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La polvareda que se ha levantado en la última semana con las listas de espera de Sanidad, a raíz de las polémicas afirmaciones de la ya exgerente de Valdecilla, Dolores Acón, y de las acusaciones lanzadas por la coordinadora del servicio de Admisión del ... hospital, Eloísa Canga, cesada del puesto por la primera, deja en el aire varios interrogantes: ¿Cuáles son los criterios de inclusión en las listas? ¿Quién decide el orden de preferencia? ¿Qué pasa si un paciente rechaza ser derivado para operar en un centro concertado? ¿Y si no puede ser intervenido en la fecha prevista por complicaciones clínicas o problemas personales?
La respuesta a todos ellos, según aclara Miguel Ángel Soria, que ocupa el puesto de subgerente de Valdecilla y está al frente de la gestión del plan de choque contra las listas de espera del Servicio Cántabro de Salud (SCS), está en el Real Decreto 605/2003 del Ministerio de Sanidad. «No nos hemos inventado nada, no se está aplicando ningún criterio que no sean los recogidos ahí». Y los resume en tres conceptos, por este orden: prioridad -hay tres niveles-, la propia situación en la lista y la antigüedad, es decir, el tiempo acumulado pendiente de esa llamada del SCS. El segundo concepto requiere explicación: no es lo mismo estar en la lista estructural (a la espera), que haber rechazado la derivación a otro hospital -por ejemplo, operarse en Santa Clotilde, que es centro concertado- o estar clasificado como transitorio no programable (TNP). ¿Qué significan esas siglas? Básicamente que ese paciente sale temporalmente de la lista estructural.
Y eso puede pasar tanto por motivos clínicos (porque está pendiente de resultados de pruebas o la evolución de su dolencia desaconseja en ese momento la intervención) como personales (cuando una persona prefiere no ser operado en la fecha citada porque tiene un viaje, un evento familiar al que no quiere faltar o expone razones laborales). Mientras esté clasificado como TNP no se le volverá a llamar para operar. «Y si se ha rechazado la oferta planteada, tendrá preferencia el paciente al que no se ha llamado nunca», dice el gestor sanitario.
36.427 pacientes estaban en la lista de espera para pruebas diagnósticas al cierre de octubre.
39.411 son las personas que estaban a la espera de una primera consulta con el especialista.
17.966 intervenciones quirúrgicas pendientes, según el balance del SCS a 30 de octubre.
«Lo que prima es la prioridad, después la situación y, por último, la antigüedad», precisa Soria. «El problema por el que se abre el debate viene cuando alguien lee ese real decreto y no lo entiende, porque entonces se hacen distintas interpretaciones. Cada comunidad autónoma hace la suya y entonces no se cumple lo que dice la normativa». Recuerda, como ya ha apuntado en anteriores ocasiones el consejero de Salud, César Pascual, que justo al inicio de la legislatura del PP, el año pasado, «el Ministerio nos devolvió la información que se había enviado de listas de espera, porque no estaba bien hecha». Y esa fue la última aportación del PSOE al frente de la sanidad cántabra.
¿No se estaban declarando bien? «Yo solo digo que cuando llegamos empezamos a aplicar los criterios tal y como los marca el Ministerio. Y se están publicando los datos de forma transparente», añade. Es más, el responsable del SCS asegura que «no se oculta nada» y que los «datos que tenemos ahora son absolutamente fiables», aunque socialistas y regionalistas sigan defendiendo que no les cuadran. Y mucho menos tras la última polémica, que ha sembrado más dudas.
La falta de sistemas de información robustos que permitan manejar con agilidad y en tiempo real esos datos era una de las críticas que planteó Dolores Acón en la intervención en el foro de Redacción Médica, aunque lo que levantó ampollas y le acabó llevando a la dimisión fue que cuestionara la credibilidad de los datos y los criterios de inclusión en las listas de espera -habló de «agendas ocultas» y de que «a los pacientes no se les pregunta si quieren entrar o no»-, aunque después declaró que se habían malinterpretado sus reflexiones.
Pero, casi en paralelo, llegó el cese de la responsable de Admisión de Valdecilla, Eloísa Canga, muy crítica con «los cambios» en la gestión de las listas de espera en el último año, donde, a su juicio, se está priorizando la antigüedad por encima de criterios clínicos. «Sinceramente, no entiendo la polémica», responde Soria. «Los criterios no se han alterado, se aplica de forma literal lo que dice el decreto. ¿Dónde está el problema». «En todo el proceso, quien decide es el médico: es el que determina si hay que operar, el que establece con qué prioridad (1 -demora no superior a 30 días-, 2 -a 90 días- o 3 -a 180 días-) y el que programa las intervenciones». Y concluye: «No hay agendas ocultas de pacientes. La transparencia es total, pero, por protección de datos, no vamos a facilitar listados de pacientes para demostrarlo».
«Vamos a cerrar el año con mejores datos que en 2023, seguro». Así de convencido se muestra Miguel Ángel Soria, que tiene la gestión de las listas de espera del SCS entre sus principales cometidos. Como técnico, defiende que «lo importante es que la gente espere menos tiempo». Y en ese sentido, cree que el plan de choque «está dando resultados», aunque el balance publicado tras el verano supuso un jarro de agua fría, perdiéndose el recorte que se había conseguido hasta junio. «Es lógico, porque son meses en los que la actividad se reduce», indica. A cierre de octubre, la lista quirúrgica estaba en 17.966 pacientes, la de consultas en 39.441 y la de pruebas en 36.427.
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