Marta García difunde el tuit de Toni Cantó en el que pedía la dimisión de Arrimadas

«No tengo información. Cuando me siente con Félix y con Diego (Marañón) y tenga toda la información podré hacer una valoración justa y real. No puedo opinar de lo que desconozco. Se están dando explicaciones en Madrid a los barones territoriales. Cuando nos las trasladen podremos opinar, antes no». Esa fue la respuesta que dio a El Diario la diputada después de difundir el tuit. Estaba, justo, en el Parlamento. En el Pleno. Una cita de la que se ausentó, precisamente, Félix Álvarez (se retiró del orden del día lo que estaba preparado para su intervención) para asistir al cónclave del partido en Madrid. Ese del que Cantó salió anunciando que ya no volvería.

A expensas de que García aclare su posición (que deja abierta la puerta para todo tipo de interpretaciones), el movimiento fue la nota que navegó a contracorriente entre los pesos pesados del partido. García ya mostró en su día discrepancias con la dirección regional y no ha tenido reparos en mostrar en ocasiones su desacuerdo en el Grupo Parlamentario cuando no estaba conforme con alguna situación. Siempre, de hecho, lleva a gala que ella no es un político al uso y que su profesión es la ganadería.

Álvarez mandó durante el fin de semana un mensaje pidiendo calma a sus afiliados. Y, al menos hasta este lunes, consiguió mantener la nave sin excesivos sobresaltos. Porque hay muchos frentes abiertos.

Al margen de las valoraciones sobre las decisiones que se han tomado en Madrid en las últimas horas, la relación Cs-PP a nivel nacional no pasa por su mejor momento. Desde Génova ya daban por hecha la llegada de cargos municipales de Cs a sus filas. En Cantabria, el más 'apetecible' –por puesto actual y por proyección– es el alcalde El Astillero, Javier Fernández Soberón. Pero fuentes cercanas al edil confirmaron a este periódico que no ha sido tocado. Que no ha habido llamada. No sólo eso. Con la posibilidad de que PSOE, PRC e IU presenten contra él una moción de censura, Fernández Soberón está únicamente pendiente de su responsabilidad como alcalde y de la actualidad política de su municipio. «No se plantea nada», confirman en su entorno. A eso hay que sumar la calma tensa con esa posible moción de censura (y sus previsibles efectos sobre los acuerdos que Cs y PSOE tienen en Castro, San Vicente y Marina de Cudeyo). O con la posibilidad de que hubiera otro movimiento en Santander (con pacto PP-Cs). Álvarez dijo que el pacto en la capital no peligra y su hombre fuerte en el Ayuntamiento, Javier Ceruti, se ha limitado a decir que hará «lo que diga Madrid». Ni siquiera PRC o PSOE han mostrado un entusiasmo desmedido por poner en marcha un mecanismo para desalojar a Gema Igual del despacho de la Alcaldía.

Por otro lado, en la región tampoco ha trascendido que haya movimientos en la dirección opuesta. Es decir, ofrecimientos de alguno de los más de treinta concejales que logró Ciudadanos en las últimas municipales al Partido Popular ante los últimos acontecimientos. No constan (al menos, por ahora). En resumen, ni llamadas de los populares a los naranjas, ni ofrecimientos de los naranjas a los populares que se conozcan por el momento.

Es una buena tormenta y a Cs le coge todo en medio. Aunque la inestabilidad no es una desconocida para el partido en la región, pese a su juventud. En pocos años, ha atravesado por varias crisis internas. Las críticas de José López tras su derrota en las primarias ante Félix Álvarez o la dimisión en su día del propio Álvarez como cabeza visible del partido por no haber reconocido en un Comité Autonómico que sí hizo un contrato de un día al exdiputado Rubén Gómez como asesor del Parlamento. Y tampoco hay que olvidar la situación que vivieron en el hemiciclo Rubén Gómez y Juan Ramón Carrancio. Fueron elegidos como diputados por Cs y acabaron sin mirarse a la cara ni dirigirse la palabra. Hasta evitándose. Gómez siguió en Cs (llegó a tener asiento en el Congreso) y Carrancio se fue del partido, pero no del escaño (fundó Ola Cantabria).