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La renuncia del grupo inversor T3N Sport a crear allí una villa deportiva para estudiantes con la colaboración de LaLiga y la NBA ha sonado como un bofetón en toda la cara de la Universidad Pontificia de Comillas, que, otra vez más, y ya ... son tres, ha visto cómo un proyecto que se había detenido ante su puerta para llenar de vida al seminario y a todo el municipio de Comillas se da la media vuelta y se marcha por donde había venido negándole su función en el mundo. Ni veraneantes, ni estudiantes, ni deportistas... Ni siquiera políticos para un par de días o tres. Ni para una cumbre de la OTAN ni para una Conferencia de Presidentes ni para nada similar. Por mucho tesón que han puesto la iniciativa pública y privada, nadie que no sea sacerdote y pertenezca a la Compañía de Jesús ha podido alojarse en ese lugar. Parece brujería. Una maldición. La maldición de la Pontificia, a la que, para que nada le falte, la oscarizada 'Spotlight' llegó a arrastrar incluso a las sombras de la pederastia.
Nacida en 1890 para la formación de candidatos al sacerdocio, bautizada como Seminario de San Antonio de Padua de Comillas y acunada por los padres jesuitas, que se marcharon de allí en 1974 dejándola totalmente huérfana, la Universidad Pontificia permaneció veinte años en desuso hasta que, en 1993, Caja Cantabria decidió adquirir todo el complejo por mil millones de pesetas y alumbrar en su seno la Fundación Comillas.
Siete años después, en 2000, y con la idea de ir soltando lastre (los créditos concedidos al Racing y a Sniace y el mantenimiento de la propia Pontificia), la entidad financiera dio marcha atrás y puso a la venta las instalaciones, por la que pedía 1.500 millones de pesetas y por las que se interesaron no pocas empresas. Una de manera muy en especial; Hollyworde Enterprise, un grupo estadounidense dispuesto a soltar 2.000 millones de pesetas para convertir el seminario en un centro turístico de lujo.
Sin embargo, el creciente rechazo de vecinos y autoridades a cualquier operación especulativa en un lugar tan emblemático -declarado monumento histórico-artístico- terminó por abortar ese proyecto turístico. Nunca nadie pernoctó en la Pontificia como si lo estuviera haciendo en un resort.
En 2003, con el complejo aún bajo la titularidad de Caja Cantabria y el Gobierno autonómico ya en manos de Miguel Ángel Revilla, el Ejecutivo encargó a la Universidad de Cantabria la elaboración de un borrador sobre el denominado 'Proyecto de la Universidad del Castellano en Comillas' que el líder regionalista llevaría personalmente a La Moncloa para presentárselo al entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, como «el proyecto del siglo» y que acabaría cayendo al vacío empujado por los cambios en los gobiernos de España y Cantabria y la crisis de 2008.
Al año siguiente, la Fundación de los Colegios del Mundo Unido, una organización sin ánimo de lucro con presencia en 125 países, anunciaba la elección de la Universidad Pontificia de Comillas como futura sede en España. El convenio, que conllevaría la apertura de un centro de enseñanza secundaria internacional que permitiría que 300 alumnos de más de 80 nacionalidades devolvieran la vida a sus aulas, se firmó en La Zarzuela y delante mismo de los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, que vieron rubricar la documentación pertinente al presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, y al enviado de la fundación, el Infante Carlos de Borbón.
Ilusionante por cuanto suponía para la Pontificia, para Comillas y para el resto de Cantabria, aquel proyecto acabó muriendo incluso antes de ver su propia luz cuando, en febrero del año 2012, Colegios del Mundo Unido anunciaba que la coyuntura económica del momento obligaba al organismo a renunciar a abrir su sede en el seminario comillano. Nunca un estudiante de los Colegios del Mundo Unido abrió un libró en la Pontificia.
De nuevo en plena fase durmiente, el complejo pontificio despertó de un salto hace año y medio, cuando el ala socialista del Gobierno anunciaba el interés de un grupo inversor por crear allí una de villa deportiva para estudiantes un poco a la americana. Un complejo en el que se combinaran la formación académica y la formación deportiva. La oferta la hizo el grupo T3N Sport, que decía contar con la colaboración de LaLiga de fútbol español y la NBA de baloncesto norteamericano y que, oh sorpresa, acaba de renunciar a la idea.
Gafada hasta decir basta, la Universidad Pontificia de Comillas, ese «marco incomparable» que Revilla ofreció a Sánchez como sede de la Cumbre de la OTAN (que finalmente se celebró en Madrid) y que Sáenz de Buruaga le ofrendó al presidente de España como refugio de la última Conferencia de Presidentes (que acabó haciéndose en Santander), no ha tenido suerte ni en el cine. En el final de 'Spotlight', la película de Thomas McCarthy, aparece una lista con 206 lugares del mundo donde, según él, la Iglesia católica trató de ocultar abusos sexuales a menores. Solo dos están aquí, en España. Y el otro es Granada.
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