«Maestros, gracias por cada lección»

El Paraninfo de La Magdalena acogió este emotivo acto de «agradecimiento a todos porque habéis sido un referente para vuestros alumnos», remarcó el consejero de Educación y FP, Sergio Silva, que encabezó una representación institucional de la que también formaron parte la directora general de Centros e Infraestructuras Educativas, Reyes Mantilla, y la concejala de Educación del Ayuntamiento de Santander, Noemí Méndez. «Os podéis sentir orgullosos de haber formado parte del magnífico sistema educativo cántabro, un servicio público esencial», y por «formar ciudadanos libres y de espíritu crítico», destacó Silva.

El consejero también agradeció a los maestros que cierran su etapa en la aulas «su implicación y contribución a la detección de conductas de riesgo». «Los docentes son parte de la solución de este tipo de problemas», afirmó.

Cada uno de los 260 maestros jubilados recibió unas llaves en plata y oro, que simbolizaban que «cerramos las aulas y abrimos sueños», apuntó Mantilla recitando unos versos antes del insistir en los agradecimientos: «Gracias, maestros, por cada lección, por cada esperanza. Abristeis mentes dejando un legado indiscutible de conocimiento que floreció».

En las butacas, entre los profesores convivían distintas reflexiones: estaba el que lo deja «con pena y resignación», y el que, cansado de tantos años de trabajo, se va con muchas ganas de «disfrutar de más tiempo libre y del placer de no madrugar». Francisco Mantilla, que ha ejercido la docencia en el IES Montesclaros de Reinosa, recuerda que empezó su carrera profesional trabajando en una fábrica, pero «siempre quise ser maestro. Era una vocación. Y me las arreglé para cambiar de sector y poder dedicarme toda mi vida profesional a ello; ha sido una experiencia muy gratificante». Ahora, al despedirse de sus alumnos, considera que, a pesar del paso del tiempo, «no son distintos a los alumnos que tuve hace treinta años. Son personas de la misma edad, tienen unas inquietudes muy parecidas y tienen estrategias para salir adelante si dan con buenos profesores y buenos padres, que es donde se apoya fundamentalmente la educación».

Una opinión distinta a la que dejó Sabine María Brustle, profesora de Alemán del IES Santa Clara de Santander. «De unos años a esta parte los alumnos se esfuerzan menos, eligen las optativas más sencillas. No está de moda el sacrificio ni lo que requiera esfuerzo y continuidad», lamentó.

Otra docente, Clara Cagigal, se despide de las aulas del IES Augusto González de Linares, también en la capital cántabra: «Tenía ganas de que llegara este momento», señala esta profesora de Tecnología, una asignatura que aúna Física, Química e Informática: «Como es trabajo de manipular, a los alumnos les gusta», presume. A l a hora de repasar su experiencia, considera que «los alumnos de hoy en día están excesivamente sobreprotegidos por sus padres».

El acto de ayer fue conducido por Antonio González Camacho, actor de la compañía teatral Corocotta, que aportó sentido del humor y emotividad a un homenaje sembrado de palabras de agradecimiento. También tuvo lugar una charla del psicólogo (y docente jubilado) Ramón Soto sobre cómo enfrentarse a la jubilación y sobre qué le viene bien a nuestro cerebro. Así, alertó del peligro de caer en el aislamiento y la vida rutinaria y, al contrario, animó a «buscar nuevos proyectos, conocer personas, relacionarse y tener un plan de vida. En definitiva, vivir con la ilusión de un adolescente, pero con la cabeza madura por la experiencia de los años trabajados».

La cita estuvo amenizada por la música de la orquesta del conservatorio Jesús de Monasterio.