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La máquina de la protonterapia que llegará al Hospital Valdecilla será la última que fabrique la empresa Varian Medical, filial de Siemens Helthineers. La compañía, referente mundial en el sector de la radioterapia, ha decidido no seguir con esta línea de negocio, aunque no ... descarta retomarla en un futuro para casos excepcionales. Este giro de guion, que ni se les pasaba por la imaginación al exvicepresidente del Gobierno, Pablo Zuloaga, y al exconsejero de Sanidad, Raúl Pesquera, cuando visitaron en febrero la fábrica de Troisdorf (Alemania), donde se preparaban las primeras piezas de la máquina de Cantabria, vuelve a sembrar de incertidumbre el proyecto de Valdecilla (si es que se había despejado en algún momento).
Los interrogantes que este nuevo escenario plantea sobre las futuras actualizaciones de la unidad, las posibilidades de ampliar las prestaciones y de prolongar la vida útil de un aparato que va a costar a las arcas públicas 22,4 millones de euros (sin contar otro tanto de la construcción de las instalaciones dentro del hospital), son ahora un serio «motivo de preocupación» para el nuevo titular de Salud, César Pascual, como ha reconocido en declaraciones a este periódico. «Será una máquina excelente, pero es la última que se fabrica porque la empresa abandona el sector, así que tenemos el riesgo de que no tenga desarrollo», admite.
Y no es el único inconveniente. A esto se suma la competencia de los diez centros de protonterapia que están previstos en otras comunidades autónomas, vía Fundación Amancio Ortega. Aún no se ha instalado ninguna de esas máquinas donadas, aunque están adjudicadas desde el Ministerio de Sanidasd a una misma empresa, IBA, la gran competidora de Varian en el concurso cántabro. De hecho, la compañía europea pionera en protonterapia recurrió, sin éxito, la adjudicación de Valdecilla en su intento por hacerse con el monopolio de los protones en la sanidad pública. Hasta que cualquiera de esos equipos eche a andar, esta selectiva terapia contra el cáncer sólo está disponible en dos clínicas privadas: Quirón y Clínica Universidad de Navarra, ambas en Madrid. El anuncio de ese desembarco múltiple de protones en la red pública fue otro de los factores que restaron protagonismo y rentabilidad al equipo de Valdecilla. De golpe, dejó de ser el único hospital público que incorporaría esta terapia para aspirar a ser el primero en empezar a utilizarla. Y ahora, tampoco eso lo puede garantizar nadie.
De entrada, el viernes pasado se dio un paso más en el lento proceso administrativo: el consejero ya tiene en sus manos el proyecto de dirección de obra, elaborado por la empresa Idom, paso previo para la licitación de la construcción del búnker que alojará la maquinaria en el corazón de Valdecilla. Pero lo que sí implicará este nuevo escenario, y así lo expone Pascual, es dar una vuelta al proyecto en sí para «buscar la forma de diferenciarse, de ofrecer la cartera de servicios más innovadora, estableciendo alianzas estratégicas con los grandes centros de protonterapia del mundo». Un replanteamiento que quiere abordar próximamente con Pedro Prada, jefe de servicio de Oncología Radioterápica e impulsor de la protonterapia en Cantabria.
Varian, por su parte, que después de moverse en el mercado de la protonterapia desde 2017 en otros países de Europa y en Estados Unidos, daba el salto a España con la unidad de Valdecilla, garantiza el mantenimiento y el soporte técnico de la máquina pese a detener por el momento su producción futura.
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