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«No fue una macrofiesta ni nada parecido, sólo una reunión de amigos». Una veintena de jóvenes se juntaron en una casa el pasado 14 de julio para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. La quedada, celebrada en el pueblo de Soto, en el ... municipio de la Hermandad de Campoo de Suso, no habría trascendido si no fuera porque nueve de los invitados dieron positivo por coronavirus en los test que les realizaron el sábado después de que uno comenzara a encontrarse mal a los pocos días.
Lo han hablado a lo largo del fin de semana y coinciden. El grupo de chavales es consciente de que «igual nos pasamos», según explicó ayer uno de los asistentes a El Diario Montañés, pero tampoco les agrada que les comparen con los macrobotellones que tantos quebraderos de cabeza están generando estos días. «Lo que ha ocurrido ha sido mala suerte y le puede pasar a cualquiera», relató el joven. Por el momento todos ellos permanecen aislados, cada uno en su casa, a la espera de una segunda prueba que les realizarán el viernes y que confirmará si deben seguir confinados o si pueden continuar con su vida normal. «Aprenderemos de esto, será un escarmiento para todos», aseguró uno de los invitados.
Reunirse con amigos y familiares está permitido desde hace ya más de dos meses. Pero da igual el tiempo que pase, mientras el bicho aún esté en la calle, es importante seguir las precauciones, tener cuidado y recordar que nadie está libre de contagiarse por coronavirus. Entre las medidas está el uso de la mascarillas y ellos son sinceros: «Estábamos tomando algo y no todos la usamos». Pero sí pudieron mantener la distancia de seguridad. La reunión fue en una vivienda con un jardín amplio donde «ni siquiera estuvimos todos juntos porque se formaron muchos grupos separados», explica el joven. Por supuesto tampoco se abrazaron ni se saludaron como acostumbraban a hacerlo. «Somos jóvenes, pero nosotros también tenemos miedo», explica. Por lo que también han adaptado su forma de decirse 'hola' a la situación actual.
El caso es que, terminados los exámenes de acceso a la universidad y con un cumpleaños a la vista, a este grupo de jóvenes de la región se le ocurrió organizar una fiesta en la casa de uno de ellos para celebrar el aniversario y que, por fin, podían aparcar los estudios después de los meses de pandemia. Pasaron allí la tarde, durmieron y ya a la mañana siguiente se volvieron cada uno a su casa para continuar con el verano. Unos días más tarde uno de los asistentes les avisó de que comenzaba a encontrarse mal. En ese momento, «no pensábamos que iba a dar positivo sino que sería otra cosa». Es algo que, por mucho que sepas y tengas presente, «no imaginas que te vaya a pasar», relata el joven. Sin embargo, no fue así y el chaval resultó ser uno de los nueve contagiados por coronavirus. Para la tranquilidad de los vecinos de la zona, el joven recuerda que «no salimos de la finca en ningún momento». De modo que su contacto con el pueblo se limitó al jardín de la vivienda.
Como está establecido tras un positivo para controlar los rebrotes, Salud Pública activó el protocolo y comenzaron con el rastreo de los contactos para aislar y realizarles las pruebas a todas las personas con las que el joven contagiado se hubiera relacionado. Empezando por la lista completa de todos los que acudieron a la fiesta que habían celebrado cinco días antes. «El sábado me llamaron para preguntarme si yo había estado allí», narra el asistente al cumpleaños. Como su respuesta fue sí, a partir de ese día le pusieron en «cuarentena preventiva» y le señalaron que debía aislarse en su domicilio a la espera de poder hacerle el test. Y, además, también a ellos les preguntaron con que otras personas habían tenido contacto por eso «hay tantas personas confinadas», explica.
Tras la llamada «me volví a casa y aquí estuve sin juntarme con el resto de mi familia mientras me daban la fecha para la prueba» que fue ese mismo día por la tarde. En su caso el resultado fue negativo. Aún así, le explicaron que su aislamiento iba a continuar durante unos días más. Y será, al menos, hasta este viernes cuando le realizarán una segunda prueba que determinará si sigue en cuarentena más tiempo -en caso de dar positivo- o si puede volver a la calle y «disfrutar de lo que nos queda de verano». Durante el fin de semana, también realizaron el test a los padres de los jóvenes. A los suyos concretamente ayer, de modo que cuando tuvo lugar esta entrevista telefónica, desconocía todavía el resultado.
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Por el momento parece que ninguno de los progenitores del resto de jóvenes se ha contagiado, explicó. Y es que cuando conocieron el primero positivo, eso era justo lo que les preocupaba, «era mi miedo, contagiarles» y que más gente resultara afectada. Ahora les tranquiliza pensar que el tema «no tenga mayores consecuencias para nadie», que pasen los días y que los afectados se recuperen. Al menos parece que todos los amigos «estamos bien». Incluso los que han presentado síntomas.
Estos días han tenido tiempo de hablar entre ellos, mucho. Concretamente vía telemática: «Hemos recuperado las videollamadas», comenta entre risas. Han aprovechado para darse ánimos unos a otros. Y, sobre todo, han podido darle vueltas a lo que les ha ocurrido. «Parecía que todo iba bien», al menos durante el cumpleaños. Eso sí, reconocen que «nos da pena que haya pasado esto». Más aún por algunos «bulos» que, dice, han leído en redes sociales sobre «cuántos fuimos a la fiesta y lo que hicimos». Pasaron el día en Soto, pero «ni siquiera trasnochamos, nos fuimos pronto a dormir», relata. Además, insiste, «no éramos tantos» y solo buscaban celebrar el cumpleaños de un colega.
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