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«Tenía bastante prisa por salir»... Desde la habitación de la planta de maternidad de Valdecilla donde se recupera, Carolin Mateo mira a su hijo en su regazo aún sin acabar de asimilar lo que acaba de vivir apenas unas horas antes: un parto en ... la misma puerta del servicio de Urgencias de Valdecilla, dentro del coche en el que le habían trasladado sus familiares desde San Vicente de la Barquera. «No me dio tiempo ni a pensarlo. Llevaba una hora con contracciones cuando rompí aguas, pero nada más subir al coche ya vi que aquello iba muy rápido», relata la joven, de 22 años y natural de República Dominicana. Su madre, Dania, que viajaba a su lado en el asiento trasero del vehículo intentaba tranquilizarla por el camino.
Era «media hora» lo que tenían por delante, pero a medida que se acercaban al hospital «sentía la presión» del pequeño cada vez más. «Mi madre me decía: 'Le estoy viendo la cabeza', pero yo no me lo creía. Es mi primer hijo, no pensaba que podía estar pariendo así. Fue justo aparcar a la puerta de Urgencias cuando el bebé salió». Eran las nueve de la mañana del 23 de mayo. La fecha de cumpleaños de Derik Esmir, que nació con 2,860 kilos en la semana 39 de gestación, convirtiéndose en el gran protagonista del día.
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«Cuando abrimos la puerta del vehículo, el niño ya estaba fuera», cuenta Francisco Mateos, el médico que se encontró con la escena justo cuando se disponía a iniciar su jornada laboral. De hecho, aún estaba con la ropa de calle, pero no había tiempo que perder porque la frase que se escuchaba era «¡Qué sale, qué sale!». «Nada más parar el coche junto a la entrada, los celadores que se acercaron, como es habitual, con una silla de ruedas por si era necesaria para el traslado de la paciente, vieron que la joven estaba de parto ya. Ni siquiera ha dado tiempo a llevarla a un box», explica el facultativo, que celebra que, pese a «los momentos de nerviosismo» que se vivieron, «todo salió bien, tanto la madre como el bebé están en buen estado». Eso sí, la joven, que es primeriza y no pudo recibir el alivio de la epidural, la abuela y el tío del recién nacido, que eran quienes la acompañaban, aún estaban por la tarde reponiéndose del susto. Ellos y los propios celadores del turno de mañana que también se vieron sorprendidos por el inesperado nacimiento.
«Yo tenía mucho miedo al parto», confiesa la joven dominicana, «y también al pinchazo de la epidural», pero contaba con ella para mitigar los dolores.Sin embargo, no hubo ni siquiera tiempo para mentalizarse. «Pasé veinte minutos complicados. Iba sufriendo por el camino», añade Carolin. Una vez el coche aparcó en Urgencias, según cuenta el doctor, todo transcurrió en «apenas cinco minutos, pero que se hicieron muy largos». Ni siquiera dio tiempo a que bajaran las matronas. «Cuando cogimos al pequeño, que estaba en el hueco entre el asiento y el respaldo, le limpiamos para asegurar que respiraba bien, le arropamos con las sábanas que habían traído los celadores y se lo colocamos a la madre en el pecho». Lo peor ya había pasado.
«Con el miedo que tenía al parto... no me dio tiempo ni a pensarlo. El niño tenía bastante prisa por salir»
«Cuando abrimos la puerta del coche, el bebé estaba fuera ya, en el hueco entre el asiento y el respaldo»
Lo siguiente fue trasladar a la mujer de la posición en la que acababa de dar a luz a la camilla para proceder a su ingreso en la planta de maternidad, ya con la tranquilidad de saber que el precipitado parto había transcurrido sin complicaciones.
«La verdad es que cuando compruebas que la historia tiene final feliz es una experiencia bonita», subraya el médico de Urgencias, a quien nunca le había coincidido un parto tan inminente sin llegar a entrar al servicio. «Embarazadas que llegan bastante apuradas si habré visto dos o tres, pero con tiempo para ingresar en el box. Aquí es que ya estaba hecho», añade, destacando «la colaboración de todo el personal» que ayudó a resolver la situación. Ajeno al revuelo generado con su llegada, el pequeño Derik Esmir dormía plácidamente en los brazos de su madre después de su primera toma.
El pequeño Derik Esmir, que vino al mundo sin dar tiempo a llegar al hospital, va a compartir fecha de cumpleaños con tres hermanos nacidos también ayer en el Hospital Valdecilla. Se trata del primer caso de trillizos en Cantabria de los últimos seis años, según recuerdan desde la Unidad de Neonatología, cuyo personal se encarga del seguimiento de los bebés (un niño y dos niñas), nacidos por cesárea de forma prematura –semana 32 de gestación–. Y es probable que, salvo ese precedente de diciembre de 2018, los partos de trillizos anteriores en el tiempo fueran los atendidos en la antigua Residencia Cantabria. Aunque hoy en día ya son muy poco habituales, en los años del boom de embarazos múltiples, el récord se registró en 2001, con cinco partos de trillizos, y tanto en 2003 como en 2012 hubo cuatro.
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