
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Pocos esperaban ayer la visita de Javier Maroto a Santander. Ni siquiera en su propio partido sabían que el vicesecretario de Organización del PP cogía ... en Madrid el primer vuelo de la mañana y aterrizaba en el Seve Ballesteros, por segunda vez en seis días, para enfriar los rescoldos de la semana pasada. La imposición de Ruth Beitia como candidata electoral desde Génova y el enfrentamiento abierto entre las direcciones regional y nacional han reabierto heridas que van más allá de las aspiraciones personales y políticas de los implicados. «La situación en Cantabria requiere un mimo especial», reconoció el propio Maroto a este periódico tras una ajetreada mañana en la que se reunió por separado con Beitia, Gema Igual y María José Sáenz de Buruaga en un margen de apenas tres horas.
La visita del dirigente popular sólo constaba en la agenda de la medallista olímpica. Tanto la alcaldesa como la presidenta del PP cántabro tuvieron que improvisar esa misma mañana para sacar unos minutos con él. La realidad es que Maroto sólo venía a reunirse con Ruth Beitia, pero una vez descubierta la cita, decidió dejarse ver con las otras dos mujeres fuertes del partido.
La sobreexposición de la semana pasada, unido al error que cometió en su primera entrevista, cuando equiparó el maltrato animal con la violencia de género, complicaron los primeros días de Beitia como candidata de un partido en el que sabe que no va a encontrar un respaldo incondicional. Ni ahora ni en los momentos más intensos de la campaña. Su oposición frontal a Buruaga y a su equipo durante los dos últimos años no facilitará el trabajo que tiene por delante para frenar a Miguel Ángel Revilla y el PRC. Todo eso lo sabe ella y lo saben en Génova, donde están dispuestos a hacer un esfuerzo para que Beitia aparque las dudas e inseguridades sobre su candidatura que les manifestó en una llamada de teléfono el pasado fin de semana.
Maroto insistió ayer en que su visita era para preparar las intervenciones de Ruth Beitia y Gema Igual en la convención anual del PP del próximo fin de semana, pero la cita en el Hotel Bahía con la exatleta también sirvió para subrayarle la confianza de Pablo Casado y aliviar esa presión de los primeros días. El vicesecretario de Organización negó que Beitia, durante la conversación, se hubiese quejado de la falta de apoyo por parte de la dirección regional y de la necesidad de instalar una gestora en Cantabria. Un organismo que estaría controlado por una persona de confianza de Casado –se habló en un primer momento de Diego Movellán, miembro de su Ejecutiva nacional– y que desbloquearía las relaciones entre el sector crítico que protege a Beitia y los mandos del partido en la región. Pero nada apunta a que Génova vaya a poner en marcha esta maquinaria, sobre todo después de que Buruaga y su equipo aceptasen quedarse en la dirección y frenar la escalada de dimisiones que se preveían la semana pasada.
Tras pasar unos minutos con Gema Igual en la Cocina Económica, Maroto se reunió en la sede de Joaquín Costa con la presidenta del partido, Movellán, María José González Revuelta e Íñigo Fernández. Un encuentro en el que Buruaga insistió en el error de haber escogido a la medallista olímpica como candidata. Una opinión que no parece compartir todo su equipo, ya que Movellán dijo ayer mismo que Beitia era «la mejor candidata». También debatieron sobre la estrategia de comunicación que deben seguir el partido y la propia Beitia después de la entrevista fallida de la semana pasada y que tuvo eco en todo el país.
La confección de las listas electorales es como el elefante en la habitación del proverbio norteamericano: el problema es grande, está allí pero nadie habla de él. Génova quiere una lista de integración e, incluso, el propio Maroto reconoció ayer que le «encantaría ver a Buruaga como número dos, pero eso lo tiene que ver ella». La solución, claro, no es tan sencilla. Tanto el sector crítico como la dirección regional se consideran autorizados por Pablo Casado para diseñarlas a su gusto, lo que en las próximas semanas provocará, casi con toda seguridad, más desencuentros en el partido.
El vicesecretario del PP esquivó, de momento, el asunto: «Todavía no hemos hablado de las listas». Quedan todavía tres meses para cerrarlas, tiempo suficiente para que Maroto necesite volver a Santander más de una vez. Avisando o sin avisar.
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