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La mascarilla como uniforme. Una camarera recoge una consumición ante sus clientes, estos sin cubrebocas, en Santander. Javier Cotera
La mascarilla aguanta en el súper, pero no en los bares
Cantabria

La mascarilla aguanta en el súper, pero no en los bares

Cantabria se olvida de los cubrebocas en los locales de hostelería, pero su uso sigue siendo riguroso en las grandes superficies y muy extendido entre la mayoría de empleados

Javier Gangoiti

Camargo

Lunes, 2 de mayo 2022, 07:17

Hace dos años, cuando la mascarilla pasaba de ser un útil meramente profesional a un aliado inseparable de los ciudadanos, la gente ya hacía pronósticos sobre cuál sería su futuro una vez dejaran de ser obligatorias. ¿Prevalecería el miedo? ¿Las ganas de respirar como antes? ... Ese día llegó el pasado 20 de abril y, una semana y pocos días después, también muchas de las respuestas a aquellas preguntas. Los ciudadanos de Cantabria se van olvidando de sus FFP2 y protecciones quirúrgicas en la inmensa mayoría de salidas a la calle. El desayuno en el bar, la hora del vermú, las clases de la universidad, el instituto… Ni decir los paseos. Los vecinos que caminan al aire libre aún protegidos con sus cubrebocas son prácticamente una 'rara avis' del escenario pospandémico, una palabra esta última que todavía cuesta pronunciar. «Por si acaso», rezaba un santanderino este pasado viernes en El Sardinero, uno de los muchos, porque también los hay, que siguen portando la bandera de la prudencia en su día a día. Incluido el supermercado, donde ganan por mayoría.

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