Secciones
Servicios
Destacamos
«¿Y qué vamos a hacer con los niños?». Esa es la pregunta que se hacen padres como Paz López y Carlos Fernández cada vez que se acerca una semana no lectiva para sus tres hijos. Un momento que, «por desgracia», se repite demasiado. «Entre ... vacaciones, puentes y semanas no lectivas, no están un mes seguido en el colegio», explican. Se las apañan como pueden. «Haciendo malabares». Paz es médico en Urgencias e intenta cambiar sus guardias para poder conciliar. Carlos es dentista y tiene su propia clínica, pero en estos días se ve obligado a «sacrificar» consultas por la tarde. «Por supuesto contamos con la ayuda de los abuelos», precisa. Igual que ellos, muchas familias cántabras tiran de campamentos, ludotecas, solicitan días de teletrabajo o acuden a sus redes de apoyo en esta semana de vacaciones tras la Semana Santa.
Los campus se han ido consolidando como una de las opciones más demandadas por las familias desde que el calendario bimestral se ha asentado en la región. Lo dice Pablo Bellota, portavoz de Aespecán (Agrupación de Empresas de Servicios y Proyectos Educativos de Cantabria) y presidente de La Escueluca, empresa privada que organiza actividades lúdico-formativas y campus de conciliación. «Es cierto que hemos notado un ligero bajón respecto a la semana no lectiva de febrero porque algunas familias que acuden habitualmente se van de vacaciones aprovechando los días festivos. Aun así, el balance es muy positivo», cuenta Bellota, quien reconoce que habitualmente los usuarios son ya caras conocidas. «Los niños repiten año tras año. Al final sus padres siempre se ven en la obligación de buscar una alternativa, ya sea en verano o en Navidad. Da igual la época», subraya.
Es el caso de Iago Fernández, que tiene ocho años y acude a estas actividades desde que tiene tres. «No teníamos otra opción. Menos mal que descubrimos hace cinco años los campus de La Escueluca porque nos salvan», cuentan sus padres, Javier Fernández y Fernanda Genre. Ahora reconocen que cuando se acercan los períodos no lectivos, a diferencia de otras familias, ya no se agobian. «En cuanto nos llega el correo nos apuntamos rapidísimo. Para no quedarnos sin plaza. Menos mal que existen, sino tendríamos que inventarlos», bromea Fernanda. «Confiamos plenamente en ellos y vemos a nuestro hijo feliz, que es lo más importante», añade. Antes Iago solía quedarse a comer en el campus, sin embargo, esta semana prefiere almorzar con sus abuelos. «Benditos sean», declara su madre.
Como novedad, este año La Escueluca también ofrece actividades para los hijos de los trabajadores de CIC, una empresa de ingeniería y desarrollo de proyectos de informática del Pctcan. Lo que pretenden desde la compañía, que ya ha realizado este proyecto en otras ocasiones, es que los trabajadores no tengan que recurrir a sus vacaciones para cuidar de sus hijos. «Que descansen cuando ellos quieran», explica Juan Prego, director de Recursos Humanos. Durante las mañanas de las semanas no lectivas realizan actividades relacionadas con la tecnología en las propias instalaciones de la empresa. «Desde la pandemia tenemos un formato de teletrabajo híbrido, por lo que los trabajadores pueden terminar su jornada laboral desde casa después de comer», explica Prego, que también hace uso de este servicio. «Es un éxito rotundo y todos queremos que continúe».
Carlos Rosell y Laura Alfageme también recurren puntualmente al trabajo desde casa durante este período en el que sus tres hijos están de vacaciones. Una forma de cuadrar «mejor» los horarios. Pero no es suficiente. «Tenemos la suerte de que el Ayuntamiento de Villaescusa pone a disposición de los vecinos una ludoteca y llevamos allí a los niños». Cuenta con el mismo horario que el colegio –de 09.00 horas a 14.00 horas–. «Así lo salvamos».
No son muy partidarios de «cargar» a los abuelos con los niños. «Tenemos tres hijos y creemos que es una responsabilidad demasiado grande», aseguran. En definitiva, «un encaje de bolillos que se consigue si todo fluye bien, en el caso de que haya algún imprevisto, se nos cae todo el castillo», añaden.
Eva María Fernández consigue solventar la situación gracias a la ayuda que tiene en casa y a que, tanto su horario como el de su marido, son de mañana. «Tenemos ayuda y ahora nuestra hija Luna está acudiendo a la ludoteca de Bezana. Pero no todo el mundo tiene esa suerte. Deberían pensar en todos. Eso de tener una semana no lectiva cada dos meses no tiene sentido», concluye.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.