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Todo empezó con unos donuts. «Estábamos en el garaje y nos llegó una donación», cuenta Fernando Obregón, técnico en emergencias sanitarias de Cantabria. En ese momento él y sus compañeros pensaron en la gente «que necesita la comida más que nosotros», en los más golpeados por la crisis desatada por el coronavirus. Ellos tienen muy presente que cuando estalló la epidemia la solidaridad ciudadana les ayudó a equiparse con el material de protección que hasta entonces no tenían para defenderse del virus en los traslados en sus ambulancias. Un gesto que ahora quieren agradecer con otro, porque las donaciones no han dejado de llegar desde que hicieran aquel llamamiento desesperado en plena propagación de la pandemia. «Pensamos, ¿por qué no donamos comida al Banco de Alimentos?». Y así empezó su cadena de favores convertida en una recogida de productos que entregarán a finales de mayo a la organización: «La idea es cerrar las donaciones el día 25».
Por supuesto, ellos agradecen todo el apoyo recibido en estas duras semanas, pero también son conscientes de que hay urgencias más apremiantes. No hubo dudas y se pusieron en marcha. Contaron la propuesta a los miembros del colectivo, porque la primera intención era hacer «una campaña interna en la que cada uno de los aproximadamente 400 técnicos aportara algo». Las redes sociales se convirtieron en un buen aliado y, sin darse cuenta, su acción ya estaba en boca de todos y los mensajes de personas interesadas se multiplicaron.
«La gente se fue interesando y se ha hecho global», cuenta Obregón como portavoz del grupo. «La respuesta ha sido brutal». Y, sobre todo, inesperada. Defiende que «los grandes proyectos surgen de las ideas más tontas» y que ese fue su caso. Hasta ayer, ya habían recogido «en torno a 1.500 kilos de comida», calcula.
¿Cómo se han organizado? Han repartido la comunidad por zonas y en cada una hay un responsable, en total colaboran ya unos 25 trabajadores. Cada lugar tiene un punto de entrega donde dejar la comida. Luego ellos, al salir de las guardias, se encargan de ir a los municipios, recoger las donaciones y acercarlas al almacén de Santander donde reunirán todo.
Hoy, por ejemplo, se desplazarán a la zona occidental de la región. Lo tienen todo hablado con el Banco de Alimentos. ¿Qué hace falta? «De todo. Lo que cada uno considere, lo importante es aportar», contesta. Y a partir del día 25 clasificará los productos para entregarlos.
Los técnicos sanitarios se han sumado también a la iniciativa de la Autoridad Portuaria de Santander de recogida de alimentos. Y estarán como voluntarios en la 'Zona Cero Solidaria' instalada en el Palacete del Embarcadero los días 29, 30 y 31.
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