Martín, el héroe espontáneo de Liencres

Es probable que cuando Martín Bárcena lea la palabra héroe en el titular gire la cabeza de izquierda a derecha en un gesto de desaprobación. No quiere que se le llame héroe, pero a cada cual lo que le corresponde. O lo merecido. Este joven cántabro de 35 años y profesor de surf desde hace siete en la Escuela de Valdearenas, se tiró al agua con lo puesto el pasado miércoles para ayudar a cinco bañistas que no podían alcanzar la orilla por las peligrosas corrientes de las playas de Liencres.

Eran las once y cuarto de la mañana y Bárcena estaba a punto de comenzar su jornada laboral. Los alumnos ya habían bajado al arenal junto a otros monitores y él recogía el material para la clase de surf. «Estaba en la furgoneta de la escuela cuando vi a cinco personas en una corriente pasándolo mal. Dos chicas de unos treinta, dos niños pequeños, de 10 y 12, y el padre de uno de ellos», cuenta a este periódico. Su primera intención fue avisar a los socorristas, pero el servicio de Cruz Roja no empieza hasta las once y media. En ese momento estaban llegando al puesto. «Dejé mis pertenencias a un chico que pasaba por allí y grité a un socorrista que me siguiera», explica.

Al entrar al agua, Martín vio que el padre y el niño de diez años tenían un paipo -«les grité que se mantuvieran agarrados y el socorrista fue a por ellos segundos después»-, las dos chicas estaban más cerca de la orilla y las pudo sacar sin problemas, pero al pequeño de 12 años «se le estaba llevando la corriente». Así que el profesor de surf se puso las aletas y nadó hasta el niño: «Cuando llegué estaba bastante asustado, cansado y empezaba a tragar agua». Bárcena, que también ha sido socorrista, actuó como lo ha hecho en otras ocasiones -«demasiadas», añade-. Trató de relajarle, preguntándole el nombre e incluso bromeando con él diciéndole que iban a «coger unas olas». «Creo que me dijo que se llamaba Roberto. Le sonreí y se tranquilizó», cuenta. Le costó. Las corrientes tiraban hacia dentro. Tardó siete minutos hasta la arena. ¿Miedo? «Más bien preocupación por el chaval, no quería que la cosa fuese a mayores, se estaba poniendo muy nervioso. Pero no tenía miedo, sabía que le iba a sacar. Es mi lugar de trabajo y lo conozco, los socorristas, los monitores y los surfistas saben cómo funcionan las corrientes».

Es de sobra conocido -para un cántabro- que el agua de las playas de Valdearenas y Canallave no es precisamente lo que se conoce como un 'plato'. Son arenales peligrosos. Lo advierte el cartel: 'Playa de fuertes corrientes y remolinos'. Pero para Martín la mar no es peligrosa, «somos nosotros». Se refiere al desconocimiento y la imprudencia de algunos bañistas, pero «son cosas que pasan, pequeños accidentes», dice.

Según el servicio de socorrismo de Cruz Roja, en lo que va de verano se han realizado 27 rescates en las playas de Liencres y 49 personas han tenido que ser evacuadas a centros hospitalarios.

A Martín, que también es docente, le cuesta sacar defectos a las playas de Liencres, su lugar de trabajo, pero «hay que tener cuidado» porque son peligrosas. Los bañistas no ven riesgo y las banderas, a veces, no se tienen en consideración. «La gente viene a bañarse a Cantabria y se cree que esto es un parque acuático», añade.

Los rescates en la zona son habituales y, según el surfista, «este año hay muchas corrientes». Sin embargo, Cruz Roja asegura que «no destaca por grandes variaciones en la mar». El 88% de las banderas desde el comienzo de la temporada en estas playas ha ondeado en color verde y amarillo y solo un 8% han sido rojas. «El problema es que en Liencres, incluso con días de bandera verde hay momentos en los que la marea tiene corrientes», señala Bárcena.

El profesor de surf aprovecha la comunicación con este periódico para restar importancia a su hazaña y alabar la labor de los socorristas de Cruz Roja: «Está siendo un verano muy duro y están trabajando muchísimo y lo mejor que saben». Los surfistas, «muchas veces criticados», también sacan a gente del agua.

El pasado lunes, 15 de julio, un joven de Valladolid perdía la vida en Canallave. Los socorristas le atendieron en parada cardiorrespiratoria en la orilla, según confirma Cruz Roja. No se pudo hacer nada por su vida. A Martín le resulta curioso que en Cantabria exista un programa educativo de la Consejería que aborda la peligrosidad en las playas, pero en comunidades vecinas, como Castilla León, no está implantado.

Bárcena recuerda que hace cinco años sacaron a dos matrimonios del agua. «Se habían ido dando un paseo por la orilla y al regresar se encontraron con una lengua de arena e intentaron cruzar a nado. Había una corriente y se quedaron atrapados», señala. Situaciones angustiosas que se pueden prevenir. «Aquí, en Liencres, he visto de todo», dice el héroe espontáneo.