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Es probable que ningún otro juez o magistrado que haya ejercido en Cantabria se haya llevado tantos titulares en tan poco tiempo. Luis Acayro (este es su nombre compuesto) Sánchez Lázaro, que este miércoles fue noticia una vez más, lleva cientos. Ahora porque instruye una ... macrocausa en Castro Urdiales, ahora porque se le suspende en su profesión para que afronte un juicio como acusado, ahora porque gana una medalla de oro en natación, ahora porque recibe una condena, ahora porque el Supremo le absuelve... Todos estos han apresado en algún momento su intrincada trayectoria aunque ninguno retrata a este poliédrico juez canario que se ha estrenado en los 46 años -los cumplió justo hace un mes- con otra sentencia en contra.
Su jefa de prensa (Acayro tiene contratada a una asesora para que vele por su imagen ) avisa en tono poco amigable de que hoy la noticia no es «otra» condena toda vez que la primera (que existió) fue anulada en 2016 por el Tribunal Supremo. Y la verdad es que no extraña que el magistrado recurra a los servicios de una experta «en comunicación y reputación» porque él se ha situado bajo el foco de los medios de comunicación desde que inició su carrera judicial.
¿Y por qué este juez se ha convertido en un constante generador de noticias? Quienes le tratan por los juzgados señalan que se debe a cómo se toma su trabajo: Sánchez Lázaro es alguien que, «al estilo de Baltasar Garzón, cree que tiene que salvar a la Humanidad», «con un gran ego» («ego quijotesco», especifica otra persona) y que ha optado por un alto perfil público que contrasta con el que mantienen la mayoría de sus colegas, más partidarios de cumplir con su labor bajo la capa de la discreción. Aunque también hay quien sostiene que Acayro es «muy valiente o incluso inconsciente» por los charcos en los que se mete, que se «atreve a abrir melones» y que no tiene miedo a «enfrentarse con gente que tiene mucho poder», lo cual le habría penalizado en esta última causa y lo que le acaba convirtiendo en noticia.
Lo cierto es que cuando aterrizó en Castro Urdiales -con solo 30 años- y empezó a instruir una veintena de causas que han acabado, por el momento, con 42 condenados, el juez ya tenía experiencia en abrir informativos con su nombre: había trabajado entre 2005 y 2007 en Ciutadella (Menorca) y allí se había estrenado en un gran caso que afectó a casi 80 propietarios.
Y es que la «suavidad de sus modales engaña» a quien no le conoce. En la distancia corta hace gala de un carácter «dulce, envolvente» y correcto que sus conocidos atribuyen a su origen isleño (el magistrado proviene de Tenerife), algo que choca con el hecho de que sus actitudes en el ejercicio de su función han sido repetidamente censuradas, con dureza, por el Colegio de Abogados de Cantabria. Es muy deportista y, como toda persona «competitiva» destaca en los deportes. En Castro «salía a correr» y, cuando tomó posesión del Juzgado de lo Contencioso número 2 de Santander recuperó la natación. Ha ganado varias medallas (oro y bronce) en campeonatos nacionales de seniors.
En su entorno profesional nadie le subestima. Le consideran «muy inteligente» aunque entre sus afines -jueces y fiscales- «se discuten sus métodos». Algunos se preguntan por qué una persona de tanta capacidad profesional «ha generado tantas quejas ante el Consejo General del Poder Judicial» como él tiene porque el «buen juez debe ser honesto... y parecerlo».
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