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Elsa Maestro participó ayer en la manifestación que recorrió el centro de Santander de la mano de su hija Vera, feliz a su lado con una tarrina de helado de fresa. A pesar de tener 5 años, no era el primer Día Internacional de las ... Mujeres que Vera y su madre compartían en la calles de la capital. «Ha venido en mi tripa y en una mochila. Quiero que vea todo esto y que se conciencie. Hay que luchar por las generaciones futuras. Todavía no hay igualdad, hay muchos techos de cristal», señaló Maestro, llegada a Santander desde Maliaño para reivindicar «la igualdad en los cuidados» y para exigir «el final de la violencia y el miedo». «Porque todavía queda mucho por recorrer», dijo antes de continuar la marcha.
Como Maestro, miles de personas –más de 8.000, según los cálculos de la Delegación de Gobierno en Cantabria, y unas 7.600, según fuentes de la Policía Local de Santander– secundaron la manifestación del 8M que partió de Puertochico a las 19.00 horas y concluyó hora y media después en la Plaza del Ayuntamiento de la capital cántabra, donde se leyeron los manifiestos de la Comisión 8 de Marzo y de las Asambleas Feministas de Cantabria. La de Santander fue una de las más de cuarenta manifestaciones celebradas ayer en toda España.
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Traducidas en cánticos, lemas y declaraciones, muchas de las reivindicaciones feministas que se escucharon ayer en las calles de la capital cántabra vienen de muy lejos. «No estamos todas, faltan las asesinadas», clamaron las manifestantes, trayendo al frente a las 1.245 víctimas mortales por violencia de género contabilizadas oficialmente desde enero de 2003, cinco de ellas este año 2024.
«Estamos aquí por todas, por las que no están y también por las generaciones futuras», apoyaron Marta Rodríguez Salcines, Paula Pérez, Aglae Amigo y Alina Rodríguez, también llegadas de Maliaño a Santander para participar en la manifestación. «Venimos todos los años, nunca faltamos», revelaron casi al unísono poco antes de que la cabecera de la marcha diera los primeros pasos. Estas cuatro amigas, unas maestras, otras educadoras sociales, identifican diferentes «injusticias», entre ellas, «falta de igualdad laboral, los asesinatos y el miedo que aún sentimos cuando salimos a la calle. Ojalá el año que viene estemos aquí de nuevo, pero sin que falte nadie, sin que falte ninguna mujer».
La manifestación la encabezaron las Asambleas Feministas con una pancarta en la que se leía 'En pie contra el patriarcado, las precariedades y los genocidios'. Las referencias a Palestina –«en Gaza los derechos humanos están siendo sepultados bajo bombas ante la mirada impasible y cómplice de los gobiernos»– fueron constantes en la marcha, así como la defensa cerrada de un feminismo transinclusivo: «Sin las trans no hay feminismo», clamaron. Además, las Asambleas denunciaron en su manifiesto que «la mayoría de las mujeres viven al límite de sus posibilidades» a causa de la precariedad laboral y salarial, la inflación «galopante» y las pensiones «de miseria». Así, apostaron por «reconocer» las tareas de cuidado que practican las mujeres sin olvidar la necesaria «corresponsabilización» de los hombres en estas labores.
La Comisión 8 de Marzo también visibilizó su lema en otra gran pancarta: 'Todas las mujeres, todos los derechos, todos los días'. Ana Bolado, una de sus portavoces, participó en la marcha con un pañuelo verde anudado en la muñeca para recordar a las mujeres argentinas, que ahora han vuelto a salir a la calle contra la posible derogación de la Ley del Aborto que prepara el gobierno de Javier Milei.
«Sobran los motivos para continuar reivindicando este día», apuntaron desde la Comisión, que denunció la brecha salarial, la violencia machista e instó al fin de todas las guerras. Este colectivo, que aglutina a diecisiete organizaciones, exigió igualmente un acceso en igualdad al empleo y a los puestos de decisión, acabar con la trata y la explotación sexual y ampliar el permiso para que las mujeres puedan recuperarse del embarazo y del parto. La igualdad entre mujeres y hombres no es utópica, defendieron. «Para alcanzarlos solo se necesita que todos y todas se impliquen en la lucha feminista por la igualdad».
Sindicatos como UGT y Comisiones Obreras también marcharon con sus lemas por el centro de la ciudad. Ambas organizaciones proponen «atacar» la temporalidad y la parcialidad en el trabajo, y avanzar en la reducción de la jornada máxima legal y en la corresponsabilidad de los hombres, de las empresas y de las instituciones.
Y al final de la marcha se situaron las conocidas como Percumozas, que hicieron sonar sus tambores bajo el lema 'Ni silenciadas ni silenciosas'.
Entre los participantes, se adivinaban representantes políticos del PP, PRC y PSOE. El Gobierno de Cantabria, de hecho, dijo sumarse a la manifestación del 8M «como muestra de apoyo al movimiento feminista de Cantabria» y también para refrendar su compromiso «con la lucha contra la violencia de género y con las políticas de igualdad».
'Seré lo que quiera ser' se leía en la pancartita que portaba Manuela, una niña de 5 años que hizo el recorrido de la manifestación a hombros de su padre, Fran. «Es importante que se dé cuenta de que hay que luchar porque aún queda mucho por conseguir», contó sin dejar de caminar este vecino de Castro. Por ella y por todas las generaciones futuras.
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