Con apenas 19 años, Angelines Balbás (Requejo, 1959 ) atendía a sus vacas, mientras su hijo mayor (tiene cuatro) jugaba en la cuadra, en un corralito hecho con pacas de hierba. Hoy es titular de una extensa ganadería, cuyo cuidado comparte ahora con su trabajo en el centro de mayores de Reinosa y sus tres hijos varones. Ella es una de las que luchó porque las mujeres pudieran aparecer como propietarias de una ganadería junto a sus maridos, además de reivindicar la electrificación rural o servicios relacionados con la educacion y la sanidad. Siempre ha defendido que «el futuro de los pueblos depende en gran medida de la mujer rural». Por ello, advierte de la importancia de atender «nuestras revindicaciones».
A sus 61 años lo tiene bien claro, en un pueblo, «la mujer joven tiene mayor presión en la atención a las personas dependientes que en las ciudades». La razón: «Faltan servicios como las guarderías, pediatras o asistencia domiciliaria». Si no se dispone de ellos, «el cuidado de niños y mayores recae al cien por cien sobre nosotras. Ello puede sentirse como coartador de la propia vida. Hay que resolverlo. Si no, la gente joven se irá a las ciudades y un pueblo sin risas de niños, no es pueblo».
Habla con pasión de su tierra. Su ganado pasta en prados que comparten linde con el incio del embalse del Ebro. «Muchos días vengo aquí con un libro. No hay mejor lugar en el mundo». Su forma de expresarse transmite la tranquilidad de haber vivido como ha querido, luchando por los derechos de las mujeres del campo.
Reconoce que «hemos avanzado tanto que se hace difícil encontrar diferencias sobre el papel, pero la realidad no es así. En los sindicatos apenas hay mujeres, como en la política o en los órganos de dirección de las empresas. Nada nos impide optar a ello, ¿pero qué hace que no se cumpla?». Por ello afirma que «la lucha está ahora en que la ley se traslade a la vida real».
Profesional, ganadera y asociacionista
Su inquietud le llevó, con 28 años, a matricularse en la Unviersidad de Cantabria, donde obtuvo la diplomatura en graduado social, entre otras titulaciones. Además es titular de una ganadería extensiva de vacuno y equina, que compagina con su labor como ordenanza en el centro de mayores de Reinosa y como miembro de varias asociaciones.
Cuenta que en su valle, «la mujer siempre se ha ocupado del ganado y de las tierras. Ya lo hacía mi abuela y después de mi madre y ahora, yo. La diferencia está en que que antes no se daban de alta en la Seguridad Social y no generaban derechos por sí mismas. Este es el gran cambio».
Por ello no está de acuerdo cuando escucha que el trabajo de la mujer en el campo no está reconocido «aquí, la mujer ha mandado mucho. Como se dice ahora, siempre ha estado empoderada. Pero le faltaba ser titular de las ganaderías y cotizar».
Reconoce que ha sido un camino duro, que empezaron las ganaderas en los años 70, «ha costado mucho». Por esta razón ahora lamenta que «no está tiendo el éxito que pensábamos que iba a tener, por varias razones, la principal, porque el rendimiento económico no es el suficiente para pagar dos cuotas de la Seguridad Social y por ello es el marido el que figura. A pesar de ello, yo animo a las mujeres a que hagan ese esfuerzo. Es importante».
Nuevas generaciones
Cuando se refiere a las nuevas generaciones de mujeres, se nota en tono admiración. «Gracias a 'Ganaderas en red' he conocido a muchas de ellas de toda España. Son unas grandes luchadoras. La asociación tiene el fin de estar conectadas, compartir sus experiencias y reivindicar su reconocimiento y visibilidad. «No se puede seguir con el mismo discurso en la igualdad que hace 20 años. Y veo que se es consciente de ello» Y las asociaciones tienen que evolucionar.
Se comunican a través de slack, una aplicación tipo whatsapp, en tiempo real. «Es muy enriquecedor a nivel personal y profesional. Desde el incio el Ministerio y otros estamentos han reconocido que esta es una herramienta para salvar uno de nuestros principales inconvenientes, la distancia física, que se resuelve con internet y una mejora de la cobertura». El pasado fin de semana estuvo en París, en la
Desde su punto de vista, o se puede seguir con el mismo discurso en la igualdad que hace 20 años. Y veo que se es consciente de ello. Y las asociaciones tienen que evolucionar. Por ello, la Asociación de Mujeres de Requejo, que ella ayudó a fundar, en la que hay «mujeres ejemplares, con una fuerza positiva que arrasa, se ha transformado en la Asociación Cultural Requejo, para incluir a los hombres en nuestra reivindicación. Tenemos que estar a su lado, no frente a él».
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