

Secciones
Servicios
Destacamos
NACHO GONZÁLEZ UCELAY
Santander
Sábado, 9 de marzo 2019, 08:22
8M. Día de las Mujeres. De todas. De las que ignorarán la fecha y de las que no lo harán. «Cualquier decisión es respetable», dice ... silenciando su despertador, que la ha tirado de la cama a las siete de la mañana para enfrentarla a su rutina en un día nada rutinario. «Para mí es especial, desde luego, porque simboliza la lucha diaria por la igualdad».
Directa a la cocina, la chica prepara el desayuno si su chico, Lucho, no lo ha hecho ya, y, luego, cualquiera de los dos corre a levantar a Asier para ponerle en pie, vestirle y llevarle a la guardería.
«Nos repartimos las tareas de casa conforme a nuestras necesidades», explica ella, que no tiene queja de la implicación de él en el hogar. «Los dos vamos a la compra, cocinamos, atendemos al niño... Lo normal», precisa Gema Aizpurúa Peña, que además de esposa y madre es funcionaria de Correos y feminista, que no 'feminazi' porque para ella «ese es un término con el que se intenta denostar un movimiento que lucha por la igualdad».
«Yo la única agresividad que veo es hacia la mujer y es ahí donde pienso que tenemos que poner el foco», sugiere Gema, que considera que «aún siendo las mujeres protagonistas», en la consecución de ese logro «es indispensable la participación de los hombres».
Cartera rural hoy liberada para el ejercicio de funciones sindicales, Gema, que tiene 31 años (y medio), va a acudir a una cita temprana en un centro de trabajo en Maliaño. Después de eso irá al local sindical y a las doce, tras callejear en grupo banderola comisionista en mano, se sumará a la concentración prevista a las doce en la Plaza del Ayuntamiento, un aperitivo de la manifestación convocada por la tarde que la traerá buenos recuerdos.
«Para mí, el 8M del año pasado supuso un enorme paso adelante en la lucha por la igualdad de género. Se me pusieron los pelos de punta al ver a toda esa gente», dice Gema, que nunca vio algo igual.
«La visibilización del problema a través de aquella manifestación, que tuvo una gran repercusión mediática internacional, ha contribuido a los avances que se han producido este último año», cree la chica, que una vez acabada la concentración, y ya camino de su sindicato, donde hoy almuerza con todos sus compañeros para preparar la logística de la manifestación vespertina, desentierra una duda que la invade. «Es que... A ver si me sé explicar... Yo creo que vamos por el buen camino pero también creo que ese camino está lleno de contradicciones. Y así unas veces pienso que avanzamos y otras que retrocedemos». De manera que no sabría ubicar bien «en qué nivel estamos».
Un poco quemada por el uso partidista que los políticos de todo signo hacen del problema, Gema, que ya tiene a Asier de nuevo en su regazo, porque son más de las tres y media, rebusca en su interior las experiencias personales que, como mujer, le han hecho implicarse en la lucha por la igualdad.
«Cuando era más joven sufrí acoso sexual. En la playa de El Sardinero, donde vi a hombres mirándome y tocándose, y a la vuelta del colegio, en Menéndez Pelayo, donde me ocurrió algo similar».
También vivió un episodio parecido, aunque no tan sucio, cuando trabajaba de cartera en Madrid, ciudad a la que se marchó soltera en 2008 y de la que regresó casada y con un hijo en 2017. De por medio, nueve años de vida laboral en los que no ha detectado más discriminación que la que dice se puede observar en la misma medida en que uno va ascendiendo en el escalafón. «La población trabajadora de Correos es mayoritariamente femenina. Yo diría que ronda un 60%. Y en los mandos intermedios la representación es aceptable. Pero en la cúpula es casi inexistente».
Gema, que a estas horas de la tarde de otro día cualquiera estaría haciendo pilates o disfrutando de Asier -en la piscina, en el parque infantil o en Cabárceno- se acaba de incorporar a la manifestación junto a su marido y su hijo con una única consigna: «igualdad».
«Para mí, la clave está en la educación. Para conseguir la igualdad, además de visibilizar el problema, es muy importante la educación, pero aplicada desde la misma base, a la que hay que dotar de las herramientas necesarias para desarraigar cualquier actitud machista en cualquier ámbito», cree la funcionaria, que nada más terminar la 'manifa' se marcha para casa tan exhausta como Asier.
En la hora de la cena, Gema, que sólo pide tiempo para dedicar al libro que empezó pero no pudo acabar de leer, se reconoce satisfecha del trabajo hecho en un día especial que pronto dará paso a otro.
«Insisto. Creo que aún hay mucho que hacer en todos los ámbitos», dice la chica arropando a Asier y dejándose caer en el sofá con Lucho, ayer, como hoy y como mañana, un feminista más.
A medianoche, rendida, Gema se acuesta y apaga la luz para soñar «que nunca me veré relegada en el ámbito laboral por el hecho de ser mujer y que siempre seré la dueña de mi cuerpo y de mi vida».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.