Lora-Tamayo comunicará «esta semana» al Ministerio la decisión sobre su futuro

Esta nueva situación le ha hecho plantearse una dimisión a la que había renunciado de forma tajante antes pese a las propuestas del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, que prefería su salida de esta forma antes de que a través de una moción de censura. «Y si sigo, ya veremos qué pasa...», añade, consciente de que prolongaría la resolución final de una rocambolesca historia que escribió su primer capítulo el pasado 7 de noviembre cuando la nueva Secretaría de Estado del área, Ángeles Heras, comunicó al rector que el Gobierno de Pedro Sánchez (PSOE) no contaba con sus servicios pese que sólo ha cumplido el primero de sus cuatro años de mandato. La razón, la intención de incorporar a una mujer al frente de la UIMP -sería la primera de la historia- para cumplir la «línea» del Gobierno socialista, en una decisión política que no encuentra precedentes en la historia de la institución. Cabe recordar que Lora-Tamayo fue nombrado rector el 24 de noviembre de 2017, entonces con Mariano Rajoy (PP) al frente del Ejecutivo.

En la reunión del jueves, en la que, entre otros puntos, se iba a abordar el relevo de Lora-Tamayo, el todavía rector solicitó «unos días» para reflexionar sobre su futuro, paralizando así la moción de censura planteada desde el Ministerio para provocar su salida y que finalmente no se llegó a votar. Este lunes, el prestigioso científico concretó que «seguramente» será «antes del próximo fin de semana» cuando haga llegar su respuesta. Lo hará por escrito.

Reconoce Lora-Tamayo que durante estos días ha «empezado a pensar» al respecto, ha dado muchas vueltas a su cabeza, ha hablado con sus colaboradores, pero insiste en que aún no tiene decidida su continuidad o no al frente de la Universidad tan íntimamente vinculada a Santander y Cantabria, donde desarrolla sus Cursos de Verano. «Si hubiera determinado marcharme tras lo ocurrido en el patronato, hubiese presentado allí mismo la dimisión. No tiene ningún sentido esperar tres, cinco o siete días si lo tuviese claro», explica.

Y mientras tanto, continúa trabajando en una situación del todo «extraña». «Así es, a cualquiera que le preguntes por la calle te contestaría eso», indica el rector. No quiere que el conflicto «afecte» a la actividad de la UIMP, que «tiene que seguir funcionando». Mantiene la rutina habitual, la gestión desde su despacho y la agenda externa, independientemente de que tiene «en cartera» dar una respuesta. Así, este martes presidirá el jurado del XXXII Premio Menéndez Pelayo y el jueves inaugurará en Barcelona el VI Seminario sobre Gestión en Farmacia Hospitalaria para directivos. Eso sí, asume que en esta situación «no debo tomar grandes decisiones; puedo, pero no debo».

En función de sus palabras y de la agenda, todo hace indicar que será el viernes cuando comunicará su determinación. Añade el rector que desde el Ministerio no le están apresurando. «No me han dicho nada. Les pedí unos días y estamos en ellos. Otra cosa es que tardara tres semanas en contestar y ellos se pusieran nerviosos, pero la reunión fue el jueves», señala al respecto.

Lora-Tamayo desconoce el protocolo que sucederá a su decisión. «Si presentó mi renuncia, queda todo en manos del Ministerio. Pero, realmente, no sé si tengo que esperar a que acepten mi dimisión; si tengo que seguir esperando en calidad de rector hasta que eso se traduzca en un decreto-ley del Consejo de Ministros -al igual que sucede cuando se produce el nombramiento-; o puede ser también que quieran esperar hasta tener ya bendecida por un patronato a la persona que me va a sustituir. No tengo ni idea», reflexiona. ¿Y si decide continuar? «Pues ya veremos a ver...», contesta. Sabe que eso obligaría a volver a convocar al patronato, a cuadrar las agendas de todos sus miembros y a retomar la moción de censura aplazada... Y que saliera adelante.

Sea como sea la salida de Emilio Lora-Tamayo de la UIMP -otra opción es inviable-, el catedrático ha sumado numerosos apoyos a lo largo de este mes de noviembre desde que el Ministerio le comunicara sus intenciones. Y desde muy distintas esferas. Desde el ámbito científico, más de 150 trabajadores del CSIC que presidió en dos etapas el rector, todos ellos renombrados expertos en la investigación española, pidieron a través de una carta al ministro Pedro Duque que «reconsiderara su decisión de cesar al rector» y «respetara» su mandato. Desde el ámbito académico, el propio patronato de la UIMP dio un respaldo «unánime» a la labor desarrollada por Lora-Tamayo en este primer año, aprobando sin ninguna objeción el informe de gestión de 2018. Una unanimidad que después se rompió al hablar de futuro, ya que «varios» de los 18 miembros de esta comisión expresaron su desacuerdo respecto a la continuidad de su programa de trabajo de cara al próximo curso y abogaron por otras líneas.

Y también desde el ámbito político Lora-Tamayo ha sumado respaldos, como el expresado por la alcaldesa de Santander, Gema Igual, que solicitó anteponer «la visión académica a la política», y otros que ha recibido a nivel privado. Incluso el rector pretendió lograr la mediación del PSOE cántabro ante su 'jefe' Pedro Sánchez -se reunió con Pablo Zuloaga y Pedro Casares-, aunque en este caso sin éxito.

Y, además, en este juego de estrategias en que se ha convertido esta historia, Lora-Tamayo ha logrado dejar en evidencia al Ministerio. Primero, al hacer pública la motivación de su pretendida salida. Después, al renunciar a presentar la dimisión solicitada «por respeto» al proyecto y a todos los patronos que lo respaldaron. Más tarde, al paralizar la moción de censura que había 'allanado' el propio Gobierno con la inclusión de cuatro nuevos patronos para asegurarse que saliera adelante. Ahora, aunque su marcha parezca inevitable, ha conseguido tener en su mano su futuro y ser él el que decida. Su adiós sería así fruto de una decisión propia.