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Un simple vistazo al monte cántabro basta para comprobar que no llueve desde hace tiempo. Demasiados días de sol, según los datos ofrecidos por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que certificó ayer que el pasado mayo fue el más seco desde que hay registros, ... y para eso hay que retrotraerse al año 1961. Caudales de ríos convertidos en pedregales, praderas áridas, el paisaje ha cambiado el verdor fértil por el pardo yermo; y todo esto tiene serias consecuencias en el sector primario. Ganaderos y agricultores, ahogados con el precio de los abonos, los piensos o el diésel, ven cómo la sequía los da «la puntilla». Y el Ayuntamiento de Santander se ha visto obligado ya a tomar agua del bitrasvase desde el pasado 1 de junio.
«Si no empieza a llover vamos a tener serios problemas con la escasez de forrajes. Puede suponer un desastre, sobre todo a partir del invierno próximo». La advertencia es de Jacobo Alonso, director general de Agrocantabria, que reúne a cinco de las más importantes cooperativas ganaderas de la región. «Si no llueve en los próximos días, va a ponerse la cosa muy complicada», añade.
Al sector le golpea la escasez de forraje, que no crece porque no hay humedad en la tierra. «Estamos recogiendo muy poco, mucho menos que otros años por estas fechas», lamenta Daniel del Pozo, responsable de la explotación Ecovaldeolea, con sede en la localidad que da nombre a la firma. «Necesitamos segar los prados y coger lo suficiente para poder hacer una mezcla con el pienso que resulte económica de cara a los meses que están por venir; y así no va a poder ser», declara. De lo contrario deberán comprarlo fuera y los precios están duplicándose.
La misma problemática se plantea en la cosecha de cebada y de trigo. Sin humedad en la tierra, no crece. «Ahora es tiempo de plantar el maíz. Yo tengo 26 hectáreas trabajadas y es importante que la tierra esté húmeda para que la raíz se expanda. Si no es así, la planta no va a madurar con fuerza», explica Álvaro Pereda, de la ganadería Arrabal SC, en Vioño, que cultiva el cereal para elaborar su propio pienso para alimentar a sus 200 vacas.
El contexto económico no lo pone nada fácil: suben los costes de los combustibles, con el diésel en máximos históricos; la invasión de Ucrania está causando estragos en el precio de los cereales, que se ha disparado más de un 40%, según cuentan los ganaderos cántabros... «Y si encima no llueve, hay que regar más; y además no vas a producir tanto como deberías, con lo cual esto es la puntilla que nos faltaba».
La preocupación de Ignacio Parraza, de Hortalizas La Colina, en Bárcena de Cicero, es que este tiempo amenaza también la rentabilidad de su huerta. Parraza se devana los sesos para cuadrar cuentas entre la oferta y la demanda. «Tanto sol y estas buenas temperaturas están elevando la producción de ciertos productos, como los tomates. Tenemos mucho género y esto conduce a una bajada de precios», asegura. Esto no sería del todo malo si no fuera porque el mercado cántabro tiene una capacidad de absorción limitada. «No podemos vender todo lo que producimos. Si sacamos mucho, vendemos lo mismo que antes; pero más barato. Y ahí está el problema», lamenta el agricultor.
Los efectos del cambio climático, sin duda, están detrás de este fenómeno; pero hay muchos matices. «No se trata de un calentamiento global, como popularmente se conoce a este fenómeno», aclara José Luis Arteche, delegado territorial de la Aemet en Cantabria. «Lo que ocurre es que vamos a asistir a fenómenos más extremos: tiempos de intensas precipitaciones, como ha sucedido en el invierno, o el pasado abril, y otros periodos que serán más secos de lo habitual». Este mayo sería uno de estos últimos.
José Luis Arteche
Aemet
Jacobo Alonso
Agrocantabria
Álvaro Pereda
Ganadería Arrabal SC
Basta con analizar unos cuantos datos para darse cuenta de ello. Uno bien llamativo es que Santander ya haya detectado niveles de captación del Pas que están por debajo de lo normal y que haya solicitado permiso a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico para hacer captaciones del pantano del Ebro. Esta petición se hizo efectiva el pasado 1 de junio, y la capital cántabra se abastece del Ebro desde entonces. Normalmente la petición llega a mediados de este mes, por lo que este año se ha adelantado quince días.
Más datos: este pasado mayo fue mucho más cálido de lo habitual. Registró una temperatura máxima de 32,9 grados centígrados, el día 21, en Cubillo de Ebro. Y hubo en total 210 horas de pleno sol -lo que en el lenguaje técnico se conoce como 'insolación'- frente a los 174 que suelen ser habituales en este mes. Lo peor es que no hay visos de que el problema vaya a solucionarse. No al menos en el corto plazo. «Según nuestros modelos, las próximas dos semanas van a mantener la tendencia de tiempo seco y cálido», avanza Arteche. Así que la preocupación del sector primario continuará.
La otra cara
El clima cántabro está cambiando, cada vez es más seco y caluroso, y lo que sin duda supone un trastorno para ciertos sectores se ha convertido en una ventaja para los viticultores. «Este clima le viene de maravilla a la uva. Nos está favoreciendo mucho. A nada que llueva en los próximos días un poco, servirá para que el fruto hinche y tengamos una buena cosecha», cuenta Mikel Durán, de Bodegas Vidular (Bárcena de Cicero). Ya hay productores de Castilla y León que han comenzado a plantar en Cantabria
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