Mandalas en la arena, el arte efímero que «dura lo que el mar permite»

Hace apenas 6 años empezó con una afición que ahora se ha convertido en un «estilo de vida», añade. Al igual que sus dibujos, ese primer paso lo dio de manera orgánica, durante un viaje a Zanzíbar (Tanzania). Allí conoció a un masai, un pueblo nómada, que, mientras le contaba una historia de su tribu, utilizaba un palo para hacer dibujos en la arena y acompañar su explicación. Esa noche Quirze vio un rastrillo tirado en el suelo y comenzó a hacer dibujos en la arena hasta que «levanté la cabeza y me di cuenta de que había dibujado media playa», explica el artista. En aquel momento la ilustración «no tenía sentido». Eran espirales y formas «orgánicas».

Al día siguiente, tras esa primera experiencia, pensó en repetir: «Fue todo intuitivo, pura improvisación». Desde entonces ha hecho más de un centenar por diferentes playas del mundo. Un viaje en el que le acompaña 'Ale', su pareja. Eso sí, para poder trabajar necesita unas condiciones concretas. Primero que haya «marea libre» y eso ocurre una o dos veces al mes. Y, después «que no llueva y que no haga ni excesivo sol ni viento porque secan el dibujo». Además requiere que la arena esté plana.

El resto se resume en inspiración e improvisación. Y eso es lo que más le atrae. Una parte clave del proceso que se sale de esa planificación que ya marca su día a día. Así que cuando se trata de dibujar no hay planes previos ni nada fijado: «Cuando llego a la playa me viene la inspiración», añade. Sabe qué dibujará en el momento de pisar la arena. Para él es un proceso «místico».