyo número de cuenta se puede consultar en la página web de la organización.

Protocolo contra el virus

Como cualquier organización, el coronavirus ha reorganizado el día a día del Banco de Alimentos. Su presidente confirma que siguen trabajando, pero «en servicios mínimos». «Hay una decena de trabajadores en la sede de Fernando de los Ríos, en Santander, y unos 25 en la nave de Tanos. Ellos distribuyen y clasifican la comida, mientras la gente más vulnerable estamos en casa». Uno de los voluntarios que ayudan ahora mismo en Santander es Roberto Sañudo. Se incorporó la primera semana que se decretó el estado de alarma al enterarse de que muchos voluntarios estaban en aislamiento. «Es algo momentáneo porque tengo que volver a mi trabajo, pero mientras echo una mano». En sus cuatro horas de voluntariado Sañudo repone, ordena, pesa, coloca y prepara pedidos. «Cada día cambiamos de materiales, guantes y mascarilla. Tomamos muchas precauciones». Una de ellas ha sido sustituir la recogida de las cajas de alimentos por el reparto a domicilio. Una labor en la que participan diariamente Correos, Aqualia, Protección Civil y bomberos, entre otros.

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