![Marroquí de 17 años, el perfil del menor no acompañado que llegará a Cantabria](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/09/06/migrantes-kLcF-U2201165446341yUE-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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El archipiélago canario vive la peor crisis migratoria en lustros. Solo en 2023 llegaron a sus costas 36.000 inmigrantes y a lo largo de este verano, cuando el Atlántico está más manso, el problema se ha acentuado. A la cuestión práctica de qué hacer ... con todas esas personas se une el conflicto político alimentado con cada nueva patera que llega a las playas. Muchos de sus tripulantes son menores no acompañados. Cantabria se ha comprometido a recibir a 29 de estos niños hasta finales de año, de manera escalonada y organizada. «Es la cifra que podemos asumir con garantías para atenderlos como es debido», afirma Carmen Arce de la Torre, subdirectora general de Infancia del Gobierno autonómico.
Detrás de este objetivo hay un trabajo previo de organización, una primera atención, que se desarrolla en los primeros meses en un centro específico y la planificación posterior que se realiza con el fin de que cada uno termine emprendiendo su proyecto vital. Son varias fases que comienzan, ineludiblemente, por una evaluación global del niño.
«El primer paso en los días posteriores a la recepción es la evaluación. Estamos hablando de evaluación sanitaria, psicológica, etc», detalla Arce. Para ello existe una residencia que está dedicada a esta atención inmediata. En total, Cantabria cuenta con 36 plazas para acoger menores extranjeros no acompañados (menas). Muchas de esas habitaciones están en la residencia, pero otras tantas se encuentran en dos hogares que sirven para la segunda fase, en la que se busca trabajar más en su independencia, la asunción de responsabilidades y la preparación para su definitiva emancipación.
La subdirectora general de Infancia, Carmen Arce, asegura que la cuota de menores que asumirá Cantabria es «admisible». «Peor lo tienen otras comunidades, como Canarias, Valencia, Baleares, Murcia o Madrid, donde van a estar sobrepasados». La solución, dice, no está en el destino, sino en el origen. «El Gobierno de Pedro Sánchez está haciendo una clara dejación de sus funciones», zanja. «¿Qué se ha hecho en Lampedusa que ya no hay migración?», cuestiona Arce, que opina que el trabajo debe centrarse en el país emisor para lograr políticas que ayuden a cortar estos flujos descontrolados.
«El tiempo que pasan en la residencia depende de las condiciones en las que llegan», explica Arce. Hay personas que no conocen el idioma y otras que, por su historia vital, han pululado ya por otras zonas de España y saben desenvolverse con habilidad. «Hay quien está enfermo y quien goza de una gran salud. Todo depende».
Tampoco es que haya mucho tiempo para trabajar con ellos, pues el perfil del menor que llega a Cantabria es el de un marroquí de 17 años. «Marruecos es el país emisor por excelencia. La mayor parte de los que llegan son de allí y tienen entre 16 y 18 años. Claro, con 18 años ya no nos corresponde su tutela», concreta la subdirectora de Infancia. Por eso el tiempo que estos niños pasan a cargo de este órgano del Gobierno de Cantabria es escaso. De hecho, a veces, apenas dura unos días. «Algunos se escapan porque, principalmente, no hay que perder de vista que España es la puerta de entrada a Europa. Algunos tienen planes de reunirse con familiares en otras ciudades del continente, o incluso en otros territorios de la Península», aclara Arce. «Hay que recordar que nosotros no podemos encerrar a nadie. Solo estamos aquí para tutelar, no para privar de libertad», incide.
155 menores extranjeros no tutelados ha atendido Cantabria en la última década.
1.433.605 euros ha recibido Cantabria para tutelar a los 29 menores que llegarán hasta final de año.
En los últimos diez años han llegado a Cantabria 367 jóvenes. De ellos, se han tutelado 155. Una de las principales cribas es la evaluación médica, pues lo primero es acreditar que, efectivamente, son menores de edad, algo que se puede comprobar mediante un análisis radiológico para testar la maduración ósea. Y aunque Marruecos es el principal país emisor de migrantes, también han llegado de Argelia, Camerún, Albania, Gambia, Mali o Costa de Marfil.
«La mayor parte de ellos provienen de zonas rurales muy deprimidas y su objetivo es encontrar un trabajo y comenzar a ganar dinero para tener autonomía», remarca la responsable de Infancia para desterrar el estigma que durante muchos años ha acompañado a estos migrantes. «No nos consta a día de hoy ningún expediente abierto en el juzgado de Menores a ninguno de los que han pasado por aquí», certifica Arce.
Lo más gratificante para los funcionarios es la última fase. Aquella en la que cada uno vuela para tomar su camino. «El trabajo que hacemos en los dos hogares es muy necesario porque allí ellos comienzan a ser más independientes, comienzan a compartir y a ser responsables de sus cosas, siempre tutelados, claro». El objetivo es su inserción en el mundo laboral. Son jóvenes que no tienen ningún tipo de preparación, por eso siempre se busca encontrar un equilibrio entre sus gustos y las posibilidades reales. Muchos encuentran trabajo en la hostelería o en la industria.
Los 29 chicos llegarán a Cantabria en las próximas semanas de manera paulatina, «permitiendo que podamos absorberlos para darles el trato que merecen». Una cuota por la que el Estado ha aportado a la comunidad un total de 1.433.605 euros.
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